miércoles, 12 de septiembre de 2012

Novell, el bisbet, otra vez


Del Novell y sus cosas hay ya siete u ocho entradas en este blog. Desde que apareció en el firmamemto del episcopologio español, destacó (no por brillante) y asomó la punta de la mitra (por no decir el plumero). Destaca en nada, salvo en sus labores, las que él mismo trama, teje y cose. De vez en cuando tira un petardo y la prensa, con la que empatiza mucho, saca un titular: El bisbet Novell come almendras garrapiñadas y bebe cava con su papá, que es diácono. Y todo por este estilo.

Alguno de los comentaristas que entran y salen en ExOrbe, defendió una vez la tesis de que Novell no era catalanista ni se le tenía como tal, y mantuvo machaconamente la especie hasta que le cité un par de dichos del susodicho. Supongo que con esta nueva catalanada de Novell se habrá convencido.

Que Novell, el bisbet de Solsona se marque un sermón catalanero en su catedral es normal, es lo propio. Los bisbes son muy politicones, y son de lo que hay, más bien tirando a la componenda y el llevarse bien (por el bien pastoral, of course). No me imagino a un bisbet de pocos años desbarrando contra la senyera; me lo imagino, más bien, con barretina en vez de mitra, si hiciera falta. Un joven obispo catalán, formado en los seminarios y ambientes eclesiásticos catalanes de estos últimos 30-40 años tiene forzosamente que exudar cava por su poros, por todos sus poros. Lo raro sería lo contrario.

Y como este bisbet, siendo de especie indígena, no puede aspirar sino a un currículum intra-paísos catalans, siendo como es pimpollo que aspira a más (sería una contradictio in términis haber llegado a bisbe y no pretender el escalafón siguiente), sabe bien que su carrera eclesiástica discurrirá entre las fronteras propias de su amada tierra, nunca plus ultra. Por eso le conviene marcarse y desmarcarse, todo en uno y a la vez, hoy dando un paso sensato y mañana una cojetada nacionalista, ayer denunciando las minifaldas en Misa y hoy lanzando una homilía-molotov con metralla separatista. Unicuique suum.

Pero el eructo independentista es lo que menos me alarma. Me asusta más esta otra parrafada del bisbet:

"Maria del Claustre, nascuda en un país ocupat i oprimit, emigrant per motius polítics, sap bé el que signifiquen aquestes estelades. Què li hem d'explicar nosaltres sobre desitjos d'independència política?" // (La Virgen)...María del Claustro (ese es el título/advocación de la Patrona de Solsona, la Virgen del Claustro)...habiendo nacido en un país ocupado y oprimido, siendo emigrante por motivos políticos, sabe bien lo que significan estas estrelladas (las banderas independentistas de los separatistas catalanes, con añadido de estrellas de diseño marxista/comunista) ¿Qué le vamos a explicar nosotros sobre los deseos de independencia política?"

En el marco de la reciente re-actualización de la teología de la liberación por mor del desafortunado nombramiento del nuevo prefecto de Doctrina de la Fe, el alemán Müller, las palabras del bisbet Novell llevan carga de trilita. O no, porque a lo mejor/lo peor el bisbet lo ha dicho sin malicia político-pastoral, como una ocurrencia ad casum, como quién dice un ¡Viva la Virgen! (perdón: un '¡Bisca la Mare de Deu!', quiero decir)

Aunque lo dicho dicho está. Y lo que ha dicho dice mucho. Por ejemplo, quiere decir que el bisbet Novell, de mariología, poco o casi nada, y que en la exégesis se destapa moderno, modernista, modernistizante que da grima y zumba horrísono en los oídos piadosos de cualquier católico consciente. Porque la Virgen Santísima que Novell se imagina (en la que cree, suponemos) parece definirse, según las palabras que predica el bisbet, como una convencida nacionalista galilea, afiliada, con carnet del P.Z.L. (Partido Zelota de Liberación), activista juvenil en los grupos juveniles de reacción, miembra del comité local de Nazareth, que (como cita el kamarada Lukas) reconcentraba en su corazón nacionalista-liberacionista todo aquello que pasaba por allí, todas los golpes legales y militares del ocupador romano, profesando odio anti-imperialista en su seno virgen, per omnia saecula saeculorum. Por supuesto, las doce estrellas de su corona las entregó un día para la estelada prototipo, que bordaron Marta y María (Marta más que María, que se embobaba) en la masía de Betania, can Lázaro.

Esto, repito, es lo que me preocupa: La doctrina, la dogmática, la exegética, la espiritualidad que el bisbet tiene debajo del solideo (o la barretina, dijimos).

Y como el xiquet tiene buena edad, a saber lo que pueda ir incubando y pariendo en lo que le queda por delante.

No temo, claro, por él, ni me importa: Me importa y temo (¡mucho!) por la Iglesia.

+T.