lunes, 26 de julio de 2010

El martirio de las cosas y las almas. Una madrugada de Julio de 1936.


Por Santiago y Santa Ana, cada año, nos contaban cómo fue la madrugada terrible en que quemaron la Iglesia. Todavía se celebraba en la Parroquia la Vigilia de Desagravio, con el Señor expuesto en la Custodia hasta el alba del día de Stª Ana, que se celebrara una Misa votiva. Mi padre, que era de la Adoración Nocturna, se pasaba toda la noche velando por turnos. Él, mi padre, nunca nos contó nada, ni una palabra de todo aquello que pasó, como si una reserva de tristeza y dolor muy hondo le velara la memoria, voluntariamente. Eran mis tías quienes nos contaban la trágica historia, tal y como ellas la recordaban.

Desde el 18 de Julio, en cuanto se conoció el Alzamiento de Queipo de Llano en Sevilla, el pueblo estuvo sometido al capricho y las amenazas de una especie de improvisado concejo popular. Fueron casa por casa recogiendo los aparatos de radio, para que nadie pudiera oir las noticias. Iban con armas, y mandaron tener todas las persianas levantadas, dia y noche.

Algunos de mis tios y otros familares y amigos de casa que no pudieron escaparse a Sevilla, estaban amenazados de muerte. El miedo y la aprensión eran constantes, de día y de noche. Entraban en las casas y registraban todo, buscando armas; al que le encontraban una escopeta se lo llevaban detenido. Las mujeres sujetaban a los hombres para evitar desgracias, y al final todos se callaban sin responder a las provocaciones. Se esperaba que pronto llegaran la tropas desde Sevilla, y liberaran al pueblo. Aquellas dos semanas se hicieron interminables.

La Virgen, la imagen de la Asunción, estaba en Sevilla desde Marzo. Aprovechando que cubrían el Altar Mayor para la Semana Santa, una madrugada fueron abuelo Emilio, tio Antonio, tio Enrique y los primos Pepe y Eduardo, bajaron a la Virgen del Trono y la envolvieron en unas mantas y una funda de lienzo que había cosido expresamente abuela Antonia; Maqueda el cosario estaba avisado, esperando con su camioneta en la puerta de detrás de la Iglesia, la que daba al barranco del Palacio. Cuando les detuvieron en la barrera entre la barca-puente y la Estación, contaron que llevaban a arreglar unos roperos y un par de arcones, y así pudieron llegar con la Virgen a Sevilla, donde estuvo escondida en casa de tía Rosario hasta que pasó todo.

En la Parroquia no había culto. Tampoco dejaban tocar las campanas, y los entierros los llevaban derechos al cementerio. Don Jerónimo, el cura, había trasladado en secreto al Santísimo a casa de unas beatas de confianza, las Niñas Pisolas, en la calle Ejido. El sacristán y él se pusieron unas enaguas y unos mantones que les llevó una de las Pisolas, y los tres salieron una tarde, ya oscurecido, por la puertecilla de la Sacramental.

Se corrió la voz de que los del Frente Popular querían "dar un escarmiento" a la gente de derechas. Se hicieron tres propuestas y echaron suertes tres veces, metiendo en la gorra de uno de los del comité tres papeletas. Y las tres veces salió el mismo papel con la sentencia escrita : Quemar La Iglesia .

El dia de Santiago fue de los de más calor de aquel verano. Entonces se cenaba temprano, y a eso de las diez de la noche estaban todos los de casa en el patio, con la luz apagada, rezando el rosario. De pronto empezó a sonar el esquilón de la Parroquia: - ¡¡¡ Tan, tan, tan, tan tan, tan, tan...!!! Las mujeres se taparon la cara y se echaron a llorar, y los hombres apretaban los puños hasta hacerse sangre. Mi abuelo Emilio se asomó a puerta y volvió diciendo que había gente del comité con escopetas por la calle.

Subieron a la azotea, y se veían llamas al pie de la torre, y un humo negro, y el aire traía olor a incienso, y se oían como unas trompetas, que eran los tubos del órgano, que los habían arrancado y los soplaban dando trompetazos. Estuvieron en la azotea por lo menos dos horas, mirando llorando horrorizados la torre, que se iluminaba con las llamas; las campanas dejaron de tocar porque se les rompieron las sogas, y les disparaban con las escopetas y los fusiles desde abajo. Los mayores se quedaron toda la noche velando, aquella madrugada de Santiago a Santa Ana de 1936.

Poco antes de amanecer, tio Enrique fue a pedirle a Currillo el de la Rubia la barca para cruzar el rio y dar una vuelta a las viñas, porque tampoco dejaban a los hombres salir al campo. Pudo cruzar el rio a la altura del cenagal. Desde la casilla de los guardas se veía todo el barranco con los restos destrozados de los altares. Había muchos restos medio quemados, y algunas columnas de retablos que rodaron hasta la mitad del terraplén y no cayeron al río.

Cuando volvía de las viñas, tio Enrique vió flotando algo en mitad de la corriente. Parecía una persona, creyó que era un ahogado y se acercó con la barca; asomaba un brazo del agua, tiró y era el Cristo de San Felipe, sin la cruz, la imagen del Señor con un brazo sólo, porque el otro se lo habían arrancado. Como pudo, lo sacó y lo metió en la barca.

Dejó la barca amarrada en la maroma de la Alameda, se echó el Cristo a cuestas y tiró por la calle de la Plaza, que como era todavía muy temprano no había nadie. A mitad de la calle salió la prima Asunción, que lo había visto venir desde su casa:

-"¡Chiquillo, chiquillo, Enrique! ¡Que te van a matar como te vean! ¡Éntrate aquí!..."

Y le abrió el portón del zaguán, cerraron y subieron entre los dos al Cristo al soberao, y lo taparon con una lona y unas espuertas, para disimular por si venían a registrar. Fue un milagro, porque nadie vió cuando recogieron al Cristo y lo metieron en casa de tia Asunción.

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(en la foto de arriba, el Cristo de San Felipe en la actualidad).

Así, más o menos, eran la historias que nos contaba mi tia Flora, la esposa de tio Enrique, el que recogió al Cristo del río. Algunas veces se acordaba de algún detalle más, y otras éramos nosotros quienes le preguntábamos por algo. Poco a poco nos aprendimos los "capítulos" de aquellos terribles días. Si era tia Flora la que narraba, lo hacía gesticulando, con la cara, las manos y los ojos. Si eran mi tia Asunción, o tía Rosario, se resistían porque al contar algunas cosas rompían a llorar, se emocionaban, y no podían seguir.

Ahora, con los años, me doy cuenta de detalles, pequeños detalles que enriquecen aquellas historias. Por ejemplo, no se contradecían, ya las contara mi abuela, o mis tías, u otra gente de la familia o de confianza. Después, he ido buscando expresamente otras informaciones, en casa de algunos amigos, preguntando a sus padres lo que recordaban, y a sus abuelos, si todavía vivían. Y todos contaban lo mismo, con otras anécdotas, pequeñas historias personales o familiares, pero la misma gran historia de aquella noche trágica y sacrílega y los días que le siguieron.

La Parroquia quedó arrasada. Un edificio grande, de tres naves, con retablos preciosos, una imaginería admirable y cuadros de gran valor. Todo arrasado. Arrancaron los retablos, los despedazaron, quemaron imágenes, cuadros, ornamentos. Las piezas de platería desaparecieron, nunca se supo si las echaron al fuego y se fundieron, o si alguien las sustrajo y las sacó del pueblo. Siglos de fe, devoción y belleza consumidos en unas horas de odio contra Dios y sus cosas.

