miércoles, 20 de agosto de 2008

La Novena


Estoy de Novena.

Es un período que coincide con el poco veraneo vacacionero que mis circuntancias me permiten (me permito). La Novena divide el año/calendario personal en pre-Novena y post-Novena. Tiene tanta entidad como para eso, por lo menos.

Además es un compromiso quasi totémico-tribal, con la alarmante conciencia de que soy una especie de "último mohicano", porque como no tengo (ni pienso tener) sucesión, soy una especie de último representante dinástico. De las ramas laterales no me fio (con toda razón y cúmulo de pruebas); de las co-laterales y más lejanas, lo mismo. Y sólo quedo yo.

Tan novenero que me sé de memoria las preces del Novenario: "Soberana y Celestial Reina de los Ángeles y Emperatriz de los Cielos que cual Sagrada Fénix renacísteis en vuestra dichosísima muerte para el goce de amenas glorias; que cual nube lucidísima despachais desde los Alcázares Celestiales con indecible influencia los mayores bienes al Universo..." Y sigue y sigue y sigue con la Oración para este día", las preces, la "oración final" y las antífonas conclusivas (en latines, of course).

Instrumentos para la labor son una novena impresa ca. 1800 - oxidada - más la medalla de plata con cordón de plata - patinada - y un abanico de varillas finas y padrón pegado que me auxilia para vencer los calores que acompañan a estos mis fervores de Agosto.

Ad Maiorem Dei Gloriam Virginique Matri Assumptae!

(¡¡Viva!!)

p.s. Dejo de escribir porque me reclama la Novena, Uds. comprenderán.

+T.