lunes, 30 de junio de 2008

Hispania Paulina


Se abrió el Año Jubilar de San Pablo Apóstol, este fin de semana. Por aproximación, se celebra el bimilenario del nacimiento del Apóstol de los Gentiles (ca. 7-10 d.C.) Al caer este año la fiesta de SS. Pedro y Pablo en Domingo, la coincidencia ha resultado más o menos decisiva, ya que así se ha celebrado la Solemnidad en festivo litúrgico y laboral. Todo el Orbe Católico ha asistido a la Misa de los Santos Apóstoles y ha participado de la inauguración del Jubileo Paulino; el Papa invitó al patriarca de Constantinopla, Bartolomeos, que ha estado junto a Benedicto XVI en las ceremonias de apertura.

El año pasado empezaron a conocerse los resultados de las prospecciones arqueológicas bajo el Altar Mayor de la Basílica de San Pablo Extramuros, en Roma. Como sucedió cuando el estudio de la tumba de San Pedro en el Vaticano (por interés expreso de Pio XII, a partir de 1939, dirigidos por la célebre Dra. Margherita Guarducci), los análisis de los peritos han confirmado el tradicional sitio del sepulcro apostólico, sobre el que se edificó la Basílica en época constantiniana, junto a la Via Ostiense.

Por todo esto, en Cataluña han convocado un congreso, un simposio, para decir y comentar que San Pablo estuvo en Tarragona. Seguramente, los más acérrimos, darán por seguro que entró por el arco de Bará. Aproximadamente.

Sed contra, existe la tradición bética, que mantiene la memoria de la presencia del Apóstol Pablo en la Bética. La Bética que era por aquellas fechas (y pienso que siempre lo fue) la región más romanizada de Hispania. Tener tres emperadores romanos nacidos en la Bética, debería ser suficiente argumento de autoridad. Pero este argumento"imperial" se confirma constantemente con otros menores, periféricos, que perfilan sobresalientemente la Bética romana.

Hoy mismo, la edición del ABC de Sevilla incluía un par de artículos sobre arqueología romana en el Bajo Guadalquivir . Brevemente, se comenta la re-identificación de Las Cabezas de San Juan como la antigua Conobaria, a la orilla del entonces lacus Ligustinus, que ya acuñaba moneda en el perído tardo-republicano, y de cuya importancia da cuenta que proceda de ella el más antiguo juramento público del occidente romano, grabado sobre una placa de bronce, en el reinado de Augusto.
Sobre la intensa actividad comercial entre la Bética y Roma, huelgan detalles. En Roma, el famoso Monte Testaccio es una prueba arquelógica que habla por sí misma. De este importante tráfico, sería otra prueba el generalmente desconocido edículo funerario existente en la Necrópolis Vaticana, debajo mismo de la Basílica, a pocos metros de la Tumba de Pedro. Para las guías españolas que hacen el recorrido por el fascinante y casi intacto yacimiento arqueológico, siempre es un recurso para captar la atención del grupo preguntar si hay algún andaluz, y seguidamente enseñar el pequeño edificio fúnebre con la inscripción: "Lucilia, de la Bética, que comerciaba con aceite y vino". Una sorpresa, como digo, y un patente documento sobre la vinculación Roma-Bética (y, además, en aquella época circa la actividad de los Apóstoles).

Según nos enseñaba el Dr. Fray Antonio García del Moral o.p. , la llegada de San Pablo debió ser por el estuario, por la actual Sanlúcar de Barrameda; después seguría el curso del rio, Guadalquivir (entonces Betis) arriba. Esa dirección-penetración conserva todavía una antiquísima memoria paulina, centrada muy particularmente en torno a la ciudad de Écija, capital del famoso Conventus Astigitanus, centro de la crisitiandad hispano-romana que todavía en el siglo VII ostentaba notable predicamento. En Écija, la tradición paulina es también de carácter popular, ya que el Apóstol es el Patrón de la localidad, con solemnes fiestas anuales en torno al 25 de enero, fecha en que la liturgia celebra la fiesta de su Conversión. Por iniciativa del p. García del Moral se instituyó en el convento de Stº Domingo, de pp. Dominicos, la Cátedra de San Pablo en Écija, institución que tuvo entre sus fines el estudiar y dar a conocer las raíces paulinas de la evangelización andaluza.

Que San Pablo estuvo en Hispania, es una seguridad. El mismo Apóstol, en la epístola a los Romanos, da por seguro su viaje a España (Rm 15,24); y en terminos que hacen suponer una cierta estancia, ya que la visita que anuncia a los romanos la considera "de paso", camino de Hispania, siendo este su objetivo principal, no Roma (por lo menos en este texto, tan claro). La fecha aproximada que se supone es el año 63 .


En auxilio de la tradición bética-paulina, viene un texto de significativo valor y peso: La Carta de San Clemente a los Corintios, que hablando de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo dice esto:

V, 7. " δικαιοσíνην διδáξας óλον τóν κóσμον καí eπí τó τéρμα τéς δúσεως

la versión latina dice: "...ad occidentis términos venit..."

Estas palabras son definitivas y terminantes, ya que con ellas se solía designar en aquella época el extremo de Occidente marcado por las Columnas de Hércules, una de las reconocidas fronteras del mundo antiguo. Para algunos exegetas e historiadores, el mandato de evangelización dado por Cristo a los Apóstoles antes de la Ascensión (cfr. Hch 1, 8) se cumplió en orden y escrupulosamente. Incluso parece que sería una de las posibles estructuras internas que subyace en el libro de los Hechos de los Apóstoles, cuya narración avanza paso a paso desde Jerusalén-Judea-Samaría...y hasta el confín del mundo (con la llegada de Pablo a Roma, se sobreentendería alcanzado el "programa" de aquella evangelización apóstolica).

El testimonio de San Clemente es de singular valor, puesto que él mismo conoció personalmente a los Apóstoles y participó en algunos de aquellos trabajos de evangelización. Es el segundo obispo-papa de Roma después de San Pedro, entre el 93-102, y tiene conocimiento directo de los hechos que refiere o a los que alude.

La solidez de la cristiandad de la Bética hispano-romana sería otro hecho a considerar. Así como la antigua tradición de los "Varones Apostólicos" que, pese a sus rasgos legendarios, podría agregarse como cierto elemento complementario vinculado a la memoria paulina.

El peso de la Bética Cristiana a finales del siglo III y comienzos del IV se evidencia en el célebre Concilio de Elvira (303); y en el mismo sentido es significativo que sea el Obispo de Córduba, Ossio, el que presida por designación imperial el I Concilio de Nicea (325).
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Resumiendo, en apoyo de la presencia de San Pablo en la Bética, estos serían los argumentos a tener en cuenta:

- la señalada posición de la Bética dentro de la Hispania Romana
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- la contínua y muy intensa comunicación comercial entre la Bética (región) y Roma (capital)

- la memoria-tradición paulina persistente en varias localidades de la actual Andalucía

- la arraigada y floreciente cristiandad de la Bética, con varios centros muy activos y de reconocido prestigio en Híspalis, Astigi, Corduba, Ilíberis, etc.

- el significativo "testimonium clementinum", que avalaría la concreción geográfica de la presencia de San Pablo en Hispania, en torno a los límites del Occidente andaluz.


No sé qué avales tendrán los catalanes para defender su hipótesis, pero no creo que sean mayores ni mejores. En este punto, echo de menos a mi maestro, el p. Antonio García del Moral (eximio paulinista), que hubiera corroborado y ampliado con más referencias (y con más pasión) lo que he sacado a colación.

Sin embargo, cedería y me contentaría con una cosa: Que, por lo menos, los curas catalanes no discutan que si San Pablo estuvo, estuvo en Hispania; ya sea en la Tarraconense, que era Hispania, ya fuera en la Bética, que era Hispania. Indudablemente: Hispania, siempre Hispania.

(Aunque yo no dude en mantener que estuvo aquí, cabe la Giralda avant la Giralda, of course, que es por donde en verdad anduvo).

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domingo, 29 de junio de 2008

Pseudo-cristología


En Febrero o Marzo pasados, no recuerdo, presentaron a bombo y platillo en el CET de Sevilla el libro "Jesús", del sacerdote vasco José Antonio Pagola. El Centro de Estudios Teológicos de Sevilla es un centro académico provinciano, con muchos defectos y muy pocas virtudes. Esto, en una institución concebida para la formación sagrada en grados primarios y medios, es algo muy serio. A la deriva, desde su fundación, conoce en la actualidad un bajo nivel docente, agravado además por reconocerse en referencia a la teología-moral-pastoral de cierta tendencia "progresista", la misma que tanto desconcierto y confusión plantea a la Iglesia. Por ejemplo, en el CET de Sevilla se presentará discretamente el libro del Papa Ratzinger "Jesús de Nazareth", pero se desplegará una ruidosa escenificación para presentar la obra de Pagola. Huelgan comentarios.