El párroco, Don Jerónimo Ramos, se salvó porque una famila amiga lo tenía escondido en las cuadras; desde el ventanuco del pajar pudo contemplar conmocionado el dantesco espectáculo. Se conserva un relato que dejó escrito, con "su" historia, la misma terrible historia.

Cuatro dias después, el 30 de Julio, una columna del ejercito al mando del Comandante D. José Gutiérrez Pérez y el capitán Don Gonzalo Briones, tomó el pueblo, sin apenas resistencia. Los que eran valientes contra Dios se escondían y huyeron, o fueron víctimas de la represión justiciera de las armas. A algunos los defendió el mismo sacerdote al que habrían fusilado si le hubieran tenido a mano.

La guerra siguió, con toda su secuela de fantasmas de vida y de muerte. Uno de los momentos más tremendos fue cuando llegaron las noticias de las matanzas de Lora del Rio, donde murió un familiar muy querido, el tio Paco, Don Francisco Arias Rivas, arcipreste y párroco de Lora del Rio, salvajemente vejado, atormentado y finalmente asesinado. Contaban que lo enterraron todavía vivo, y que desde la improvisada fosa donde le echaron sin rematar, cuando le cubrían con paletadas de tierra, tuvo fuerzas, las últimas fuerzas sacerdotales, para sacar la mano y dar la bendición a sus verdugos. Contaban también que uno de ellos se la cortó de un machetazo. El sucinto informe que remitió el párroco sucesor por requerimiento del Arzobispado, impresiona por todo lo que se supone que hay detrás de las timoratas y contenidas palabras:


"...ambos sacerdotes (el arcipreste y el coadjutor) fueron fusilados en las primeras horas del día primero de Agosto del próximo pasado en el Cementerio de San Sebastián de esta Villa, habiendo sido enterrados en este mismo lugar, ignorando si vivos o muertos, así como también las demás circunstancias que pudieron ocurrir en dicho Cementerio...que en la prisión en que también se hallaban los testigos, recibieron los refereridos sacerdotes toda clase de insultos y vejaciones, de palabra y de obras, obligándoseles a limpiar lugares destinados a la inmundicia humana, barrer, regar, trasladar tierra de un lugar a otro, y otras cosas parecidas con el sólo objeto de escarnecer la dignidad personal y sacerdotal de los mismos, pues para hacer estas cosas eran preferidos a los demás presos...demostraban mucha resignación, dirigían a los demás palabras de consuelo, y muchos de los presos confesaron con ellos en los días y horas que precedieron a los fusilamientos..." cfr. La Persecución Religiosa en la Archidiócesis de Sevilla. José Sebastián y Bandarán y Antonio Tineo Lara; parte IIª pp. 91-92. Sevilla 1938. Editorial Sevillana.

A medida que pasaban los días iban llegando otras terribles noticias de amigos y gente conocida, también asesinadas atrozmente en Constantina y Cazalla de la Sierra.

Las almas de los muertos quedaron en Dios. Lo perdido nunca volvió, las cosas tampoco. Pero todo lo que se pudo se rehizo, todo lo recuperable se recreó.

El retablo del Altar Mayor se pudo reconstruir en parte porque se recuperaron algunos elementos de talla e imaginería, que se reintegraron en otro retablo antiguo procedente de un convento exclaustrado de Carmona, cerrado al culto, que la Hermandad de la Asunción consiguió que se le cediera después de trabajosas demandas. Fue una tarea ímproba, muy laboriosa. Las mujeres (las que podían) entregaron sus alhajas de oro para que un equipo de batihojas, que la Hermandad trajo al pueblo expresamente, labraran el pan de oro con que se tenían que dorar las piezas nuevas del retablo, o re-dorar las antiguas que se iban restaurando. Aunque parezca mentira, un año y nueve meses después de la sacrílega destrucción, el 10 de Abril de 1938, se bendijo el nuevo retablo del Altar Mayor, tan suntuoso y magnífico que era hasta unos metros mayor y más alto que el profanado y destruído, de igual estilo, hermosamente barroco, en cuyo centro volvió a resplandecer la imagen gloriosa de la Virgen Asunta. Un milagro de la Virgen, la Asunción Gloriosa, y un logro del tesón de mujeres y hombres que por encima de las lágrimas de sus penas supieron anteponer la gloria de Dios.

En el año 1952, el jesuíta y escritor mexicano p. Ramón Cué Romano (un "mito" entre los personajes, pregoneros y publicistas de la Semana Santa de Sevilla) prologaba un libro-reportaje editado por la Hermandad de Ntrª Srª de la Asunción de Cantillana, y prefirió, más que un prólogo de presentación al uso, componer un poema dedicado al dramático episodio de la destrucción del Altar Mayor. Con mucho sentido, lo tituló "El Martirio de un Retablo":


I
El Motín

¡Al río, al río, al río!
!Que ruede todo el Retablo
roto en añicos al río!
(No está acabado. Le falta
muerte, tortura y martirio).

¡Que descuarticen sus miembros!
¡Que decapiten su brío!
¡Que lo quemen en la hoguera!
¡Que lo ahoguen en el río!

- "¡Aquí estoy!", dijo el Retablo.
Atleta gigante erguido.
- "Aquí estoy, por mi Reina
iré al martirio.
Pero ¡que nadie la toque!
Por ella muero ¡ y lo exijo!

Y alzó su musculatura
de fustes en desafío...
La Princesa, con pié incólume,
pisó fuego, odios, cuchillos...

II
El Asalto

Y se abandonó el gigante
a los enanos mezquinos...
Fue cómplice del asalto,
y aguantó - torre y castillo -
las escalas que apoyaron
sobre su ancho pecho altivo...
Sogas, hachas, garfios, sierras
lo descuartizaron vivo.
Cascadas de miembros rotos
- fustes, frontones, racimos -
sembrando el suelo de llagas
y la brisa de quejidos...
mientras que por cada herida
los rotos miembros polícromos
daban su ofrenda de sangre
de oro viejo en chorros líquidos...
¡Qué invisible charco de oro
en aquel cruento martirio!

III
El Rio

¡Al río, al río, al río!
¡Que ruede todo el Retablo
roto en añicos al río!
El verdugo quiso ahogarlo,
el Guadalquivir no quiso.
En sus hombros de cristales
lleva incólumes, en vilo,
las reliquias mutiladas
del martirio...

De nuevo va sin hundirse
San Pedro sobre el abismo.
Santiago duplica conchas
en sus hombros peregrinos.
Entre los juncos del agua
van Apóstoles floridos
con nuevas barbas fluviales
¡hoy pescadores de río!

Los fustes desentumecen
su secular porte rígido.
Las columnas salomónicas
desenroscan sus anillos,
sierpes de oro sobre el prado
- del agua entre ángeles niños -
entre guirnaldas de espigas,
alas rotas y racimos...

De Cantillana a Sevilla
el agua es Retablo líquido;
engarzados entre esmaltes
van los miembros doloridos...

Y en medio de la corriente,
- la luna llena lo ha visto -
con sus dos brazos abiertos,
acostado en su navío,
leves de espumas los flancos,
bogaba un Cristo dormido...
¡De Cantillana a Sevilla
es retablo todo el río!

IV
Resurrección

¡Al río, al río, al río!
¡Pescadores del Retablo
a recoger sus añicos!

Se alzó el Atleta chorreando
cristales de su bautismo.
Llevaba al río en sus brazos,
entre sus miembros fundido.
Erecto bajo la bóveda,
el retablo no es el mismo:
es el Río puesto en pie,
cuajado en oro macizo,
con estrellas, con espumas,
con lunas, juncos y lirios;
con aromas de azahares
y hojas plateadas de olivo...

Y en medio de la corriente
- alas llevando el navío -
¡la Asunción de Cantillana
sube al Cielo desde el Río!

