Estos parecen dignos y de verdad:
Y este, un caricato:
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. ...y una de las vergüenzas aliadas a la desvergüenza gobernante.
.
¡Cuánta desvergüenza!
.
¡Qué vergüenza¡
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&.
lunes, 8 de octubre de 2007
The Lord of the Rings
Como en mis tiempos no se estudiaba inglés - qué vulgaridad, decían - y lo que estudiábamos era francés - que es una lengua más europea, decían - soy en lo que al ingleseo se refiere autodidácto-intuitivo-grossomodo, con más o menos acierto según qué lea. Me da una pereza morbosa ponerme a estudiar english, y me apaño en espera de un inglés infuso ( St. Thomas Becket, it requests by me; St. Thomas More, it requests by me; John Henry Newman, it requests by me...)...pero mis Santos ingleses no me lo alcanzan; y yo me resigno y me apaño.
Pero me jode-re-jode poder leer a Verne, Dumas y Saint-Exupery (que ya no les leo pas ) y estarme a dieta mal digerida con Tolkien, Dickens y Shakespeare, que estoy lampando por poderlos leer en inglés a pelo puro y duro...y non posso mai, je ne peux pas ("i cannot" dice el Google que se dice).
Ahora es tiempo de Tolkien, porque a Tolkien empecé a leerlo por estas fechas, en el Otoño del '79. Se publicó entonces la primera parte de la trilogía de El Señor de los Anillos, en la editorial Minotauro, esa que vive de Tolkien y del apócrifo de Tolkien que es su hijo Christian-Tolkien2, tan devoto de su padre (y espero y confío que fiel al autor, porque dan ganas de sospechar de tan prolíficas ediciones de notas, cuadernos, y apuntes; espero que no coja un nieto o un bisnieto el testigo, y tengamos Tolkien3, Oh Lord have mercy!).
Mientras esperaba ansioso la edición de la segunda parte, descubrí la torpeza pacata de las editoriales españolas que hasta esa fecha no habían publicado una obra que era ya un clásico universal absoluto. Y el caso es que las editoriales españolas más activas de la época publicaban bastante, pero no tuvieron lugar para Tolkien hasta aquel año. Un año que fue feliz con Tolkien, que me alivió penas grandes de aquel curso 79-80. Hice con los personajes de la trilogía su periplo, casi acompasando la lectura a la cronología de la ficción desde el Otoño de la Comarca.
Después me he leído/re-leído todo el Tolkien 100% (Los relatos cortos Hoja de Niggle, Egidio granjero de Ham y el Herrero de Wooton Mayor son tres auténticas joyas), y he hojeado algunas de las cosillas del Tolkien apócrifo que el hijo de Tolkien edita y edita y edita (y le editan). No soy tolkienmaníaco, y hasta me da repelús la tribu que se ha creado en torno al imaginarium de J.R.R.T., pero El Señor de los Anillos es de los libros que releo con gusto, por Otoño, como un rito de lector maniático (que eso sí lo soy).
.
Concluyo la lectura de mis brani scelti leyendo osadamente el original en inglés que me regaló un año por Reyes mi J. (los amigos, los que son, te dan en la diana sin preguntar), casi con misteriosa y mágica lectura de traslación de lo leído-releído imaginándolo sobre el texto del maestro Tolkien...Oh! oh! oh!
Es un summum de Otoño vestir de invierno la mesa camilla, y ponerme en el sillón a leer Tolkien con tetera, wisky de malta y tabaco - y, si es posible, una madrugada entre las 12 y las 4...- (pero ya no cometo esos excesos de horas, ay!...Pero quisiera poder...Ah!).
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Pero me jode-re-jode poder leer a Verne, Dumas y Saint-Exupery (que ya no les leo pas ) y estarme a dieta mal digerida con Tolkien, Dickens y Shakespeare, que estoy lampando por poderlos leer en inglés a pelo puro y duro...y non posso mai, je ne peux pas ("i cannot" dice el Google que se dice).
Ahora es tiempo de Tolkien, porque a Tolkien empecé a leerlo por estas fechas, en el Otoño del '79. Se publicó entonces la primera parte de la trilogía de El Señor de los Anillos, en la editorial Minotauro, esa que vive de Tolkien y del apócrifo de Tolkien que es su hijo Christian-Tolkien2, tan devoto de su padre (y espero y confío que fiel al autor, porque dan ganas de sospechar de tan prolíficas ediciones de notas, cuadernos, y apuntes; espero que no coja un nieto o un bisnieto el testigo, y tengamos Tolkien3, Oh Lord have mercy!).
Mientras esperaba ansioso la edición de la segunda parte, descubrí la torpeza pacata de las editoriales españolas que hasta esa fecha no habían publicado una obra que era ya un clásico universal absoluto. Y el caso es que las editoriales españolas más activas de la época publicaban bastante, pero no tuvieron lugar para Tolkien hasta aquel año. Un año que fue feliz con Tolkien, que me alivió penas grandes de aquel curso 79-80. Hice con los personajes de la trilogía su periplo, casi acompasando la lectura a la cronología de la ficción desde el Otoño de la Comarca.
Después me he leído/re-leído todo el Tolkien 100% (Los relatos cortos Hoja de Niggle, Egidio granjero de Ham y el Herrero de Wooton Mayor son tres auténticas joyas), y he hojeado algunas de las cosillas del Tolkien apócrifo que el hijo de Tolkien edita y edita y edita (y le editan). No soy tolkienmaníaco, y hasta me da repelús la tribu que se ha creado en torno al imaginarium de J.R.R.T., pero El Señor de los Anillos es de los libros que releo con gusto, por Otoño, como un rito de lector maniático (que eso sí lo soy).
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Concluyo la lectura de mis brani scelti leyendo osadamente el original en inglés que me regaló un año por Reyes mi J. (los amigos, los que son, te dan en la diana sin preguntar), casi con misteriosa y mágica lectura de traslación de lo leído-releído imaginándolo sobre el texto del maestro Tolkien...Oh! oh! oh!
Es un summum de Otoño vestir de invierno la mesa camilla, y ponerme en el sillón a leer Tolkien con tetera, wisky de malta y tabaco - y, si es posible, una madrugada entre las 12 y las 4...- (pero ya no cometo esos excesos de horas, ay!...Pero quisiera poder...Ah!).
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