Sobre Pagola y su libro opiné en algún foro de discusión, por aquellas fechas. He conservado alguno de los comentarios que hice a propósito; tales como estos:


- [Pagola] Doctrinalmente, se adscribe a esa falsa teología que siembra dudas y se aleja del Credo Católico de forma implícita. Pero no se atreve a explicitar un credo formal que evidenciaría que lo que él y otros enseñan no es el Credo de la Iglesia. El Obispo de Tarazona, muy responsablemente, ha hecho lo que los demás Obispos deberían hacer. Si el CET de Sevilla recibe y da publicidad a Pagola, el CET y sus responsables se hacen cómplices del extravío, los errores y el daño que Pagola está haciendo y difundiendo.

- La teología o es asunto de fe, o no es teología. Y la fe hay que enseñarla íntegramente: Exponer el Misterio de Cristo desde una perspectiva o intención reduccionista, parcial o minimalista, es falsear el Misterio de Cristo. Eso es lo que hace Pagola, tan errado no sólo por algunas cosas que dice, sino también por las muchas que calla. La verdad exige la integridad y es incompatible con una fe fragmentada en porciones a la que le faltan, deliberadamente, partes sustanciales y definitivas.

- Cuando se lanzan "sospechas" contra lo "nuclear" del Misterio, se está atentando contra la verdad del Misterio. La labor del teólogo es profundizar el conocimiento del Misterio, no ponerlo en duda o parcializarlo desde criterios subjetivos escudándose en una metodología que disimula la ofuscación o la falta de fe del autor.

- Los métodos histórico-críticos son pertinentes, pero no suficientes. El problema de Pagola y demás pseudo-teólogos de su estilo es que, obviando toda la tradición exegética de la Iglesia (y excluyendo el Magisterio) exponen desde una metodología muy limitada los Textos Sagrados; y al limitarlos, los falsean reduciendo su integridad desde los parámetros metodológicos que han escogido. No se puede saber qué son Las Meninas de Velázquez desde un análisis sólo y exclusivo de los pigmentos pictóricos o la textura de la trama del lienzo. Limitar su conocimiento a eso y trasmitir luego sólo lo deducido desde ese análisis, sería falsear la obra de arte y reducirla a un mínimo sacrificando un todo, la totalidad real y significativa de la obra/el cuadro en cuestión. Pues, en parecido sentido, lo mismo es lo de Pagola y demás falsos teólogos, con sus métodos y sus parciales y engañosas conclusiones.

- Eso es lo enorme, lo escandaloso, lo perverso de Pagola y los de su panda: Que siendo sacerdotes traicionen el Mensaje y disimulen la fe (una fe que quizá ya no tienen) parcializando-reduciendo la exposición del Evangelio excusándose en una metodología insuficiente y expresamente limitada. Si no creen, que se retiren, pero que no permanezcan emboscados en la Iglesia y envenenando con su increencia la fe de muchos creyentes de buena voluntad que darán crédito a los errores que elaboran y difunden. El pecado de escándalo de los sencillos se juzga con palabras muy duras por el propio Señor, y Pagola y cía. lo están cometiendo contínua y deliberadamente.


No soy teólogo experto en Cristología dogmática, pero tengo la suficiente y competente formación para detectar todo eso (y más) en el libro de Pagola. Ese era mi juicio, sumario y sin entrar en detalles. Este es el de la Comisión de Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española, que ha publicado esta Nota de clarificación sobre el libro de Pagola. Muy oportunamente. Y muy discretamente, porque opino deberían haber actuado con mayor contundencia y efecto.

¿Qué pasa en la Teología Católica? El fenómeno tiene una larga historia, con precedentes que se remontan a la crisis modernista que despunta en el Pontificado de Pio X, y más inmediatamente en la etapa del "replanteamiento" eclesial post-Vaticano II. En pocas palabras, la Teología abandonó sus referentes católicos y se expuso a la influencia de los más extravagantes y discutibles autores. Especial efecto tuvo la "apertura" a los autores protestantes del XIX y el XX, que desde prejuicios marcadamente opuestos al Dogma y la Tradición, se empeñaban en negar los fundamentos de la Revelación cristiana, desde los Evangelios a los demás escritos del Nuevo Testamento. Empezaban dudando de la verosimilitud de los contenidos para terminar negando su valor como documentos históricos. En el colmo de la manipulación, empleaban elementos de crítica histórica y exégetica relativamente válidos para el estudio del Antiguo Testamento (formado en el decurso de unos 20 siglos) para estudiar los libros del Nuevo Testamento (que se forma en un plazo nunca mayor de 70 años, desde los muy tempranos primeros textos de los Sinópticos y San Pablo a los escritos últimos del Corpus Ioanneus).

Ese tipo de sesgada "investigación" con sus prejucios y su "metodología" conforma todas las desviadas conclusiones de una exegética que acaba minimizando/reduciendo todo el Misterio Cristiano a un impreciso capítulo marginal de la historia del judaísmo del siglo I en el marco socio-religioso-cultural del helenismo tardío. La obra de Pagola es una pequeña muestra de este lamentable fenómeno-tendencia de la peor teología de fines del XX.

Afortunadamente, la Teología Católica se ha mantenido activa, conviviendo en tensa relación con esa pseudo-teología elaborada paradójicamente desde dentro de la Iglesia, pero viciadamente contradictoria con la Fe de la Iglesia. En el transcurso de los últimos treinta o cuarenta años, diversas ideologías/filosofías han pretendido traducirse en términos "teológicos". La firme coherencia de la Teología Dogmática, se desmontó y fragmentó en tantas "teologías" como escuelas o tendencias de pensamiento iban surgiendo en el panorama cultural de Occidente. Hubo autores que en pocos años publicaban obras que eran la negación-contradicción-superación de su obra anterior de apenas diez años antes, con el desconcertante efecto de ser presentados en cada momento como las vanguardias del pensamiento cristiano, cuando eran su más decadente y degenerado epifenómeno.

La mejor Teología del Siglo XX se formuló con toda madurez y una excepcional calidad textual en los documentos del Vaticano II, tan desconocidos y olvidados. Desde una deliberadamente falsa comprensión del Concilio, se reclamó un "espíritu del Vaticano II" que implicaba su destrucción. La prueba es muy simple: Cótejese ese "Jesús" de Pagola con los enunciados cristológicos de Lumen Gentium, Gaudium et Spes, Dei Verbum o Sacrosanctum Concilium, y quedará en evidencia que el "Jesús" de Pagola es una reducción minimalista incompatible con el Jesús Hijo de Dios y Cristo Salvador que cree y proclama el Vaticano II según la tradición de la Iglesia Católica Apostólica.

Con la caída de la "teología de la liberación" y el descrédito personal de algunos de sus ideístas (como el bochornoso caso del brasileño Leonardo Boff), los seguidores de esas teologías "de frontera" recibieron un duro golpe. Ahora vuelven a reagruparse en torno a nuevos "líderes", y Pagola se ha convertido en pocos meses en uno de sus más reputados representantes. Al paso de la censura de su libro, diversos "colectivos" se han declarado a favor del autor y sus ideas. Basta informarse un poco de la naturaleza de dichos grupos para hacerse cargo de lo que representan y suponen.

Lo más grave es la notable impresión de división en la Iglesia. Tal es el caso de esto que escribo: Mi fe, la que procuro guardar y confirmar según la tradición apostólica que ha llegado hasta mí, no es la fe que presentan Pagola y adláteres en sus obras. Existe una distancia, una diferencia tan suatancial, que los contenidos de esa "fe" de Pagola y cía no pueden entenderse como una fe católica. Incluso más: Dudo que puedan ser mínimamente cristianos.

Si el Credo Cristiano "básico" es el explicitado en la doctrina de los cinco/siete Primeros Concilios, lo que Pagola enseña no es cristiano. Absolutamente. Si él y los de su tendecia pretenden formular un nuevo credo, que se separen de la Iglesia y que lo digan, para que lo sepamos y los distingamos. Pero mientras se declaren dentro de la Iglesia, ya sea como fieles o ya - lo que es enormemente más grave - como ministros de la Palabra y el Altar, o enseñan la fe rectamente o deben ser censurados con las penas canónicas que cada cual merezca en particular. Sin ambages y con toda contundencia. Después, en consecuencia, las actiudes en pro o en contra decantarán afinidades.

En la Misa de hoy, en la celebración litúrgica de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, se recalca el carácter apostólico de la Iglesia, la única Iglesia, que susbsiste/que es la Iglesia Católica Apostólica. La fe de Pedro confiesa a Jesús el Cristo Hijo de Dios vivo, y no hay otra salvación fuera de Él; la de Pablo proclama que esa fe mantenida, vivida, combatida, nos conducirá a Él, que nos salvará y nos llevará a su reino celeste.

Y esta es nuestra fe, esta es la Fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro. Amén.

Y lo de Pagola, la sombra de una pseudo-teología que enseña poco porque duda, y duda porque ha perdido su fe.