¡Al río, al río, al río,
que se nos va la Señora
por la corriente del Río!

Ramón Cué, s.j.

foto 1: El Altar Mayor adornado para la Novena de la Asunción en Agosto de 1933


foto 2: El Altar Mayor después de la profanación y la destrucción de los marxistas en Julio de 1936




foto 3: El Retablo restaurado y renovado en Abril de 1938, pocos días después de su bendición



foto 4: El Altar adornado para la Novena de la la Asunción, en Agosto de 1963



foto 5: Imagen de Ntrª Srª de la Asunción.


Una pequeña "epopeya", tan emocionante para los que la vivieron, y lo mismo para los que la recibimos como una memoria, un testimonio de fe, de fortaleza, de voluntad resistente. También de victoria.

Todo sucedió en Cantillana, provincia de Sevilla, el pueblo de mi familia, mi pueblo, aunque hace años que ya no vivo en él. Allí tenemos todos cuna y sepultura, pila y altar. Todos estamos ligados por hechos y sentimientos que trascienden lo familiar y se transmutan en Misterio. La Virgen, la Asunción, es nuestro centro de atracción más definido, una verdadera "pasión" que nos levanta, nos arrebata, nos "sube".

Cuando recordamos, no estamos haciendo memoria, sino que vivimos y re-vivimos, sintiendo la raiz de sangre y de alma que nos nutre, que nos reconforta, que nos fija a la tierra de nuestros mayores y nos hace crecer hacia arriba: La Asunción, ser "asuncionista", es una "espiritualidad" que nos hace sobrevivir en este mundo y nos alienta a subir a la Gloria.

p.s. Por incuria de los SS. Arzobispos y la mala voluntad de determinados elementos influyentes, la Archidiócesis de Sevilla es de las pocas de España que no ha incoado ningún expediente de beatificación-canonización de ninguno de los Sacerdotes, clérigos y seglares Mártires, victimas de la persecución anti-católica desencadenada por las autoridades y las hordas republicano-marxistas en aquel memorable verano de 1936.


+T.

domingo, 25 de julio de 2010

Cajasur ya no es del Sur


Es como una letra de cante jondo, del estilo de aquella soleá que canta "Tu calle ya no es tu calle / que es una calle cualquiera / camino de cualquier parte". Pues lo mismo, pero con letrilla alusiva a Cajasur que no es del Sur.

Y la verdad que es una desgracia digna de cantarse con una soleá tener que irse de Sierra Morena a las Vascongadas, a aquellos lares ikurriñeros, tan maleados, tan poco receptivos, con tan mala sombra y tan mal fario. Las cosas. Y las desgracias, que nunca vienen solas.

Porque todo esto es fleco de desgracia de la desgracia mayor de la crisis, que en cinco años ha barrido como una secuencia de Lo que el viento se llevó el gran escenario de Castillejo, el canónigo-cacique de Cajasur. Y digo "cacique" sin ofender, que todavía hay caciques de mucho rumbo y tronío, como los del tiempo de Cánovas y Sagasta, regentando su cachito de poder dentro del poder, que valen muy bien para hacer grande a una capital y su provincia. De ese estilo de cacique hablo, no del caribeño.

Lo que pasa es que el caciquerío mayor y más extenso e intenso es el del partido, el del psoe del Chaves (no el caribeño, el de aquí, el que Zp hizo ministro de no sé qué para sacarlo de su finca, que tenía las cuadras como las de Augias). Y con eso no ha podido la hacienda de Castillejo.

La Iglesia cria cochinos que luego le roban. Es una especie de perpetuación en un bucle político-temporal de la Desamortización de Mendizábal, mutatis mutandis. Se cria el guarro, se le ceba bien cebado, y cuando está gordo y hermoso, viene el ladrón y se lo lleva, listo para la matanza.

Del cerdo ibérico de Cajasur sacarán buenas mantecas, buenos chorizos, su buen lomo, chuletas, costillitas, manitas, careta, pectorejos, tocino, magro, morcillas, dos paletillas y dos buenos jamones. Lo mejor se quedará en casa, en casa del dueño; pero a la familia y los compromisos se les manda algo, alguna labor de matanza, para que prueben y disfruten. Estas faenas caseras crean mucha liga, hacen familia y rubrican compadrazgos. Así ha sido siempre, de toda la vida.

Lo que pasa es que la gente corriente, los que no estén en el ajo, nunca se enterarán de quienes se comen la matanza. Eso no se sabe porque no conviene. Se supone, pero nada más.

Quien recalque que todo ha sido por mala gestión de los canónigos y los curas, o no sabe lo que dice, o está tapando, por él sabrá qué causa, la espuerta del matarife.

Entre Despeñaperros y Tarifa, hace 30 años que todo se mueve y se remueve por la misma mano, mejor dicho, puño. Y cuando se da la casualidad de que los puñeteros mandan en la Bética y en la Moncloa, lo que pasa pasa y ha pasado es porque se ha querido que pase. Y chitón, que viene el guarda. Y vamos a otra que esta no ha valío. Y ya está dicho tó.

Y así.

¿Que somos tontos, que los curas con montesdepiedad y cajasdeahorro no saben no contestan? Pues sí y no. No porque los curas no son tontos; y sí porque no sabemos lidiar con esos hijos de las tinieblas que son más sagaces que los hijos de la luz, dice el Señor.

Al Señor, por otra parte, no le debe gustar mucho que su gente, su clero, se meta a ejercer oficio de quasi-publicano, porque el camino es a la inversa: De Leví el Publicano a Mateo Apóstol-Evangelista, no al revés, las cosas como son.



Hace poco más de un año escribí un articulete comentando la mala impresión que me daban y lo poco que me gustaban los hombres de clergyman en Cajasur, conque, por ese particular, me alegro: Ya no hay calonges en el consejo de administración, ya pasó. Pero maldita la gracia que me hace que el pan de los cordobeses se lo lleven a las tres provincias renegadas de las Vascongadas. ¡Castigo de Dios! Como María de la O, ¡mardito parné!

Pero que no digan las malas lenguas que es por curpita de los curas, que las culpas todas, de Despeñaperros a Tarifa, hace 30 años que son de los mismos. Y sólo de ellos y de náide más.

&.

viernes, 23 de julio de 2010

¿Qué es peor, codearse con un capo mafioso o alternar con un ministro (o ministra)???


De vez en cuando noto que estoy vivo, activo y reactivo, por cierto tic inconformista impolíticamente incorrecto que me aflora incontinente, como un estornudo estruendoso. Esta vez ha sido por un articulete que informaba del rapapolvo que un obispo calabrés le había echado a sus diocesanos mafiosos. Nada más leerlo, tanto el artículo como la noticia me han chocado un petit peu. Y el obispo - sin tener el disgusto de conocerle - lo mismo (n.b. A los no habituales les informo de que sólo siento predilección por una especie de obispos: Los Mártires (preferentemente los ya martirizados)).

La Mafia, la Camorra, la 'Ndragheta y demás sociedades afines son, en cierta manera, estados dentro del estado, pero en formato sui generis en vez de en formato político. No sé si me aceptarán esta tesis, pero la tengo por suficientemente válida. Y soy consciente de que es políticamente incorrecta. Incluso sumo un grado más a la incorrección y digo: Que a la clase política en general le va cantidad alternar con mafias & cía cuando conviene. Y conviene mucho. Muchas veces. A todos. No justifico nada. Pero no me trago bolas.

