viernes, 15 de noviembre de 2013

Cardenalas


Al principio, pensé que era sólo un rumor-broma generado por la opinión francisquista entusiasta-irreflexiva. Ahora pienso peor, porque sospecho que pueda ser una bola echada a rodar ex profeso, con toda intención, aunque no sea una próxima intención (que también pudiera serlo). Hay muchas maneras de ser/hacer lobby. Y también de crear (o ir creando) opinión pública. En un tiempo de crisis, de criterios poco consistentes, con principios discutidos, expuestos a la revisión y la movilidad, un tema como el de las 'mujeres cardenalas' no surge espontáneamente ni es una casualidad.

La aberrante idea contradice expresamente la ley canónica vigente:

351 § 1. Para ser promovidos a Cardenales, el Romano Pontífice elige libremente entre aquellos varones que hayan recibido al menos el presbiterado y que destaquen notablemente por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de asuntos; pero los que aún no son Obispos deben recibir la consagración episcopal.
cfr. CIC

Desde sus orígenes, los cardenales han sido clero romano (presbíteros, diáconos y obispos suburbicarios). Para alegar que sí es posible crear cardenal a una hembra bautizada, citan casos de antiguos cardenales que no recibieron el Sacramento del Orden; no cuentan, sin embargo, que aun todos esos cardenales sí fueron, de hecho y derecho, clérigos, diáconos, aunque no se ordenaran sacerdotes.

El Código de Derecho canónico deja muy claro que el cardenalato se considera dentro del orden jerárquico de la Iglesia. Así aparece inserto en el índice del Código:


PARTE II DE LA CONSTITUCION JERARQUICA DE LA IGLESIA

◾SECCION I DE LA SUPREMA AUTORIDAD DE LA IGLESIA (Cann. 330 – 367)

◾CAPÍTULO I DEL ROMANO PONTÍFICE Y DEL COLEGIO EPISCOPAL
◾Art. 1 DEL ROMANO PONTÍFICE
◾Art. 2 DEL COLEGIO EPISCOPAL

◾CAPÍTULO II DEL SÍNODO DE OBISPOS

◾CAPÍTULO III DE LOS CARDENALES DE LA SANTA IGLESIA ROMANA
cfr C.I.C.

Si se procediera a la creación de mujeres cardenales, se atentaría contra la Jerarquía tal y como esta ha sido tradicionalmente concebida y perpetuada hasta nuestros días, siendo considerado su carácter de derecho divino, en cuya constitución, vinculada al Sacramento del Orden, nunca han participado las mujeres, que jamás fueron llamadas al ministerio ordenado (*** el diaconado antiguo de las mujeres fue un ministerio ad casum, auxiliar y delegado, nunca propiamente orden sagrado)

El rumor de la posible creación de 'cardenalas' se ha desenvuelto en un escenario europeo, con marcado acento italiano. Después de un primer impacto con la noticia de dos desconocidas aspirantes irlandesas, la candidata más nombrada ha sido María Voce, la superiora de los Focolares. Algo escalofriante, por cuanto la iglesia-ficción que muchos incuban se aviene con el poder fáctico de ese grupo eclesial, una de las encarnaciones más perniciosas del 'espíritu del V-2º'. Todavía recuerdo con repugnancia los funerales de la mítica Chiara Lubich, con herejes y cismáticos en tribunas de honor, con budistas y otros paganos 'participando' en una Misa exequial escenografiada como una gran ópera inter-religiosa, en San Pablo Extramuros. Todo un alarde de poder-poder, pisando fuerte, con Bertone y media curia bertonista actuando de capellanes domésticos. Y toda Italia. Y el extranjero. Todo el mundo global en una gran exaltación del indiferentismo religioso, todos rendidos ante la salma de Chiara Lubich, uno de los más imponentes mascarones de proa de la nave post-conciliar.

No tengo el disgusto de conocer en directo a Maria Voce, la cardenala por aclamación; en las fotos, me parece una clon de Chiara, un poco más regordeta. Con birreta y hábito coral de principessa della Chiesa sería también un quasi-clon de nuestro Cañizares. La postulanta a cardenal, una mujer del mezzo término focolarino, toda suave delicadeza (mano de hierro en guante de seda), sería, no me cabe duda, la más idónea según la manera de pensar, tan proclive al pasteleo del centro-equidistante, de gran parte (la mayoría?) de nuestros prelados.

El tema de la cardenalería femenil se ha ido enriqueciendo, pian piano. Alguna consultada (la misma María Voce?) decía que no hacía falta el nombramiento de cardenal y tal y tal. Que lo importante era reconocer la presencia y el peso de las mujeres en la Iglesia. Como si no hubieran existido las mujeres reconocidas en la Iglesia, hembras santas de ordeno y mando, desde Santa Sinclética a Santa Teresa pasando por Stª Hildegarda y las Abadesas de las Huelgas.

Algunos medios, algunos artículos, ya han lanzado una propuesta (teledirigida?) conciliadora-integradora (inclusivista?) que resalta, más que la posibilidad de mujeres-cardenales, la necesidad urgente de laicos electores en Cónclave. Así, la novedad que se propone sería la creación de un nuevo orden cardenalicio, el de los 'cardenales laicos', que complementaría los tres tradicionales de Cardenales Obispos, Cardenales Presbíteros y Cardenales Diáconos.

De suceder, si sucediera, lo del cardenalato de ellas, el hecho, de hacerse, sería, de hecho (contra derecho), una ruptura del orden jerárquico de la Sagrada Jerarquía de nuestra Santa Madre Iglesia. Si algunos-as alientan la consumación de ese acto, lo que se consumaría sería, ni más ni menos, que la fractura definitiva de la Iglesia. Y se acabó.

Conque, como aquellos cruzados que rezaban por la liberación de sus tres grandes miedos, la peste, los turcos y el cometa, los católico-conscientes podríamos ir añadiendo a nuestras preces quotidianas una coletilla ad casum: El Señor nos libre de la peste, del turco, del cometa y de las cardenalas.

Amén!



p.s. Anejo una sarta de enlaces sobre la actualidad de la cosa:

Lombardi dice que de irlandesas, nada

El tema en Vaticaninsider

En La Stampa

Otro del Vaticaninsider

En Il Sismógrafo

Una alemana mete baza

Y el ordinario de Basilea, para completar el cuadro



+T.