+T.

jueves, 26 de junio de 2008

Otro atentado

Jerusalén no tiene un perfil judío. La Ciudad Santa es bella de lejos y cerca gracias a las murallas de Solimán. Dentro de ellas, sobresale majestuosa y atractiva la cúpula dorada del Domo del Roca; también algunos minaretes, y los chapiteles de algunos campanarios cristianos. Las cúpulas plomizas del Santo Sepulcro, apenas sabe distinguirlas quien sepa donde están.

La huella árabe-islámica en Jerusalén es un hecho testado por la historia y el arte. Una desgraciada historia que no hubiera debido ser. Desgraciado el día en que los ismaelitas del desierto hollaron las calles de la Ciudad Santa, que no es su ciudad santa por mucho que fantaseen con la historia fabulosa de su profeta volando en la burra o la mula aquella. Quisieron plantarse en la Ciudad Santa, y ocupar su parcela. Era una forma solemne de ubicarse entre el Viejo y el Nuevo Testamento, como si estar y poseer en Jerusalén fuera la carta de legitimación de la novísima e inventada religión. En una ominosa acción, destruyeron los Santuarios Cristianos, de los que apenas queda relativamente intacta la Basílica de la Natividad en Belén.

El Templo se lo encontraron arrasado, inexistente. Por Divina Providencia, el Templo fué profanado y destruído por la violencia sacrílega de Roma, en el fatídico Julio del año 70, bajo Vespasiano y Tito. Fueron la mano de Dios y los ejecutores de su justicia. Al día, ni el más fanático rabino ni el más terrorista de los sionistas podrá acusar ni a Cristianos ni a musulmanes de haber participado ni remotamente en la destrucción del Lugar Santo.

Pero el espacio del Santo de los Santos late desde hace siglos bajo las bellas - muy bellas - mezquitas de la Roca y Al-Aqsa, en la imponente explanada que marca el área del antiguo Templo de Salomón, y el más moderno de Herodes. Como un bello desagravio del Islám a la ciudad bienamada, ya tres veces santa.

El Muro de las Lamentaciones no está elevado, ni tiene cúpula, ni tampoco torre. En el colmo de la humillación, el terreno más santo del Israel que ha perdurado sólo asoma un lienzo de muro, para consuelo y lamentación de los hijos de Judá. Las piedras del Muro de los Lamentos están tan empapadas de oración como en lágrimas y en odio.

La Jerusalén del nuevo Estado de Israel se ha hecho deliberadamente - necesariamente, según se mire - a espaldas de la Ciudad Antigua. En un derroche de medios y mal gusto (vulgar, internacional, repetido) los hoteles y los edificios de oficinas han roto el perfil de las murallas y la cúpula dorada con los minaretes y los campanarios. Un abuso de la más ordinaria anti-estética que sacrifica lo más santo y más bello al monstruo de la modernidad (política y mercado incluídos en esa modernidad).

En una demostración más de su habilidad probada para los hechos consumados, los del estado de Israel han plantado un vulgar puente del vulgar Calatrava en la nueva Jerusalén. Del infausto arquituerto, nada diré; de aquellos que le sean adeptos tampoco. Pediré, de pasada, la confusión perpetua para todos ellos, y un especial purgatorio ético-estético, muy largo y depurativo. Amén.

Y así han agregado un nuevo elemento neo-israelí para el perfil sionista de la Ciudad Santa, tan atormentada por las novedades y las antigüedades, a la vez. Si hubiera que deducir la sustancia del moderno Israel de las acciones y construcciones del Israel moderno, la conclusión sería decepcionantemente terrible. Para más paradoja, el nuevo "puente" se ha hecho en una ciudad sin rio y por un estado que no sé qué querrá ser, pero "puente" parece patente que no.

Jerusalén es dorada. Al subir desde Jericó por el viejo camino - el Camino del Samaritano - que asciende serpenteando entre los riscos y precipicios de la áspera y quasi desierta Montaña de Judea, el paisaje se va dorando, tramo a tramo, por la tierra calcinada, el sol, la oxidada piedra caliza; una paleta con colores entonados del blanco al ocre. Desde el Monte Scopus, la vista de la Ciudad Santa es un cúlmen de contemplación, un mirador de intensidad religiosa para el creyente, sea cristiano, judío, o musulmán. Todo es dorado, el cielo, la muralla, el aire, la cúpula, el cielo, las nubes, el horizonte, el cielo...El cielo de Jerusalén es dorado, acrisolado santamente con velos de incienso que envuelven en santidad la iniquidad de los hombres, dejando siempre santa a la ciudad del Santo de los Santos, amada en el Cielo que la dora con luz celestial. El dorado es la profecía de la Jerusalén futura.

Hacer puentes de hormigón y tirantes de acero en la Ciudad Santa es edificar una Jerusalén futurista que se aviene mal con la dorada Jerusalén futura. Esta descenderá del Cielo, no la harán los hombres; mucho menos arquituertos como ese nefasto Calatrava, cotizada vergüenza internacional, que hace de la Jerusalén dorada algo tan vulgar como un suburbio post-moderno de cualquier sitio.




Pax super Ierusalem!

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martes, 24 de junio de 2008

El retorno de los brujos


Ese era el título de uno de esos libros "esotéricos" que imaginan más que documentan. El título original era "Le Matin des Magiciens", y su autor un tal Jacques Bergier, un curioso personaje "new age". Ni que decir tiene que el libro hizo furor entre el hipperío y demás infra-culturas de los 60-70. Suministraba sugestivos misterios y místicas para flipar entre porros y sub-música drogata para decadentes burguesillos fastidiados y desconectados. Los que sobrevivieron a aquello, son los agnósticos, verde-ecologistas, y demás degeneraciones endémicas de aujourd'hui (zpses incluídos, of course).

Pero no iba a escribir de nada de eso, sino de esto: Vuelven los masones, no secretos sino discretos. Tal cual. Aunque conviene matizar que nunca se fueron; como la araña en su tela del rincón más sombrío del desván, emboscados, permanecieron. Lo malo es que dicen son los mismos de entonces, con una fatídica tendencia atávica a reconocerse como el apéndice, rabo o epigonía de sus abuelos (que este tráuma complejo del abuelete no es solamente zperista, como se puede ver, verbigracia).

Pienso que hay que ser un obtuso iluso sustancial para apuntarse a un club con juramentos, secretitos, ritos de iniciación, y ponerse un mandilito con cintitas para ir al club; o muy perverso y con ganas de más perversidad para utilizar la imbecilidad de los mandilitos y las logias para tramar por debajo del fantoche enmascarado una sociedad para el medro y los más oscuros objetivos. Para-para-para: Tan seguidos parece que cada uno parapeta y encubre al otro. Apenas consigues el objetivo, este se convierte en medio del siguiente, que cuando se alcanza ya es la premisa del que le sigue. Y así en una cadena que pocos conocen y algunos muy pocos controlan. Hay gente hábil para coordinar una secuencia de "paras" de tal forma que el que sepa el primero no se imagine, ni delirando, el último "para" para el que está trabajando (o descansando, o callando, o ignorando, o escondiendo, o durmiendo...que todo esto vale también para; muchísimo).

Si leen el artículito que cuenta la noticia, verán que se autopresentan impúdicamente como "victimas" de la Iglesia Católica, cuando hemos sido los católicos y la Iglesia las víctimas (y con muchísimas víctimas) de los masones y las masonerías en cuanto han podido dañar y perseguir a la Iglesia. Con la masonería tramando e instigando, desde 1836 a 1939, la Iglesia Católica en España estuvo intermitente y ferozmente perseguida, con consecuencias que todavía sufrimos y pagamos. Una de las peores la desinformación de todo lo sucedido, la "desmemoria histórica" tan sesgadamente activa y tan peligrosamente re-activa.

Señalan como personajes con carta de presentación masona a unos cuantos políticos discutibilísimos y un par de instituciones que dan grima (esa cadena krausismo-institución libre-masonería me ha resultado desde siempre particularmente repulsiva). La peor clase política e intelectual de la peor España (ellos se inventaron que había dos) mamó de esa teta venenosa, tan letal para los demás, no para ellos.

Ellos sobrevivieron. Fueron parte - grandísima parte - de los exiliados con medios y relaciones. Hicieron su república, causaron la guerra, y la sobrevivieron. Magnificaron nimiedades, salvaron bienes, siempre estuvieron a flote, nunca sufrieron pérdidas (notables), y hasta estuvieron donde estaban antes, corrompiendo desde dentro también a algunos de los que mandaron entre los 40 y los 70 y tantos.

Son círculos que una vez constituídos se mantienen resistentes, acomodándose a cualquier temporalidad, vicisitud, o circunstancia. Parte de su entidad estriba en preparar la subsistencia compleja para momentos adversos.
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Resurgen, dicen, no secretos, sino discretos. Y discretas, que también hay ellas retornadas (aunque no me queda claro si mantienen la separación de sexos o si ya tienen logias mixtas de masones & masonas en promiscuidad de asiento y contacto y demás).