La maldad de una sociedad que vive y sobrevive a costa de sórdidas actividades criminales es evidente. Pero, en comparación, el "crimen puro y neto" de las mafias, camorras, 'ndraghetas, tríadas chinas y demás equivalencias me parece menos malo, por ejemplo, que la peste etarra o cualquier otra canallada político-terrorista de las que son y han sido. Un bandido que mata es distinto a un fanático político-criminal. Por ejemplo, un Don Corleone tiene más dignidad (y la merece) que una rata etarra (y sus padrinos políticos). Hasta en el crímen hay clases, noblezas y aristocracias. Como entre los demonios, aunque a la postre todos sean diablos y agentes del mal. Pero conviene no obviar matices, diferencias, distingos. Porque los hay, me parece evidente.

Dando otra vuelta de rosca, pregunto: ¿Qué mancha más, que es más sucio, pedir un favor a un mafioso o hacer un favor a un etarra? ¿Qué es más pecaminoso, disimular a un capo o esconder a un terrorista? ¿Qué tiene más delito, arreglar una cosilla con la 'Ndragheta o pactar un arreglo con un vasco criminal-nacionalista y/o su partido y/o sus organizaciones???

Porque también ha sido noticia hace poco que en Loyola, la cuna de San Ignacio de idem, los perros habían pactado con los lobos una "solución"; lean aquí la oscura historieta, una entre mil, sólo un capítulo más de la ya demasiado larga saga lasciva de los hijos de perra con los cachorros de loba. Pero lo más nauseabundo de la noticia es la cobertura dada al contubernio por los rr. pp. de la Compañía, con conocimiento y asentimiento, según parece, hasta del mismísimo reverendísismo p. prepósito general. Ellos dirán que es un servicio a la paz, yo les diría que no se puede militar bajo dos banderas, hay que escoger: O la del Rey Eternal, o la de Lucifer (cfr. Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola, nº 136-142).

¿Qué dirían ustedes? Todo malo, todo turbio, todo podrido y apestando. Pero, así y todo, nadie se mete con esos, ningún obispo se lanza a recriminarles la acción como el obispo de Calabria con los feligreses de la 'Ndragheta. A esa mala gente, a esos repugnantes "dialogadores" de Loyola, nadie les chista. Nadie. Y seguirán, como han seguido hasta ahora. Y sin desdoro, sin despestigio, mácula o baldón para sus respectivas honras (es un decir). Al contrario, en ciertos círculos, peñas, clubes y logias, estos profesionales dialogantes del crímen político son apreciadísimos, piezas de inestimable valor.

Pero demos una vuelta más al tornillo. Miren ustedes la foto (pongo esta porque es la más vista y porque son dos personajes de primerísimo y significadísimo rango). Mírenla:



Una foto simpática, natural y espontánea, casi contagiosa de la risa. Pero ¿y si el de la foto, en vez de Bono, fuera Don Vito Corleone? ¿Qué pasaría, qué se diría, qué reacciones provocaría entre propios y extraños, nacionales e internacionales si el retratado junto al Emmº y Revmº Cañizares en vez de Presidente del Congreso fuera Capo de la 'Ndragheta? E insisto: ¿Acaso es peor compañía para reir, mancha más reir con un Don Vito que con un Don Bono? Y hablando de manchas, arrugas y demás, ¿qué opinaron Uds. de esta otra foto, tan comentada en su día?



Sí, sí, sí. Si yo lo entiendo todo y sé que es diplomacia, fina y florentina diplomacia vaticana, tan exquista e históricamente decantada y depurada. Si yo eso, todo eso, lo sé. Pero, a pesar de saberlo, me siguen afectando estas cosas, estas imágenes, estas estampas, estas fotos. Estos encuentros. Estos alternes. Estas relaciones. Yo lo comprendo todo. Pero el vómito es incontrolable, no se contiene. Sorry.

¿Tiene arreglo, cabría alguna mejoría?

Ayer me contaron una anecdota, que les cuento: Los de siempre, los pperos y los comisarios hazteoires de la peña sevillana, convocaron hace unos días una manifestación protestantiva por los 25 años de aborto criminal y legal en España. De reina de la fiesta, con toda su escenográfica dignidad, iba el primero y protestaba con toda su representativa protestantividad el jefezuelo ppero sevillano, un tal J.I. Zóido.

Pues ocurrió que en mitad del paseillo protestantivo se le acerca un joven sevillano, muy bien arreglado, de correctísimo look pijo-irreprochable, le tiende la mano a Zóido, ambos se sonrien y confraternizan cordialmente etc. Y en esto, el joven le dice al líder ppero:

- "¡Un éxito la manifestación! ¡Enhorabuena, Zóido! Porque 8 años de esos 25 son del PP. No se te olvide, Zóido, que a mí no se me olvidan: ¡Ocho años de abortos en España han sido posibles gracias al PP!"


Por lo visto, la sonrisita se le encarajotó en la cara al jerarca ppero, que no sabía, no contestaba. Y dos gorilas de corps quitaron de enmedio, expeditivamente, al joven incordiante con su verdad por delante.

Cierro con esta anécdota para poner en el paredón al tercero en discordia, no vaya alguno a pensar que sólo son malos los etarras, y los psoeros, y los de la ceja, y nadie más.

Yo no sé a cuántos infelices matarán cada año la 'Ndragheta, los pistoleros de la Mafia o los de la Camorra. ¿Pero saben Uds. cuántos inocentes concebidos son asesinados "legalmente" en España, y en Europa, y en el Mundo? ¿Y reconocen ustedes a los autores/promotores/ideadores de esos asesinatos, los políticos que con expresa voluntad o tácita aquiescencia, por activa o por pasiva, actuando o dejando actuar, han sido o son los culpables políticos/legales de esos crímenes? ¿Y toleramos, soportamos, consentimos, nosotros los católicos, que un Obispo, que un Cardenal, se codee con ellos, con foto-sonrisa y todo? ¿Y no pasa nada? ¿Y todos contentos?

¿Y si fueran de la Mafia, la Camorra o la 'Ndragheta los que salieran en esas fotos con esos prelados?

No sé si me explico.

Tocante a la Iglesia, hay que distinguir bien entre relaciones necesarias y relaciones incompatibles. No es lo mismo que el Papa reciba a, supongamos, el presidente Obama, que sería un acto formal, necesario para la Iglesia en cuanto necesita una presencia reconocida y garantizada en los paises, naciones y estados; o que la Santa Sede mantenga abierta una nunciatura en Cuba, o una delegación diplomática en China. No es eso lo mismo que ver o saber en relaciones abiertamente sociales a un cardenal, o un obispo, con un político pro-abortista, o con un ministro de un gobierno declaradamente laicista y anticatólico. No es lo mismo. Como decía, hay cosas necesarias, ineludibles, y otras incompatibles, absolutamente prescindibles. Así como son distintos y hay que distinguir los foros oficiales donde se tratan asuntos oficiales de los los foros sociales en los que se hace vida social.

Y más todavía: Hay que distinguir personas de personas en los momentos y lugares en los que se celebra la Fe. ¿Me siguen ustedes? Me refiero a que en la España en la que se dan órdenes ministeriales para laicizar todo, y se quitan crucifijos, y los ministros y las ministras no juran, y se suprimen tradicionales actos religiosos por mor de una supuesta no-confesionalidad del estado (que es de hecho un muy agresivo laicismo oficial), en esta España neo-pagana no se puede por la mañana ser laicista según la legalidad vigente y por la tarde presentarse con vara de plata a presidir una procesión, o a asistir a una Misa, o a celebrar con todas las galas la fiesta del Santo Patrón del lugar.

p.s. Post Scriptum breve y a modo de moraleja para el obispo de Calabria & cía: Que es muy valiente meterse con la 'Ndragheta, Monseñor, es verdad. Pero con los otros ¿cuándo? ¿A que no? ¿A que seguiran los divertimentos? ¿A que siempre habrán fotitos de esas con esos (y esas)???

p.p.s. Otra cosa, que se me olvidaba: Por supuesto, sería preferible, un mafioso piadoso que un masón impío, porque del primero todavía se podría esperar conversión, pero del segundo sólo se podrán temer maldades. Las cosas como son.

p.p.p.s. Quizá por eso el obispo de Calabria les ha dado cañazo a los 'ndragheteros, a ver si alguno deja el mal negocio y se decide a llevar mejor vida (para él mismo y para los demás). A lo mejor.

p.p.p.p.s. Un detalle más: Ustedes, inteligentes lectores de este articulete, ¿cómo entienden, juzgan y valoran las últimas declaraciones del Cardenal Rouco sobre la "obediencia debida"? Porque yo, escribiendo esto que escribo, no sé muy bien qué decir, la verdad.



