"...aunque toda fe, esperanza, confianza sea don de Dios, dala el Señor a quien le place; pero comúnmente a los que se esfuerzan, venciéndose a sí mismos, tomando medios para ello"
... ... ...
"...si estudiasen en la cuenta que Dios nuestro Señor les demandará de ellas, y el talento que les tiene dado, muchos de ellos se moverían, tomando medios y ejercicios espirituales para conocer y sentir dentro en sus ánimas la voluntad divina, conformándose más con ella que con sus propias afecciones, diciendo: “Señor, aquí estoy, ¿qué quieres que yo haga? Envíame donde quieras"
... ... ...
"...todos estos peligros y trabajos, voluntariamente tomados por solo amor y servicio de Dios nuestro Señor, son tesoros abundantes de grandes consolaciones espirituales…"
Fue un hombre de ánimo enardecido, todo movido por Cristo y su causa, entregado al Señor con todas sus potencias. En las cartas que escribió desde el lejano oriente, su impaciente corazón estalla en fervores, chispazos de un alma arrebatada que contagia el ansia por el Evangelio en que se consumió, enteramente, trabajando por la gloria de Dios.
En nuestra parroquia no había una imagen de San Francisco Javier, el titular, salvo una extraña escultura colocada en el atrio/entrada, un monigote de cemento pintado simulando bronce oxidado, una estatua no-devota, de ese estilo minimalista post-conciliar-montiniano que se impuso en los años '70 como una traducción estética de las innovaciones marcadas por la espiritualidad del momento.
Este curso pasado, el párroco encargó una imagen piadosa del Santo a la escultora imaginera Encarnación Hurtado, que ha logrado una expresiva obra, muy adecuada para el culto. Representa a Javier en figura de misionero, durante los años de su predicación en Oriente, enjuto y ascético, arrobado y extático mirando a la Cruz, como sorprendido y raptado por la fuerza del Signo de la Salvación, durante uno de sus sermones.
También ha compuesto un breve himno, con letra y música pegadizas, para que la gente lo aprenda y lo cante; por lo menos, esa es la intención del cura.
Himno:
Misionero de Cristo y su Iglesia,
buscando incansable la gloria de Dios,
desde España llevó hasta el Oriente
-¡Divino Impaciente!- la Cruz del Señor.
Predicaba con celo ferviente
el nombre sagrado de Cristo Jesús,
en su pecho un corazón ardiente
-¡Divino Impaciente!- que a Oriente dio luz.
San Francisco Javier te rogamos
nos alcances de Cristo el Señor
la salud para los enfermos
y para las almas la gracia de Dios. (bis)
buscando incansable la gloria de Dios,
desde España llevó hasta el Oriente
-¡Divino Impaciente!- la Cruz del Señor.
Predicaba con celo ferviente
el nombre sagrado de Cristo Jesús,
en su pecho un corazón ardiente
-¡Divino Impaciente!- que a Oriente dio luz.
San Francisco Javier te rogamos
nos alcances de Cristo el Señor
la salud para los enfermos
y para las almas la gracia de Dios. (bis)
Orémus
Deus, qui Indiarum Gentes beati Francisci praedicatione et miraculis Ecclesiae tuae aggregare voluisti: concede propitius; ut cuius gloriosa merita veneramur, virtutum quoque imitemur exempla.
Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum.
Amen.
+T.