Vuelven con el aval complaciente de los que mandan. No sólo de la izquierda, sino también del centro (no digo derecha, porque derecha no tenemos, ya se sabe). Y vuelven pisando discretamente, pero me temo que con fuerza y decisión. Si asoman ahora la discreta cresta, a saber cuánta hondura tiene el iceberg del compás y la escuadra, y cuántos tienen nº de socio en logia (previo pago de cuota y demás emolumentos debidos), con pseudónimo o mote masón para los co-masones, y sólo para ellos.

¿La paranoia de la conspiración, de la manía persecutoria? No. Yo diría, más bien, que la confirmación de una sospecha, de algo sabido, de algo viejo que se sabe que vuelve, que retorna. Como la mala hierba, como la cizaña, como la alimaña temporera. Como los brujos esos del francés.

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domingo, 22 de junio de 2008

Pro causa Christi


Como decía, metieron al seglar con el Cardenal-Obispo, y salen los dos juntos el día del martirio de Juan Fisher, adelantándose el martirio de Tomás Moro dos semanas sobre su fecha real. Cosas de los Papas y los Cardenales y los Obispos y los curas, que al fin son clero y prevalece la jerarquía ordenada sobre el láico corriente.

Aunque, bien considerado, siempre es más, mucho más, muchísimo más, un clérigo que un seglar. Absolutamente. Pero, como soy devoto más de Tomás Moro y menos de John Fisher, le concedo primacía de simpatía - salva siempre la preeminencia sacerdotal - al Canciller, no al Cardenal.

Por eso, para compensar, hablaré del Cardenal. Que no tenía cara de cardenal, por cierto, ni le dio tiempo a coger cara cardenalicia. Fue cardenal in extremis, un 21 Mayo de 1535, a un mes justo de su decapitación, el 22 de Junio, hasta el punto de corroborar que la púrpura le aseguró el martirio, más profética que nunca, instituyéndole más cardenal que ninguno. Los cardenales de su tiempo, los de su Colegio Cardenalicio, eran renacentistas...con todas las consecuencias. Pero John Fisher de Rochester parece haberse quedado con el perfil de un místico renano, de un solitario estilo Tomas de Kempis.

El retrato fidedigno de Holbein, un dibujo para un cuadro que no sé si llegaría a pintar, es descarnadamente realista, implacable en plasmar los rasgos ascéticos. Una mirada viva, inteligente, pero serena; las mejillas enjutas, todo pómulos y mentón; unos labios finos, apreciativos, cerrados para la mentira y preparados para exponer y clamar verdades; un semblante franco, sin máscaras falsas, con prístina apariencia; inteligente, consciente, atento, despierto, avizor. Y un buen humor - no diré ironía - latente, simpático en cuanto empiece a hablar ¿Si digo sal y digo luz, exagero? Pero hay sal y luz, sin duda, en ese hombre de Iglesia que retrataba el agudo, retratista sin par, Holbein jr.


- El retrato de Moro, es más amable, menos duro, más familiar. Holbein deja traslucir una empatía con el retratado, que falta en el retrato de Fisher, tan fiel, pero más distante. No sé si será impresión-ilusión mía, pero en la mirada del boceto de Moro (en el óleo no) los ojos del humanista parecen ensoñar una Utopía (o una visión? o un martirio?), con perspicacia extático-profética. -

El prelado John Fisher no era hombre venal. En tiempos de crisis (y en todo tiempo!) se miden las corruptelas secundum hominem. Fisher, siendo de lo mejor, se queda discretamente en Rochester, y no se ve que aspire a Canterbury, ni a York. Y sin embargo podía. Podía porque fue excelente alumno y enseñante en Cambridge, en su college, que luego devendría el célebre Trinity. Por Fisher, fue Erasmo a enseñar a Cambridge, y cultivaron en cordial entendimiento aquel humanismo, lo mejor que dio el siglo.

Su palabra, su consejo, su juicio, su opinión, valían mucho para Enrique, el rey, porque Fisher fue el capellán de su abuela, la gran matriarca de los Tudor, la inteligente e influyente (nunca reina, siempre reinando) Margarita de Beaufort. Las circunstancias que determinaron el fin de la Guerra de las dos Rosas y la llegada al trono de los Tudor, hacían todavía vulnerable la posición de una Casa con sólo dos monarcas reinantes. Los tronos se aseguran más que con las armas, con las almas, y no hay rey sin hombres del rey.

En una tópica exposición de la degeneración de un reino por un rey, la causa de Henry se convirtió en la causa de Inglaterra, y estar contra Enrique equivalía a estar contra el reino y la nación. Una lectura tópica hecha tantas veces por cualquier tirania. Pocos resisten a los tiranos, porque los hombres se amoldan facilmente al devenir, sin oponerse al poder cuando reconocen la voluntad del que lo detenta.

Se rindieron casi todos, como en tablero de un juego con pena de muerte, con un que rey se imponía o ejecutaba, y el Henricus Rex Defensor Fidei se irguó desafiante como cabeza de una nueva Iglesia frente a Roma y el Papa. Lástima que la verdad y santidad de Roma y el Papa no estuvieran, en aquellos momentos, encarnados en hombres dignos y santos, con la excelsa santidad del ministerio ensombrecida por la indignidad de los ministros. Pero es Santa siempre la Iglesia, y la santidad martirial que necesitaba, la tuvo tan alta, tan digna, como en pocos momentos más de la historia.

Cuando caen las cabezas de Fisher y Moro (22 de Junio y 6 de Julio de 1535) , la antigua historia del canciller y obispo Thomas Becket refresca con sangre nueva de un obispo y un canciller la defensa del honor de Dios. Otra vez frente al querer de un rey y su reino, casi reviviendo estampas antiguas de una historia ya representada en casi el mismo escenario, reinterpretada ahora por nuevos campeones de la misma causa de Cristo y su Iglesia, como una glosa con carne y con sangre del Evangelio de la Misa hoy, Mt 19, 26-33:

"No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados. Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna... Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos."



A cinco siglos de distancia, los Santos Mártires Juan Fisher y Tomas Moro siguen siendo un testimonio clamoroso contra una iglesia que nace cismática y manchada por las pasiones de un tirano. Cismática en orígen y germen de cismas sectarios, el último cisma dentro de la Comunión Anglicana está a punto de consumarse, con una nueva división de la jerarquía, tan descompuesta, tan degenerada "capite et in membris".

La Iglesia de Fisher y Moro sigue siendo la misma, en Roma, la misma de Pedro y de Pablo, la misma que fundó Cristo sobre una piedra tantas veces confirmada y robustecida con la sangre de sus Mártires: Que ellos rueguen por nosotros y por esa misma Iglesia de la que son, en la que estamos.

Adsumus! Tu autem, Dómine, miserere!



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viernes, 20 de junio de 2008

Tornos, disciplinas y pláticas

Soy tímido, más bien. Con gran sentido del ridículo. Hipercrítico de quasi todo y consciente de que perfecto sólo es Dios, y de Èl para abajo, nadie (menos la Virgen que es su Madre, que Esa es aparte como explica el potuit-decuit-ergo fecit. Amén).

Este preámbulo quizá sea excesivo para lo que comentaré, que es tan poca cosa y tan ridícula. Pero me afecta en la medida en que hay gente que piensa que me afecta, y no me afecta, y por eso me afecta. Y comento. Y critico. Que es lo que puedo, tan sólo, por otra parte.

Primero diré que persevero en la mortificación. Tiendo a la perfección - yo, tan imperfecto - y me mortifico la mente, los ojos, los oídos y la razón. Con medida, sin pasarse, con permiso expreso de mi director espiritual, que es duro y de vieja escuela.

Cuando las Carmelitas del Barrio de Stª Cruz dejaron de hacer disciplinas de cáñamo y cilicios de alambre (también se cortaron el hábito, se quitaron la toca, se menguaron el velo, y se quedaron remotamente parecidas a las que Stª Teresa reformó, siendo ahora vulgares monjas decadentes en aceleración); pues cuando pensaron que lo suyo no era fomentar la penitencia sino el liberal-catolicismo claustral, yo me quedé sin instrumentos de mortificación. Me propusieron otras formas, otros materiales. Pero me resisto; es que la costumbre y tal, aparte de que uno es muy clásico para las penitencias y estas cosas serias.

Yo llegaba al portón, pasaba al compás y entraba en el zaguán de la portería, donde está el torno. Tiraba de la cadenilla y sonaba la campanilla del torno: Tilín-tilín-tilén-lén-tilíiiinnn...Al cabo de un ave (un Avemaría) se oía a través de la caoba del torno:

-"Ave María Purísima".

Y yo: - " Sin pecado concebida. Buenos días. Mire, madre, que quería una disciplina y dos cilicios, uno de los estrechos y otro de los anchos".