+T.

domingo, 18 de julio de 2010

Calores, sudores, pudores (II)


Me permito una re-versión del tema, como en Julio del 2009, dadas las circunstancias termométrico-estivales, como desahogo redaccional, que dicen que calma; y repito con variaciones lo del verano pasado sobre lo mismo, en casi las mismas incordiantes circunstancias de calor, sudor y pudor.

Esta tarde, a la hora de Misa, el sol que quemaba la esquina de la botica era quasi argelino. El reloj del letrero de la farmacia marcaba un poco menos de las 8 pm, que son en horario solar real casi las 6 pm. La temperatura, que también la marca, no la miré; sostengo que el conocerla hace que se sufra más: No es lo mismo 40 grados inconscientes que 40º vistos en un termómetro, circunstancia esta que hace que sean más insoportables, como si la medición científica añadiera un grado de fatalidad material ineludible. Conque prefiero no mirar.

La hora en verano es un crímen que la canalla sociata mantiene sádicamente no sé por qué. Porque la hora cambiada es algo franquista, tan franquista como que se cambió dos veces con Franco: Una hora que se agregó cuando la Guerra, allá por el 36 ó 37, y otra más que se le sumó en el 72 ó el 73. A estas alturas de la reacción de los rojos traumatizados, no me explico por qué estas dos horas franquistas no se quitan y se dejan los relojes al compás de la hora natural. Reconozco que es de las pocas (poquitas) cosas que no me gustan del tiempo de Franco, precisamente.

Por cierto que hoy es es día franquista, gloriosa efemérides nacional in saecula saeculorum.; el 18 de Julio es el Dieciocho de Julio, lo pongan en colorado los almanaques o no. En mi casa se celebraba una especie de feria familiar que empezaba el 15, el Santo de mi abuela y mis tíos, seguía el 16 con el Santo de mi madre, y se cerraba el 18 de Julio, por todo lo alto, con fiesta mayor.

Así y todo, con Franco hacía el mismo calor y se sudaba lo mismo. Pero no se vestía igual. Yo recuerdo a mi padre, a mi abuelo y a mis tíos siempre con sus chaquetas puestas. A lo sumo se permitían desabrocharse el botón del cuello de la camisa, solamente. Dentro de casa, mi abuelo iba en mangas de camisa, con el chaleco del traje desabrochado hasta el talle, un chaleco gris de esas telas frescas con que se hacían los trajes de verano. Y los viejos del pueblo llevaban todavía la faja, por encima del pantalón, con su sombrero, de paja o cordobés.

Eran los cabales, los que no se rendían, marcando estilo con todo su siglo detrás. Del estilo de mi abuelo era Pepe Chacón (Don José para todo el mundo menos para los de casa), el veterinario del pueblo, un solterón con mucha historia y leyenda. Pasaba todas las mañanas para echar un ratito con mi abuela y mis tías, que eran de su quinta.

- Señorita, que ha llegado Don José.
- Niña, Rosario, que ya está aquí Pepe.
- Hijo, Pepe, qué calor, que semanita llevamos. Anda siéntate, que nos va a venir muy bien el refresquito. ¡Rosario! Aligera, que Pepe viene deseando refrescarse, mujer.
-¡Veremos a ver si se va a cocer sentado! Qué espere, que la paciencia es virtud, ¿verdad Pepito?.
-Tú tranquila, Rosario. Con la calor que hace si te apuras es peor. Venga, que ya tengo la mañana hecha y estaba deseando sentarme un ratito, que venía azufrao.

Se servía una bandeja con agua de cebada y azucarillos; mi abuela tomaba el azucarillo, con un poquito de anís en el agua, y tía Rosario y Don José el agua de cebada fresquita, con un terroncito de nieve.

Cuando daban las doce, se echaban los esterones y las persianas, se corría la vela del patio y la casa se quedaba con luz de siesta, hasta que volvían a descorrerse por la tarde, a eso de las seis o las siete, según. Se regaban las macetas y se abría la puerta de la calle. Eran las escenas de las mañanas y las tardes de verano, con su color y su olor. Y la gente vestía correctamente todo el tiempo, con la ropa más ligera propia del verano, pero con buen gusto y respeto.

Algunos detalles eran constantes, como los manguitos que se ponían las mujeres para entrar en la Iglesia, para cubrirse del puño al codo si el vestido no llevaba mangas suficientemente largas. O las bandas negras que se ponían los hombres en el brazo de la chaqueta para señalar que estaban de luto. Las mujeres guardaban el luto de negro riguroso, vestido, velo y medias, que en verano - la pena aparte - era doble mortificación.

No sé si con la edad se siente menos el calor, o si será que los viejos son más sufridos y lo soportan con más paciencia. Por lo menos antes daban esa sensación. Ahora da vergüenza cruzarse por la calle o ver en el autobús a gente vieja y pelleja medio vestida. No diré nada de la playa, que en esos sitios el concepto de respeto y pudor ha desaparecido en todas y para todas las edades y clases, con muestrario aberrante que incluye a la vieja de suburbio y a la Duquesa de Alba, desvestidas ambas con la misma procacidad y mal gusto. La playa es uno de los ambientes más vulgarizadores y desclasistizantes, con una capacidad absoluta a la hora de igualar y medir con el mismo rasero a todo quisque, sea jet, sea vip, sea funcionario, sindicalista, mileurista o parado profesional.

La playa en verano, con sus desvestidos y desnudeces, viene a ser como una post-moderna versión de la medieval Danza de la Muerte: A todos arrastra a bailar una conga en taparrabos, paños menores, chanclas y pareos, sobre la arena molesta y bajo el sol inclemente. Un horror, con horrendas gradaciones de mal gusto y degeneración.



¿Han visto, recuerdan Uds. las escenas de playa de Morte a Venezia, del Visconti, con la Silvana Mangano con sombreros, velos, miriñaques y sombrillas por la playa? Pues ahí, desde esa época, comenzó a degenerar el vestido y el buen gusto costero-playero. O tempora, o mores!

En plan más burgués, popular y costumbrista, recuerdo también la divertida Novio a la Vista, de la primera época de García Berlanga, que saca unas escenas de playa de principios de siglo (de siglo XX) la mar de divertidas, con los señores y los chicos embutidos en sus trajes de baño rayados, y las señoras, madres y novias, bien vestidas y sujetas con refajos, sentadas debajo de unas hermosas sombrillas haciendo vida social en la playa.

Se comparan aquellas estampas con las que se ven ahora y la conclusión horripila y estremece. Aunque, como digo, ya por entonces degeneraban las buenas costumbres y la playa se iba convirtiendo en escenario de impudicias sobre la arena con olas al fondo.

Y es que hay una distancia entre el caballero cristiano matamoros, con almófar de cuero sudado y camisa de lienzo resudada bajo la cota y la armadura, y el lechuguino de playa con piercing en la oreja, tatuaje en el hombro y pulserita en el tobillo. Y no digo nada de las ninfas impúdicas; y tampoco volveré a citar las dantescas viejas obscenas de pareo y pellejo enjuto.

