jueves, 31 de marzo de 2011

¿Inquietante?

El Viernes pasado, el dia 25 de Marzo, cuando la Iglesia celebra la fiesta (solemnidad) de la Anunciacion y la Encarnación del Verbo, en ciertos ambientes, reconocidos como muy católicos, la ocasión se despachó con una de esas movidas estilo ppero-hazteoir, con pancartas y manifa: Una fiesta pro-vida.

El pretexto era (remotamente?) por la misma fiesta católica, eso se entiende. Pero yo entiendo también que la movida pro-vida ocupó el lugar de la fiesta sagrada, la ocultó, la sustituyó.

Lo más grave es que todo eso tenga el apoyo y el aliento de ciertas instancias oficiales de la la Iglesia, proclives a re-bautizar ciertas fiestas litúrgicas según las coyunturas. Contingencias, se podría decir: Frente al ser necesario de la fiesta litúrgica original, el ente contingente de la jornada pro-eventualidad de turno.

La paradoja es que hace unos días nuestros católicos oficiales ponían el grito en el cielo porque a los de la Junta Castellano-Manchega se les ocurrió renombrar a las tradicionales vacaciones de Semana Santa y re-titularlas como "vacaciones inter-trimestrales", o algo por el estilo.

La fiesta de la Anunciación-Encarnación marca un punto referencial en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica, el calendario universal que se observa en todo el Orbe Católico. Se celebra el dogma cristiano en su esencia, uno de los mejores 'contrastes' para poder apreciar si una cristología-teología es ortodoxa, según el relieve que su autor conceda a ese Misterio, el primero de la Vitae Christi. Suele ser definitivo: No hay heterodoxia que resista la prueba del Descendit de Coelis...et Incarnatus est...et homo factus est.

Del Misterio, de su revelada verdad salutífera, procede la luz que da consistencia y altura sobrenatural a lo humano; no al revés. Cuando la naturaleza ocupa el plano/nivel del Misterio, sucede una inversión que termina dejando suspendido, sin fundamento, el mundo creado con sus criaturas.

A propósito de todo esto, recordé un articulete que publiqué hace unos años, aquí en el blog:

El Anticristo y su programa

Contaba los ejercicios espirituales que el cardenal Giacomo Biffi predicó aquella Cuaresma al Papa y la Curia Romana, en los que sacó a relucir Los Diálogos del Anticristo del quasi-místico ruso Vladimir Sergei Soloviev. Destacaba el Cardenal que según pronosticaba el gran maestro ruso, el Anticristo del siglo XXI adoptaría la forma de una ideología filantrópica, la que fuese, con tal de sustituir a Cristo en la consideración de los hombres y alejar a las almas de la comunión con su Redentor. Permítanme que me auto-cite:

Soloviev avisaba que el Anticristo tentaría de reducir al Cristianismo a una mera ideología, un programa, un estilo, una ética; con esto impediría la comunión, el encuentro personal de los hombres con Cristo Redentor y su Misterio.


¿No puede ser, no podría llegar a ser, no era eso lo que pasó el 25 de Marzo? Una estupenda iniciativa pro-vida...pero que dejaba en segundo plano al Misterio y su celebración litúrgica.

¿Y si el esfuerzo se hubiera puesto en llevar a las iglesias, a celebrar la Misa de la fiesta, a toda esa gente a las que se movilizó para que fueran a las manifestaciones?

¿A que no?

¿Y por qué no?

Resulta inquietante, muy inquietante, la respuesta según el pronóstico del sabio Soloviev.

Oremus!

+T.