Y la monja, después de un silencio grave que duraba un compás de 4/4 largo maestoso: - "Ya sabrá Ud. lo que dice nuestro Padre San Juan (de la Cruz), que la disciplina sin orden es cosa de bestias".

Y yo: - "Si madre, lo sabía. Pero yo tomo disciplina por dirección espiritual; y muy moderada, aunque más merezco por mis pecados.

Y la monja: - "Quite, quite! Que se ve que es Ud. un santito, y quiere adelantar virtudes.

Y yo: - "Pues qué poco ve Ud. madre, porque de santo yo no tengo ni un pellizco, que soy más malo que un dolor.

Y la monja: - "Ay! Qué cosas dice usted. ¿Ud. no será el dirigido del padre Lecaróz, aquel que vino con él cuando el triduo de nuestra Santa Madre, verdad?

Y yo: - "El mismo, pero más pecador".

Y la monja: - "Ay qué alegría! Cuando se lo diga a la la Madre (la Priora) se va a alegrar muchísimo. Pues que sepa que pedimos por usted, por su vocación, porque se veía que Ud. tenía vocación..."

- ¡¡¡...Talán-talán-talán-talán-talán...!!!

Y la monja: - "Ay, vaya por Dios! Que tocan a Sexta, y tengo que cerrar el torno. Mire, ahí lleva, en la bolsita, separados, la disciplina y los cilicios. Y rece por nosotras que nosotras rezamos por Ud.

Y yo: -"Muchísimas gracias, madre. ¿Cuánto es?

Y la monja: -"Estas cosas no se venden, Ud. sabe. Lo que Ud. quiera dejar, lo deja como limosna para el convento."

Y yo: -"Muchísimas gracias, Dios se lo pague. Ahí dejo una limosna, en el sobrecito".

Y la monja: -" Dios se lo pague a Ud. Mire, llévese estos escapularios, y unas estampas de nuestra Santa Madre; y también un librito con las máximas de San Juan de la Cruz, que nos lo han mandado de Ávila, de regalito.

Y yo: - "Vamos madre, que como no me vuelva santo no será por falta de medios ni por culpa de Ud."

Y la monja: - Ay! Jesús! Las cosas que dice! Ea, Vaya Ud. con Dios! Y que rezamos por usted, no se olvide.

Y yo: - Gracias, madre. Recuerdos a la Priora y a las demás. Con Dios!

Pues como las monjas ya no son aquella madre tornera y cada vez se le parecen menos (para detrimento de ellas), ya no han lugar estas escenas, ni me dan por el torno material ascético, ni estampitas, ni máximas de San Juan de la Cruz. Sunt lácrimae rerum!





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jueves, 19 de junio de 2008

Ysidorus secundum Benedictum


Ayer, en la audiencia de los miércoles, Benedicto XVI habló de San Isidoro. De Sevilla, por supuesto. Significativamente, España no se nombró. Se nombró a Sevilla, se nombró a Toledo, se aludió a la "patria" isidoriana, pero España no se nombró. En Roma no dan puntada sin hilo, y esa puntada no se dió aunque el Papa enseñara de San Isidoro de Sevilla, que está en España. ¿No están las cosas para hablar de España aunque se esté hablando de un Santo español?

¿Por qué sacar a San Isidoro en Junio, cuando hubiera sido más propio en torno a su fecha, que es en Abril? En lo que lleva de pontificado, Benedicto suele sacar ciertas figuras de la Patrística en las alocuciones a los peregrinos. Quizá con San Isidoro, el último padre de Occidente, se cerrará un ciclo temático. Si salen más padres en los sucesivos miércoles, será obvio que no sacó a San Isidoro para concluir.

Ha dicho de San Isidoro cosas que se suelen decir de nuestro Obispo, quizá el resumen que leyó en español reúna el tópico isidoriano, sobre todo la afirmación de "Más que dado a la síntesis, Isidoro poseyó el don de la collatio, es decir, de la recopilación..."

Y sin embargo, el discurso-lección del Papa tiene su originalidad por el Isidoro que selecciona y que comenta, sucinta pero significativamente.

Por ejemplo, cuando dice citando:

"El responsable de una Iglesia (vir ecclesiasticus) por una parte tiene que dejarse crucificar al mundo con la mortificación de la carne, y por otra, tiene que aceptar la decisión del orden eclesiástico, cuando procede de la voluntad de Dios, de dedicarse al gobierno con humildad, aunque no quisiera hacerlo" (Libro de las Sentencias III, 33, 1: PL 83, col. 705 B).

Y añade un párrafo después: "Los hombres de Dios (sancti viri) no desean ni mucho menos dedicarse a las cosas seculares y gimen cuando, por un misterioso designio divino, se les encargan ciertas responsabilidades... Hacen todo lo posible para evitarlas, pero aceptan aquello que no quisieran y hacen lo que habrían querido evitar. Entran así en el secreto del corazón y allí, adentro, tratan de comprender qué es lo que les pide la misteriosa voluntad de Dios. Y cuando se dan cuenta de que tienen que someterse a los designios de Dios, agachan la cabeza del corazón bajo el yugo de la decisión divina" (Libro de las Sentencias III, 33, 3: PL 83, col. 705-706).

¿Está auto-describiendo Benedicto su situación-vocación-estado? Me parece que sí, que se puede trazar ese "paralelo" entre Isidoro, lo que dicen esas citas, y el caso particular de Benedicto. Aunque el texto isidoriano es aplicable y referible a la vocación sacerdotal-eclesial en general, mantengo la opinión de que Benedicto (consciente? subsconsciente?) habla de sí mismo con la lengua y el cálamo de Isidoro.



También me resulta elocuente la ponderada alabanza de la actividad y el retiro en una integridad no excluyente, necesarios ambos para la Iglesia y los que se consagran a la Iglesia:

- Un ejemplo significativo en este sentido es la enseñanza de Isidoro sobre las relaciones entre vida activa y vida contemplativa. Escribe: "Quienes tratan de lograr el descanso de la contemplación tienen que entrenarse antes en el estadio de la vida activa; de este modo, liberados de los residuos del pecado, serán capaces de presentar ese corazón puro que permite ver a Dios" (Diferencias II, 34, 133: PL 83, col 91A).

El realismo de auténtico pastor le convence del riesgo que corren los fieles de vivir una vida reducida a una sola dimensión. Por este motivo, añade: "El camino intermedio, compuesto por una y otra forma de vida, resulta normalmente el más útil para resolver esas cuestiones, que con frecuencia se agudizan con la opción por un sólo tipo de vida; sin embargo, son mejor moderadas por una alternancia de las dos formas" (o.c., 134: ivi, col 91B).

Isidoro busca la confirmación definitiva de una orientación adecuada de vida en el ejemplo de Cristo y dice: "El Salvador Jesús nos ofreció el ejemplo de la vida activa, cuando durante el día se dedicaba a ofrecer signos y milagros en la ciudad, pero mostró la vida contemplativa cuando se retiraba a la montaña y pasaba la noche dedicado a la oración" (o.c. 134: ivi).

A la luz de este ejemplo del divino Maestro, Isidoro ofrece esta precisa enseñanza moral: "Por este motivo, el siervo de Dios, imitando a Cristo, debe dedicarse a la contemplación, sin negarse a la vida activa. Comportarse de otra manera no sería justo. De hecho, así como hay que amar a Dios con la contemplación, también hay que amar al prójimo con la acción. Es imposible, por tanto, vivir sin una ni otra forma de vida, ni es posible amar si no se hace la experiencia tanto de una como de otra" (o.c., 135: ivi, col 91C).

Benedicto, tan benedictino, ha rastreado el "Ora et Labora" de San Benito en San Isidoro, no me cabe duda. Sería digno de estudio investigar si Isidoro recibió la impronta benedictina de la régula; ¿por Gregorio Magno, que era amigo de Leandro, el hermano y formador y predecesor episcopal de Isidoro? A los tres nombra Benedicto en su exposición. Un simpático estudio, ya digo.


Pero no habla de España. ¿O sí? Esto lleva implícito algo:

-"Para comprender mejor a Isidoro es necesario recordar, ante todo, la complejidad de las situaciones políticas de su tiempo, que antes mencionaba: durante los años de la niñez había tenido que experimentar la amargura del exilio. A pesar de ello, estaba lleno de entusiasmo: experimentaba la pasión de contribuir a la formación de un pueblo que encontraba finalmente su unidad, tanto a nivel político como religioso, con la conversión providencial del heredero al trono, el visigodo Hermenegildo, del arrianismo a la fe católica."

Algo de España, sobre España y para España.