Resumiendo y concluyendo, insisto en mi tesis: En verano vestirse es distinguirse (y desnudarse, desclasarse).


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viernes, 16 de julio de 2010

La confusión anglicana


Me permito decir "confusión" en vez de "confesión" para referirme a la Confesión Anglicana (confusión anglicana). Toda vez que la confusión parece haberse instalado en la jerarquía anglicana, debajo de cada mitra, imponiendo un desvarío muy grave que concluye, en algunos casos, con secesión interna y formal. Pero el fenómeno no es de ahora, sino que ha sido una de las tendencias más acusadas del anglicanismo desde su institución.

Más que el protestantismo de origen luterano y calvinista, ha sido el anglicanismo la gran matriz de la diversificación de la reforma protestante y su difusión. En los mismos tiempos en que se constituye y perfila la Iglesia Anglicana y durante los siglos XVII y XVIII, surgen en Inglaterra los movimientos que tenderán hacia un protestantismo más radical, de corte continental, que serán los que se expandan por la América británica y proliferarán luego en multitud de nuevas "iglesias", fundaciones y sectas: Puritanos, congregacionalistas, evangelistas, baptistas, metodistas, cuáqueros, etc. La historia inglesa y la versatilidad del carácter británico son, en gran parte, las circunstancias que explican esta expansión/proliferación, ligada finalmente a la idiosincrasia de la nueva sociedad que se iba gestando en las antiguas colonias americanas, los hoy EEUU.

Recalco este particular histórico porque se puede rastrear perfectamente la descomposición del anglicanismo original hasta inventos tan desnaturalizados como el unitarismo del siglo XIX, el trascendentalismo o - quizá en el punto más extremo de esa evolución de la degeneración - eso que se llama "cuaquerismo no-teísta" (supongo que decir simple y llanamente "ateo" se evitó por motivos extrañamente "piadosos"). Insisto en que todo esto surgió y desvarió desde el anglicanismo anglosajón original.

Debe ser profundamete desasosegador, una constatación intraquilizante, desestabilizadora, ver que la jerarquía de la Iglesia de Inglaterra, cabeza de las "iglesias" que se reconocen como pertenecientes a la Confesión Anglicana, resuelve confirmarse en contra de su propia tradición, contemporizando con ideologías anticristianas como el feminismo y falseándose a sí misma en cuanto jerarquía aceptando la "ordenación" de mujeres. Un absurdo letal que comenzó hace unos 30 años, cuando se admitieron a las primeras candidatas, que - en consecuente lógica - ahora arriba a su último capítulo proponiendo finalmente el acceso definitivo de las mujeres al "episcopado" anglicano.

He escrito entre comillas "ordenación" y "episcopado" para señalar el relativo valor real de tales conceptos referidos al anglicanismo, puesto que no se reconocen como válidas ninguna de las ordenaciones sacramentales realizadas en el anglicanismo, un hecho definido grave y rotundamente por el Papa León XIII en su célebre carta Apostolicae curae, de 13 de septiembre de 1896:


"...al ser totalmente arrojado del rito anglicano el sacramento del orden y el verdadero sacerdocio de Cristo, y, por tanto, en la consagración episcopal del mismo rito, no conferirse en modo alguno el sacerdocio, en modo alguno, igualmente, puede de verdad y de derecho conferirse el episcopado; tanto más cuanto que entre los primeros oficios del episcopado está el de ordenar ministros para la Santa Eucaristía y sacrificio...Con este íntimo defecto de forma está unida la falta de intención, que se requiere igualmente de necesidad para que haya sacramento...Así pués...pronunciamos y declaramos que las ordenaciones hechas en rito anglicano han sido y son absolutamente inválidas y totalmente nulas..." cfr Dz 1963-1966

En el caso de las supuestas ordenaciones de mujeres, se sobreponen invalidez sobre invalidez y nulidad sobre nulidad, en una aberrante duplicidad al cuadrado, por defecto de materia-forma-ministro-persona. Pero esa es la actualidad del anglicanismo hoy, desconfigurado hasta en la misma médula de su "jerarquía", ya de por sí tan insustancial desde antes de la incorporación a ella de sus mujeres.

Por eso la reacción del anglicanismo más consciente contempla la ruptura como una absoluta necesidad, y la conversión al Catolicismo como la única salida verdaderamente digna. Yo diría que es la gran vocación desde los tiempos de los tractarianos, J.H. Newman y el Movimiento de Oxford, la única luz que se vislumbra cierta y válida desde el tunel del pasado y el presente anglicano en vistas a su futuro.

He puesto de ilustración el retrato que el aristocrático Laszlo pintó al entonces Arzobispo de Canterbury, Cosmo G. Lang, tan célebre como discutido, uno de los prelados que, yo diría, inauguró durante sus años como arzobispo, primero de York y luego de Canterbury, la deriva de la jerarquía anglicana contemporánea. A pesar de todo, la jerarquía inglesa conservó su sólida significación dentro del stablishment británico, indiscutible por obvias inclusiones institucionales/estamentales, preservando su estrecha vinculación original con la Corona y la aristocracia de pares y lores del reino. Pero desde los años '70 es un tema cada vez más discutido, incluso sometido al desgaste sufrido por la misma monarquía en general (y la Royal Family, en particular).

En contraste con aquel anglicanismo de aristocrática figura, la imagen del anglicanismo actual, con sus aberrantes impostaciones, aparece como una caricatura, una sátira quasi carnavalesca de lo que no es ni debiera ser. Miren la foto, simplemente:



No es una instantánea de un gay-pride, sino una fotografía real: Esa es la "jerarquía" mixta-unisex que se ha impuesto en las "iglesias" anglicanas de los USA y que pronto se adoptará también en la aristocrática Inglaterra. Los huesos de Cosmo Lang y sus hermanos arzobispos de Canterbury se estremecerán en sus tumbas. No es para menos.

Como cierta razón que explicaría la crisis, podría suponerse la vertiginosa atracción que la "cultura" moderna/post-moderna, imponiendo su discurso y sus parámetros a las antiguas instituciones referenciales, cuyos propios miembros están sumamente afectados (traumatizados? acomplejados?) por el poderoso síndrome de la modernidad. Quiero decir que los prelados han sucumbido, se han rendido y han quedado cautivos en el gran parque temático de la globalidad y sus innovaciones. La excusa de no ir a remolque de la historia, de no quedarse anclados al siglo que pasó, resulta siempre un argumento muy efectista cuando se arguye en un medio, el eclesiástico, que ha renunciado más o menos implícitamente a sus necesarias y fundamentales señas de identidad, arraigadas en una tradición a la que se obvia o de la que se apostata.

Este último párrafo lo he escrito con una cierta doble intención/reflexión, porque pensaba (me refería) también a la verdadera Iglesia (Católica) y sus desconcertantes circunstancias, tan pésimamente gestionadas por nuestra (salvo contadas excepciones) muy mediocre e "insuficiente" jerarquía.

Durante un tiempo, los anglicanos y sus "iglesias" fueron la gatera de escape para los malos clérigos católicos, que huían con sus barraganas y se "reconvertían" en clérigos anglicanos, con todas las "ventajas" de su muy acomodado sistema. Desde Newman, sin embargo, quedó patente el sentido del justo y recto movimiento: Es hacia Roma, la dirección señala a la Iglesia Católica como una firmísima brújula cuyo norte es invariable porque es uno, único. Y no hay otro.


Sin intención expresa, con una de esas "coincidencias" que me suelen suceder, he escrito una variación sobre el mismo tema en casi las mismas fechas que el año pasado, Julio del 2009, y el anterior, Julio del 2008. No tenía, como digo, intención, salvo que el subconsciente del blog me haya inducido a volver sobre el tema.

Necesariamente, a un par de meses de la beatificación del gran John Henry Newman, ruego para que la Divina Providencia saque bien de estos males, pues son males (del pasado y del presente) que afectan directa e indirectamente a la fe, con repercusiones que no se circunscriben al ámbito del anglicanismo, sino que expanden su onda venenosa mucho más allá, y afectan a todo el cuerpo de la Iglesia. Por contaminación, por contagio.

Bad influences anglicanas que infectan a los malos católicos. Algunos incluso han llegado a comentar que "La Iglesia de Inglaterra marca el camino". ¡Que Dios les sane el sentido, y los libre y nos libre! (a nosotros de ellos y a todos del mal). Amen.


+T.

domingo, 11 de julio de 2010

Fisichella y el huevo de la "nueva evangelización"


El rumor que los conscientes recibimos con preocupación era cierto: Nuevo Dicasterio para la Nueva Evangelización, y Mons. Rino Fisichella de director con la batuta en mano para dirigir lo que sea. Destaco "lo que sea", porque da la impresión - me da la impresión - de que no se sabe muy bien qué va a ser, qué saldrá del huevo, si pollo, si tortuga, o un dragón de Harry Potter.

¿Por qué digo esto? Lo digo por las cosas que dice Fisichella, Rino, en una breve entrevista-presentación, que no dice nada y parece que quiere decir todo, o todo lo contrario.

Lean ustedes las declaraciones de Mons. Fisichella aquí

(y aquí un resumen en español)

Se expresa en la comedida jerga curialesca-diplomática; por poco que uno entienda ese lenguaje, deduce que no se sabe qué o no se quiere que se sepa porque tampoco se sabe mucho sobre el asunto. Por lo pronto ya está creado el dicasterio, a falta de las últimas formalidades. Pero, como dice el mismo Fisichella, debe ser cargado de contenidos, enigmática expresión, muy intranquilizadora porque parece decir que se ha creado algo sin sustancia, un dicasterio "vacío" que hay que rellenar con algo.

Digamos, interpretando a Fisichella, que se está poniendo el huevo, con bastante esfuerzo, porque parece ser que se trata de un "huevo colectivo", puesto por muchos y respetando a todos. Lean, reflexionen sobre las palabras de Fisichella:


"...É una ópera di costruzione, dobbiamo riflettere e trovare gli istrumenti i linguaggi e le forme perché l'annuncio di Gesú possa ancora suscitare la fede nell uomo cntemporáneo...In tutte le Chiese c'e una grande vitalitá, sono sortí movimenti e associazioni, ci sono parrocchie e il volontariato. Il nostro compito sará leggere tutto questo e farlo diventare un progetto comune e unitario nel rispetto delle diverse tradizioni..."
Traduzco (por si no se han enterado):

"Se trata de una construcción, debemos reflexionar y encontrar los instrumentos, el lenguaje y las formas para que el anuncio de Jesús pueda aun suscitar la fe en el hombre contemporáneo...En todas las Iglesias (nótese bien que dice "iglesias", muy significativo el detalle, da non pérdere que se dice) existe una gran vitalidad, han surgido movimientos y asociaciones, están también las parroquias y el voluntariado. Nuestro cometido será leer todo esto y convertirlo en un proyecto común y unitario desde el respeto a las diversas tradiciones."

Una frittata. En italia no se hacen tortillas a la francesa, sino que lo corriente es hacer una frittata: Se cascan los huevos, se baten un poco para mezclar ligeramente yemas y claras, y se echa la mezcla a la sarten, con poco aceite, se remueve como un revuelto, un par de vueltas, listo y al plato. Eso es una frittata. Se le pueden añadir otros elementos, verduras, champiñones, bacon, etc. al gusto del interesado, o según la ocasión y los medios. Como lo de Fisichella, piú meno.

La sensación de indefinición omnímoda del invento sube un grado cuando dice Fisichella que


"...Si tratta di impegnarsi su due fronti. Da una parte la collaborazione con i dicasteri che per diversi aspetti giá lavorano in questo ámbito nella Santa Sede. Dall'altro, un lavoro con le conferenze episcopali e le Chiese in Europa, nell'America del Nord e del Sud, in Australia, in somma, in tutto ció che di fatto é Occcidente, le Chiese d'antica fundazione, almeno come tradizione. La nuova evangelizzazione si rivolge ai Paesi giá "credenti", dove ci sono battezzati má si fa strada l'indifferentismo, l'allontanamiento dalla Chiesa e dalla prática religiosa, il relativismo ético..."
Traducción: - "Es un empeño con dos frentes. Por un lado la colaboración con los diversos dicasterios de la Santa Sede que vienen trabajando en este mismo ámbito. Por el otro, el trabajo con las Conferencias Episcopales y las Iglesias (Diócesis, debiera decir) de Europa, América del Norte y del Sur (del Sur y del Norte, debería haber dicho, por precedencia, por Historia), de Australia, en suma en todo el Occidente, las Iglesias (Diócesis, es decir) de fundación antigua, con tradición. La nueva evangelización se dirige a los paises ya "creyentes", donde existen bautizados pero donde crece el indiferentismo, el alejamiento de la Iglesia y de la práctica religiosa, el relativismo ético..."

Interpretando, yo diría que se pretende que el nuevo dicasterio sea un "dicasterio transversal", o "interdicasterial", y tambien un dicasterio "internacional". Y, aunque no se diga explícitamente, con "vocación ecuménica", por supuesto.

Llegado a este punto, se me agitan las cuestiones al respecto. Porque no dudo de que la inciativa del Papa tenga sus justos motivos, y que estos sean de peso, de suficiente entidad como para instituir ese nuevo dicasterio. Pero las respuestas vagas (?) de Fisichella, su primer gestor, me inquietan por todo. Y por Fisichella.

Digamos que suena a más de lo mismo, con esa sensación de perpetuación vaticanosegundista, entusiasta en medio de la debacle, como si de una "propuesta" política se tratara, de ese tipo de "inciativas" que improvisan nuestros gobernantes, creando ministerios para la crisis en medio de la crisis sin precisar mucho el qué y el cómo, pero haciendo hincapié en la premura de las circunstancias.

Cuando se habla del declive del Cristianismo en las sociedades del Occidente Democrático, se olvida que el Occidente Democrático emerge confrontado ex origine con la Iglesia, la Iglesia Católica. El liberalismo doctrinal está en la base del pensamiento y la sociedad contemporáneos, opuestos absolutamente al concepto de "dogma". Desde esta evidencia, ¿"nueva evangelización" significa la reconquista de los postulados perdidos, la batalla por la revalorización de los fundamentos religiosos, cristianos, católicos, morales y éticos perdidos, traicionados, abandonados despreciados? Ad intra y ad extra, primero en la propia Iglesia y luego en la sociedad. ¿Se trata de eso?

No, parece, según las palabras de Fisichella, que no. Se trataría más bien (más mal?) de una especie de "nueva propuesta" del "mensaje" en medio del generalizado "eclipse del sentido de Dios".

El periodista-comentarista Luigi Accattoli, en un entusiasta articulete de presentación de Fisichella y su dicasterio, habla de "...gran desafío entre cristianismo y paganismo" y de "explorar un terreno desconocido" con el fin de " encontrar los medios adecuados para volver a proponer el Evangelio de Cristo al Occidente que sufre un dramático eclipse del sentido de Dios...".