Y esto, también:

-"En todo caso, hay que admirar su preocupación por no dejar de lado nada de lo que la experiencia humana produjo en la historia de su patria y del mundo. No hubiera querido perder nada de lo que el ser humano aprendió en las épocas antiguas, ya fueran éstas paganas, judías o cristianas. Por tanto, no debe sorprender el que, al perseguir este objetivo, no lograra transmitir adecuadamente, como él hubiera querido, los conocimientos que poseía, a través de las aguas purificadoras de la fe cristiana. Sin embargo, según las intenciones de Isidoro, las propuestas que presenta siempre están en sintonía con la fe católica, defendida por él con firmeza. Percibe la complejidad en la discusión de los problemas teológicos y propone a menudo, con agudeza, soluciones que recogen y expresan la verdad cristiana completa."

Me pregunto a quién habla, a quién se dirige. ¿Simplemente a los peregrinos de la audiencia? ¿O habla para la España que no nombra, Obispos, fieles y gente de la patria de Isidoro en general? Sería extraño que no hubiera pensado en todo y en todos, dado el personaje del que habla y lo que de él habla.

El resumen con el saludo a los peregrinos de lengua española incluye esto también:
- "...admirable su preocupación por no descuidar nada de lo que la experiencia humana había producido en la historia de su patria y del mundo entero."

Total, que era de justicia que en el blog comentara algo del discurso del Papa en la audiencia de ayer. Sobre San Isidoro de Sevilla.

Con esta y otras dos ( y IIª) ya van tres isidorianas aquí. Pero esta es "pontificia", la más señalada.

p.s. Aquí se puede leer el discurso completo.

p.p.s. Y de ilustraciones, tres San Isidoros de primera: 1º el de Lorenzo Mercadante de Bretaña de la fachada del Baptisterio de la Catedral; 2º el de Martínez Montañés del retablo mayor de San Isidoro del Campo; 3º el de plata de Laureano de Pina del altar del monumento de la Catedral (el dorso, con la capa luciendo el escudo con la Giralda entre dos jarras de azucenas).


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miércoles, 18 de junio de 2008

De Regibus

No me cuesta confesarme monárquico porque profeso un credo monárquico. Y verdadero; el único que es verdad. Rezar el "...adveniat Regnum Tuum" es definitivo, y lo rezo conscientemente. Esa y otras oraciones que incluyen conceptos sinónimos, derivados, equivalentes y/o relativos. En el Símbolo Niceno-Constantinopolitano, el "...cuius Regni non erit finis" mantiene (me mantiene) alta la esperanza. Y muy activa.

Sed contra, me afecta el paradigmático y tenso pasaje del Profeta contra los monárquicos: I Sam 8 . La constitución de la primera monarquía de Israel sobre la preterición de Dios y su única realeza, resulta en ese texto tan cruda como desalentadora. Sed contra etiam, después del fracaso de los hombres, la gracia de Dios constituye un rey, David (Sal 78,70 y 89,4 y ss)., que siendo rey del mismo Israel, es distinto en tanto se establece entre Dios y él una relación de rey a Rey, de un rey al Rey. Desde esta nueva "constitución de la realeza", el rey que sirve al Rey es el verdadero (legítimo?) rey. Según este esquema, se juzgan en I y II Reyes y I y II Paralipómenos a cada rey y cada reinado. La Ley y la Alianza son el patrón, el metro de cada reino y su monarca.

La Cristiandad (que no la Iglesia) asumió pronto su versión, recreada desde la fundamentación mesiánica del Reino de Dios. Aparece tan fuerte en el comienzo, que hay que hacer malabarismos histórico-eclesiásticos para explicar la convocatoria del trascendental primer Concilio Ecuménico de Nicea, en el 325, por Constantino Emperador, y no por voz de la Jerarquía Eclesiástica. Aunque hablaron y deliberaron y definieron los Padres Conciliares, Obispos del joven Orbe Católico, el que convoca y abre es el hijo de Constancio Cloro y Elena, Constantino. El cesaropapismo que corre por Bizancio, que emerge en Carlomagno, y resucita en los Otones, y va y viene por todo el Medievo del Sacro Imperio, y finiquitado el Imperio Sacro (?) Germánico re-surge quasi monstruosamente (pero con lógica explicable) en Napoleó, que destrona dinastías y entroniza a sus hermanos y cuñados y compadres (muy "mediterráneo", muy corso; racial: Sangre y genes al fin), y a él lo corona un Papa en París (bueno, uds. saben la historia).

Y al fin con Don Lotario Metternich - por mucho Santa que se le apellide - a la Alianza de trono y altar le restaban años como resuello a un tísico (romántico).


Romántica es mi filia monárquica, también. Un romántico monárquico que se despendola de tragicómica risa con los desechos de tienta que reinan en la Europa de las monarquías, las dinastías y las Casas Reales. Un panorama desolador desde los tronos nórdicos al Principado de Asturias. Un Principado con pseudo-princesa née asturiana cazurra y re-casada con un Felipe que, aunque de ínfimas cualidades monárquicas, reúne por padre y madre los más rancios genes de las más rancias sangres reales (excepción hecha de la veta sanguínea que mechó Doña Isabelona con la suya, que para eso era Reina y podía - y quería-).

A propósito: La risa se me vuelve floja estangúrrica cuando considero la causa de nuestro "tradicionalismo monárquico", que armó guerra civil por la causa de Borbones machos contra una Borbona hembra y su descendencia. Hasta para eso, España is different. Gloriosamente siempre, eso sí.

Los tradicionalistas franceses están más "diversificados", y salvo la excepción de los que se emocionan con el bisnieto del Caudillo y bisnieto de Alfonso XIII casado con criolla venezolana (risum teneatis!); salvos también los que queden adeptos a la Casa de Orleans y el Conde de París; salvos todos los demás con pretendiente real realmente pretendiente o ilusamente pretendido; salvas, decía, estas reales camarillas, los tradicionalistas más graves, consecuentes y conspícuos han optado por ser monárquicos sin rey, casi volviendo a los tiempos de Samuel y los jueces. Se espera (se alienta?) un juez estilo de la época de los Jueces ,que resuelva la premura del momento, que venza al filisteo de turno. Un Sansón, un Gedeón, hasta una Débora si se tercia. Pero no más.

No están los tiempos para reyes, ni para pedirlos, dado como están las Casas Rales que legitimarían, según la sangre, un rey.

¿Y qué hacemos con la monarquía, con nuestras monarquías? Lo tengo suficientemente claro, salvo detalles: Dejarlas (si nos dejan/si las dejan)donde están y como están, en barbecho, oreándose, pudriendo lo que les queda que pudrir (que son personas, que son ideas, que son cosas de las personas y de sus ideas). Troncos más podridos han rebrotado. Es mi sueño/ilusión de monárquico, aunque mi esencia y fundamento monárquico profundo no es de este mundo, ni tiene en este mundo su esperanza. Si me explico.



El yotube es emocionante: El Dios Salve al Rey que empieza sencilla, popular antífona en francés au temps du Roy Soleil; se vuelve solemne himno inglés de los Hannover parlamentaristas; retorna ferviente-patético otra vez popular para el Delfín, el hijo del decapitado Capeto, que no fue coronado rey; y se sublima casi místico-litúrgico en canto glorioso de los Romanov.

Es porque soy un monárquico-folklórico, moi même, aussí. Yes of course, sir. Hasta reconozco que me emocionan sobremanera las pompas fúnebres regias; quizá porque es lo más auténtico que les queda a los reyes y reinas que quedan. ¿N'est-ce pas?

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sábado, 14 de junio de 2008

Conversos de actualidad


La conversión es un suceso corriente en la Iglesia. Siempre es deseable, se ruega por ella, unas veces llega por gracia "tumbativa" de Dios, y otras no acaece a pesar de chaparrones de oraciones "pro conversione". También es un proceso contínuo, un iter con su finis no en esta vida, sino en los umbrales de la eterna. Es, en suma, un misterio dentro del Misterio.

Dicen que Bush jr. se convierte al catolicismo. Y habría que decirle que a buenas horas. Podría haberse convertido antes de la Guerra de Irak y haberle hecho caso al Papa, que quería paz y no una tarta con velitas. Era otro Papa entonces, el mismo que clamó contra la 1ª Guerra del Golfo que emprendió el papá del presunto convertible.

Entiendo que Bush 2º quiere lavarse la cara, las manos, la cabeza y los pies A este sí que le hace falta un lavabo integral, y seguro que no le dicen, como a San Pedro, que basta lavarse los pies. Se ha enfangado en todos los lodazares del universo mundo, y tiene manchas de sangre desde la frente al talón. Que se lave es una cuestión de higiene, moralidad y corrección política. Pero que le quiten lo matado; digo, lo bailado.

¿Cabe ilusionarse con la conversión de Bush jr.? Bueno, siempre hay almas santas, almas cándidas, que miran todo sub specie aeternitatis, y que se alegran con los Ángeles del Cielo por todo pecador que se arrepiente. Y hay también almas de cántaro que tocan palmas y dicen vivas a todo y por todo. Si ahora se apláuden hasta en los entierros, que se tiren cohetes por un converso presi de los USA, es natural.