En alabanza de Fisichella, insiste en presentarlo como un hombre mediático, muy bien relacionado, abierto a la actualidad capaz de adoptar posturas "desafiantes", de complacer a la derecha y de alinearse, a la vez, con el siniestroso Romano Prodi. ¡Qué más decir!

No quisiera dejar la impresión de que censuro a la criatura desde antes de venir al mundo. Por eso he escrito "huevo", con cierto sentido eventual, por describir la cosa desde fuera, sin romper el cascarón y ver qué hay dentro. Sólo reflexiono sobre las declaraciones de Fisichella, tal y como las he leído en esos articuletes que cito. Solamente.

De las declaraciones de Mons. Rino Fisichella, destacaría, en positivo, cuando dice que:


"...fin dai primi tempi, la Chiesa si é distinta da qualsíasi altra comunitá perché celebrava l'Eucarestía, annunciava la parola di Dio, e testimoniava la caritá..." / Desde los primeros tiempos, la Iglesia se ha distinguido de cuaquier otra comunidad porque celebraba la Eucaristía, anunciaba la Palabra de Dios y testimoniaba la caridad.
Verdaderamente es así, ha sido así. Si "nueva evangelización" significa una renovación para volver a la tradición litúrgica, doctrinal y asistencial de la Iglesia, en puridad católica, expurgando equívocos, confusiones, abusos y degeneraciones, insistiendo en la piedad litúrgica, la clara doctrina ortodoxa, la abnegación ejemplar de las obras de asistencia y caridad, entonces bendito y bienvenido sea el nuevo dicasterio con su nueva evangelización.

De todas formas, no dejan de ser inquietantes otros comentarios del mismo Fisichella, este por ejemplo:


"...l'eclissi diffusa del senso di Dio ha portato anche noi, umoni di Chiesa, a smarrirci in un labirinto che in alcuni ha fatto perdere di vista l'obiettivo principale..." / El eclipse del sentido de Dios, tan difundido, nos ha llevado también a nosotros, hombres de Iglesia, a extraviarnos en un laberinto, haciendo que algunos pierdan de vista el objetivo principal.

Espero y deseo que no sea el mismo Fisichella uno de los perplejos atrapados en el laberinto, y que no sufra pérdida de la visión del objetivo fundamental.

Oremus!


+T.

sábado, 3 de julio de 2010

Uno por mil


La historia del soldado Shalit se está desenvolviendo, capítulo a capítulo, como un serial corto de esos de la televisión de EEUU. Un drama de/y para la sensibilidad moderna, pero que ocurre (está ocurriendo) en un extraño marco social-geográfico. Uno de los absurdos de Israel es vivir según derecho como una sociedad moderna, estando de hecho rodeado por otra que computa su cronología con el reloj atrasado de la hégira, seis siglos de desajuste que se imponen con toda la pesadez de un mecanismo de bronce sobre la sutileza de un reloj de pila de cuarzo. Y ni siquiera eso, porque en lo alto de los minaretes no dan la hora las campanas, sino el pesado canto del almuédano.

El soldado Shalit tiene cara, tipo, de uno de esos jóvenes soldados israelíes que se ven por Jerusalén, más uniforme que persona, todo casco, botas, caqui total con dos puntillos negros desconfiados que son los ojos del chaval. Siempre me he preguntado cómo pueden ir por ahí con toda esa impedimenta, con un paso característico por los zapatones, el uniforme y el impresionante fusil-metralleta con la munición a cuestas.

Pero no son zagales jugando a la guerra, son soldados, eficaces soldados, preparados para entrar en acción en cuanto salte la más mínima chispa. Son de verdad. Aunque siempre, entre todos los que son, hay uno que lo es un poco menos, que por lo que sea es el despistado, el que vive en su mundo y va pensando en sus cosillas; antes eran amores, ahora pudiera ser que se les escape la fantasía prendida en una partida de consola, e incluso que sea un juego de guerra de la play. El soldado Shalit tiene cara de eso, un chaval simpático entre sus compañeros de escuadrón, buena gente. Y así - por eso - debieron pillarle los de Hamás en su puesto, en su tanque, cuando lo apresaron. Hace cuatro años.

Me parecen patéticas las fotos asomando las ojeras por encima del borde del periódico. Y más tristes aun las que sale sonriendo, una sonrisa forzada, martirizada, con el temor de no saber qué le harán, qué pasará si no sonríe a la camara. Detrás de las ojeras y la sonrisa triste estarán todas las aprensiones y las añoranzas del soldado Shalit, su casa, sus cosas, sus personas. Todo trenzado como una tomiza apretada de 4 años de cordel, de celda, de tormento, de miedo de noche y de mañana, cuando oscurece y todo suena a amenaza y cuando sale el sol y se ve que la pesadilla es real, que sigue.

Israel, que no respeta convenciones, quiere que en el caso del soldado Shalit se respeten todas y se considere que la captura no fue un acto de guerra, ni se están garantizando los mínimos pactados para un tipo de detención como esa. Como si los de Hamás hablaran con la lengua del articulado de la Convención de Ginebra, la misma conveción que Israel se salta a la torera cada vez que le conviene.

Después de todas las consideraciones, surge la sospecha de si todo es así, se ha vuelto así, porque no hay tanta distancia entre unos y otros, que se habrían contagiado necesariamente por el contínuo contacto cuerpo a cuerpo, sangre con sangre. Y entre ellos se hablan con ese lenguaje de guerra, en un idioma que fuera causa extrañeza pero que es la lengua franca entre los contendientes. Y se entienden, ateniéndose a leyes no escritas, dictadas por no se sabe qué fatum, demiurgo o espíritu diabólico.

Allí, que es donde nacieron las leyes (las humanas y las Divinas), se graban nuevos códigos con resaca de código de Hammurabi y ley del talión, pero corregidas y aumentadas las proporciones. Por ejemplo una vida no vale otra vida, ni un preso otro. Dependiendo de quién sea, uno puede valer mil o mil valer por uno. Es como una versión del retruécano bíblico de que para el Señor un dia es como mil años y mil años como un día, pero con hombres y vidas.

¿Es una inflación del valor de lo humano en el mercado libre de la guerra? ¿Una subida de la cotización de la vida, o un bajón de su precio? Depende. Depende de qué vida, de qué hombre se trate. Si es un soldado Shalit, el valor es 1/1000. Un precio costoso o favorable dependiendo de quién sea el pagador y el que cobre en esta transacción regulada por esta particularísima ley de oferta y demanda.

En otro sentido, aunque anejo, resulta verdaderamente escalofriante extrapolar los cálculos y deducir que 1 israelí, según eso, vale 1000 palestinos. Ese es el precio, la cotización. Una tabla de equivalencias anómalamente desajustada.

No diré yo quién es el que rige, establece, concierta, mantiene y revisa esas valencias. Pero tan cierto que existen como que pasan y se consumen en ojeras tristes los días de cautividad del soldado Shalit.



Hace unos días leí este articulete de Bernard H. Levy, en/para ciertos ambientes conservadores post-modernos un oráculo, tan intangible como el de Delfos. En su redacción, marca cierta inflexión haciendo notar la diferencia entre rehén y prisionero, para reclamar la consideración "aureolada" del soldado Shalit como víctima digna de especial movilización internacional a su favor. Y saca a relucir un par de ejemplos para ilustrar su tesis.

A mí, sin embargo, me resulta más llamativa la desproporción 1/1000. Insistiría en que se reflexionara más sobre ella, sus particulares, sus circunstancias y su significado.

Yo quisiera que liberaran hoy mismo al soldado Shalit, y que después de liberado le dejaran re-vivir, que pudiera cerrar el libro de cuentas de su penosa historia y que abriera otro nuevo. Pero me da cierto escalofrío saber que otros 1000 libros dependen del suyo, mil por uno.


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