¿Nos conviene? Yo diría que le conviene, sobre todo a él, al Bush 2º. A nosotros (a la Iglesia) nos resulta un converso incómodo, tanto como un Pinochet católico, verbigracia. También es verdad que la Iglesia es para los pecadores. Lo que pasa es que no sería de extrañar que nos acusarán de todas las fechorías de Bush, cargando las cuentas del presidente sobre la Iglesia si la Iglesia al fin lo acogiera. Se olvidarán, como siempre, que los peores entre los peores militan bajo la hoz y el martillo, la estrella roja, la svástica, el puño y la rosa, o la escuadra y el compás. Todos esos simbolitos han cobijado y cobijan a la canalla más canalla de las canallas todas. Por su parte, la Cruz de Cristo reúne y ampara a pecadores, o sea, arrepentidos que se han convertido y se están convirtiendo. De todas maneras, Bush no será una joya para enseñar con santo orgullo en la galería de los conversos y el muestrario de las conversiones.

¿Y el Papa? El Papa hace lo que debe hacer un Papa: Acoger, facilitar, y, si llegara el día, alegrarse. Sea como sea y lo que al fin sea, una conversión de estas es una rendición, en cierto sentido. Roma es muy experta en este tipo de rendiciones.

Por ilustrar con un ejemplo histórico, se me viene a la cabeza el caso de Cristina de Suecia, la reina. La dificil reina. Una reina ya liviana-casquivana, ya ilustrada avant la lettre, que aprendía matemáticas y dudas metódicas con Descartes; y que metía en su real alcoba a machos y hembras sin escrúpulos ni distinciones. Una real pieza. El caso es que dejó sus boreales realezas y el luteranismo en que se crió, y se vino a la máter Roma, conversa católica-apostólica-romana (1654-55). Una conmoción en Suecia, un bombazo en Europa, y un alegrón en Roma, que se festejó por todo lo alto, con acuñación de medallas y todo, siendo de las pocas alegrías que se llevó el bueno de Alejandro VII, que sufrió un purgativo pontificado acosado por su Cristianísima Majestad Louis XIV de la France. Y más faustos y más fiestas.



Cristina católica se quedó a vivir en Roma, y vivió la dolce vita, más "cálida" que la nórdica", con sus trajines y sus cosas, para incomodidad de los Papas que la tuvieron que llevar con paternal paciencia. Cuando murió la enterraron en San Pedro del Vaticano, siendo junto con Matilde de Canossa las dos únicas féminas sepultadas allí, con sus respectivos monumentos, entre muchos Papas y algún que otro cardenal.
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Pero no hubo más. Suecia siguió Suecia, y Europa Europa. Roma también siguió siendo Roma, gracias a Dios.

Si es verdad lo de Bush, sería el segundo grande entre los grandes que se convierte católico, después de Tony Blair. ¿Será posible que entre motete y motete palpite una conversión? A ver, a ver en qué queda el caso, si hay caso. Lo que si estoy seguro es que Benedicto XVI, tan discreto, sonreirá, bendecirá, y pedirá por los conversos y los que estén en trance de conversión, para que se arrepientan de sus yerros y perseveren en la gracia. Pero sin acuñar medallas ni hacerles monumentos en San Pedro.

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viernes, 13 de junio de 2008

In versículo IIº Salmi XLII (41)



Tengo el blog como una expansión, y no me gusta tratar seriedades doctas y graves de las de verdad-verdad. No es el sitio. Ni el momento. Ni merece la pena. Pero también me gusta que otros se tomen sus blogs más a pecho y con más rigor.

Dos de los que suelo visitar - este y este - se han liado a porfiar una cuestión de crítica-exégesis bíblica. Diría "bizantina", pero es "cervical". Discuten si "cervus" o "cerva" en la versión latina del verso 2º del Salmo 41 (ó 42, para más complicación si es Ud. profano-cateto bíblico, lo cual sentiría mucho, para desgracia de Ud.). Un salmo bellísmo, de los cantados/compuestos por los "Hijos de Coré", los Levitas Coraítas, tan famosos, que por algo suenan y tienen nombre propio. Abre el IIº libro de los cinco que componen el Salterio, y es de los más usados por la liturgia católica junto con el que le sigue, con el que compone "pareja" o es unidad, siendo el mismo o su continuación, según quien opine.

A mí me gusta enredar bizantinismos, si puedo. Y aporto mi parte de confusión-ilustración a la quaestio.

Y digo que no es suficiente para preferir "cervus" aferrarse al texto hebreo, que es el masorético, ca. s. X de nuestra era (en torno al año 900 después de Cristo). Sino que la lectio de los LXX ofrece más garantías de verter desde el hebreo antiguo con toda la fidelidad de los LXX, además con la certeza de haberse compuesto mucho antes, en torno a la mitad del siglo IIIº antes de Cristo, la legendaria pero válida fecha referencial que data en la Carta de Aristeas la traducción del Pentateuco al griego durante el reinado de Tolomeo IIº Filadelfo, y en sucesión de aproximadas fechas los demás textos del A.T. incluido el Salterio.

Yo prefiero "cervus". Si se trata de describir el barrunto ansioso del animal sediento, es más llamativo y significativo un venado macho alzando poderoso la cabeza y girando la imponente cornamenta, que una tímida y huidiza cierva, más dificil de ver y menos elocuente en movimientos y presencia para alegorizar una vehemente y poderosa ansia animal-anímico-espiritual. El hebreo, pues, parece que dice "cervus". Y la Vulgata, "cervus"; y "cervus" mantiene la Neo-Vulgata.

Pero los que eligen "cerva" desde los LXX, tienen el aval de un texto fidedigno y más antiguo que traduce muy fiablemente el hebreo de los viejos textos del A.T. al griego helenístico. Además, los textos de los LXX se escribieron y fijaron cuando todavía existía el Templo, había culto, y los levitas cantaban cotidie los Salmos, y no cabían esas dudas sobre qué cantaban cuando salmodiaban.

Para todo lo dicho no obsta el emblemita-sello de la B.A.C. que dice "cervus" y dibuja un patente "cervus", con una imponente cornamenta.

Y como ambientación, esta reconstrucción musical interpretando el Salmo 24, tal y como lo imagina la docta musicóloga Suzanne Haïk-Vantoura, que se atreve a meterse en tales arqueologías litúrgico-músico-sálmicas-veterotestamentarias, la muy osada. No suena mal la cosa, pero a saber cuánto supone o inventa la propia.
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¿Qué les parece? En los youtubes hay unos cuántos más, pero este me pareció más apropiado para el cervus/la cerva.

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jueves, 12 de junio de 2008

Onofre


Existe en Sevilla la Hermandad de San Onofre y Ánimas Benditas, con 40 señores hermanos de entre lo más conspicuo y rancio de la ciudad. Tiene capilla privilegiada en plena Plaza Nueva, y mantiene regular vida espiritual y culto, prestando su antiguo oratorio para la Adoración Perpetua del Stmº Sacramento.

La devoción a San Onofre me figuro que vendría con el desaparecido convento de San Francisco, anejo al cual estuvo la capilla. Extramuros, saliendo de la barriada San Jerónimo en dirección a La Rinconada, está el Humilladero de San Onofre, dentro de los antiguos límites del gran monasterio de San Jerónimo de Buenavista. El humilladero se encuentra hoy más humillado que nunca, embutida su maciza y bella arquitectura gótico-mudéjar entre los feos hierros de un puente que cruza la carretera.

Al Santo no le importará la molestia, porque en peores andurriales anduvo. Su memoria nos viene por testimonio directo de Pafnucio, el obispo de la Tebaida en el siglo IV, que lo conoció personalmente. Según su relato, lo encontró en un pequeño palmeral, donde Onofre vivió penitente más de sesenta años. Al verlo, Pafnucio se asustó por el desaliño del eremita, sin vestidos, sólo con un cinturón de hojas y la hirsuta barba, que con la cabellera intonsa le cubría todo el macilento cuerpo. Comía yerbas, raíces y los pocos dátiles de las palmeras. Onofre contó a Pafnucio que los Ángeles le llevaban la Comunión. Después dijeron que los Ángeles reverenciaron su cuerpo, cuando murió, poco tiempo después del encuentro con Pafnucio.

Pafnucio es otro caso notable. Conoció las últimas persecuciones, estuvo condenado a trabajos en las minas, y perdió en las torturas un ojo y una pierna. Tuerto y cojo, fue de los más venerados participantes del Ier. Concilio de Nicea, donde defendió junto a San Atanasio la fe ortodoxa, confesando la Divinidad de Cristo frente a los herejes arrianos. Tan venerable era su figura, que el emperador Constantino le besaba la cuenca vacía de su ojo tuerto, emocionado ante el anciano confesor. Digo esto para apoyar su testimonio sobre San Onofre; cuando un santo refrenda a otro, se entiende que está también edificado sobre la santidad que refiere. (De lo del beso en el ojo tuerto, no sé qué decir, la verdad. Pero gustos y devociones más raras hay. Conste).
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Después, durante la Edad Media, la memoria de San Onofre se enrarece. No es de los que salen en la Legenda Aurea, pero su caso es tan legendario como extraño, porque además de la recurrente historia de nacimiento principesco y señales y prodigios desde su infancia etc. la leyenda onofriana añade el episodio inaudito de un periodo de tiempo en el que el santo quedó convertido en mujer, y así anduvo por el mundo. No puedo dar más detalles. Ni tampoco me atrevo a sacar conclusiones. Por gracia de Dios, volvió a su ser natural, y así, penitentente en la Tebaida, le conoció San Pafnucio, en vísperas de su muerte.

En Roma tiene iglesia-convento en un privilegiado rincón del Gianícolo. Sobre el extremo de la Via della Conciliazione que da al Ponte, alla sinistra, vicino al Borgo Santo Spírito y su Ospedale, la salita di Sant'Onofrio lleva por una empinada escalinata hasta una placita, con la fachada de la Chiesa y su convento anejo. En él murió Torcuato Tasso, en unas dependencias del hospital de los caballeros del Santo Sepolcro de Jerusalén, la víspera del dia en que iban a coronarlo de laurel en el Campidoglio, el dia de San Marcos de 1595. Y allí, en Sant'Onofrio, está su tumba, con una escultura romántica que los baedeker dicen que es fea, pero a mí me gusta. En el pequeño claustro, unos lunetos del Cavalier D'Arpino, con escenas de la vida del Santo eremita. Y, ya en pleno Gianícolo, la Quercia del Tasso, una vieja encina partida por un rayo donde cuentan que el poeta se sentaba, viejo y cansado, soñando héroes y damas en verso. Molto bello, vero?
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Hoy no es un Santo popular. En Sevilla conocí los últimos tiempos de la devoción que tuvo su Altar en la Capilla de la Granada, en la Nave del Lagarto, en el Patio de los Naranjos de la Catedral. Mañana y tarde, una santera con trazas del Siglo de Oro, sentada en una sillita baja, mantenía las velas del Santo encendidas y ella se mantenía con las velas que le encendían al Santo. Daba a las devotas hojitas de hiedra fresca que pasaba por el cinturón de hiedra que tenía pintado el San Onofre del Altar, un cuadro barroco sevillano, más devocional que artístico. Iban muchas viudas en apuros, que encomendaban a San Onofre las estrecheces de su estado. Como en la Catedral los canónigos hodiernos cada vez son menos pios y creyentes (y la afección va in crescendo), cuando la santera murió (q.s.G.h.) nadie se encargó del culto al Santo. Y la capilla de la Granada, con su San Onofre, es un rincón olvidado entre los cachibaches para turistas del Patio de los Naranjos.

A pesar de todo, el Santo está muy tranquilo, arrodillado y orante, como siempre. Y encantado en ese rinconcillo de un pequeño paraíso que no es el eremo de la Tebaida. Al pie mismo de la Giralda, su Altar es casi cimiento de la Torre. Su altarcillo que vibra cuando repican las campanas de la Torre más bella de la Cristiandad.

Ex Voto: Al Señor San Onofre, de un su devoto y hermano de su hermandad y cofradía de Ánimas. Hisp. ii a. Id. Iun. MMVIII


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lunes, 9 de junio de 2008

Anti-Felipe (IIº)


No debería insistir, pero es que el petardo merece caña. ¿Saben Uds, cual es la trama de la novelucha del ppero? Risum teneatis, allá va:

Resulta que Alonso Berruguete descubre una fórmula para hacer invisbles los objetos y las personas, fórmula que comunica al emperador Carlos Vº (de Alemania y Iº de España), que a su vez esconde celosamente la fórmula de invisibilidad para que no caiga en manos de su hijo Felipe IIº, porque sería peligrosísimo para la seguridad del planeta.

Con dos cojones.

Y un par de porros, o algo más fuerte, me temo.

Y está a la venta.

Y el autor suelto y sin correa.

Lo que ya dudo es que siga siendo del PP. Pero no me extrañaría estando el PP como está el PP.

¿Se imaginan Uds. a Rubalcaba y sus boys & girls en la oposición con los transportistas en paro, las gasolineras sin gasolina, y los supermercados desabastecidos? La que armarían sería de órdago y apocalipsis now.

Pero no. Los de la oposición son los donmarianos que se están dando cachiporrazos de polichinela tutti contra tutti. O están escribiendo novelorios de porro y ficción. Y haciendo más leyenda negra a costa de Felipe IIº (y no del Felipe del capullo en el puño al que deberían dar caña implacable in saecula seculorum y montarle - ¿por qué no?- su leyenda negra bien merecida).

Cuando Verdi compuso su bella ópera Don Carlo con guión y libreto de leyenda negra anti-Felipe IIº, la España cañí tembló de contenida indignación por la afrenta. Y cuando hace unos años se atrevieron a rèpresentar el Don Carlo de Verdi en el Patio de los Evangelistas que es el atrio de la Iglesia del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial, nada más y nada menos ni más ni menos, los huesos de Don Felipe IIº se removerían con regia cólera, allí mismo, en su tumba escurialense.
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Pues ahora deben estar brincando como los huesos exultadores del Miserere.
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¡Tamaña mentecatez! Y encima uno del PP. Aunque el PP ya le perdió el respeto a Don Felipe IIº cuando la Botellla y su consorte con bigote casaron a su niña bocadepiano allí, en El Escorial.

O tempora, o mores! ¿verdad?

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sábado, 7 de junio de 2008

Felicidades


Es un caso que se me presenta con relativa frecuencia. Sucede, más o menos, así:
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Estoy con alguien, conversando. Hablamos de esto, de lo otro. De pronto, sin relación directa-intrínseca con lo que tratamos, mi interlocutor se explaya sobre el tema de su felicidad personal. En un monólogo improvisado enumera y detalla todo lo que tiene, cuánto disfruta, las cosas que ha conseguido, las que tiene cada día, las que espera obtener... Casi siempre son "cosas" las que se cuentan; personas, rara vez, y si salen, se citan en sumario y sin detalles.

Poco a poco, mi relator feliz se va exaltando, motivado por su misma relación de dichas y fortunas. Mientras, a mí me invade in crescendo una sensación de desasosiego, presintiendo no sé que infelicidad en esa vida feliz. Y siento miedo por esa persona, por lo suyos, por su pequeño mundo feliz que yo barrunto en desgracia. No es el tópico de la vanitas mundi y la muerte en acecho. Es otra aprensión, como el disfraz de la felicidad de las cosas sobre la sombra de un alma desolada, insatisfecha. O la hojarasca que tapa un vano. O los cortinajes, uno tras otro, de un escenario vacío.

Procuro cortar o cambiar la conversación. Después me pregunto por dónde despuntará la tristeza, y cuánta y de qué clase será. Y rezo algo por esa persona, por su acumulada felicidad de escaparate. Me cuestiono también si es una necesidad, una especie de auto-apología, que se argumenta con pruebas reales para animarse, para convencerse. A veces he tenido la impresión de que podría ser una especie de técnica aprendida, como si fuera un curriculum para exponer delante de un jefe de personal o recursos humanos. Me inquieta, sea lo que sea. A la persona no le suelo decir nada, apenas sostenerle el comentario con algunas palabritas de circunstancia.
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También sucede, y es más patético, que las penas del que cuenta glorias sean tan patentes que dan rubor. Entonces es cuestión de tacto y pudor alentar el consuelo que se busca discurseando lo que se tiene por lo que no se tiene, se ha perdido, o nunca se tuvo ni se tendrá. Los viejos suelen ser maestros en esta clase de consolaciones.

En un campo de desgracias se encuentran mil tesorillos de felicidad. Y un montón de fortunas esconde un pozo de desconsuelos. Ni los tesorillos se ven, pero están; ni las tragedias, se cuentan, pero están también. Me creo las penas que salen con suspiros, pero sospecho de las alegrías contadas en torrente.

Me pregunto si en todo esto que digo late mi adicción a Dickens y sus novelísimas. Quizá. Pero también es que vivo realmente en un mundo muy dickensiano, aunque estemos a siglo y medio de Dickens.


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miércoles, 4 de junio de 2008

Mala literatura de malos políticos

Nunca he considerado a los intelectuales aptos para gobernar, y a los artistas, menos. Incluso los tengo por peligrosos en determinadas circunstancias de gobierno. ¿Para legisldores? Tampoco. Ni para jueces. Sí valen como consejeros, y para "ambientar" muchas cosas. Si son buenos, buenas, y perversas si son malos. Especialmente peligrosos son los intelectuales con sueños, delirios o ganas reales, presentes o futuras, de mandar.

¿Y al contrario? Me refiero a los políticos con pruritos intelectuales y/o artísticos. De entrada, me parece una proclividad inofensiva, un dilettantismo más o menos compatible, muchas veces ridículo porque quod natura non dat...ya se sabe. Un Cicerón declamando catilinarias en el Senado es admirable, pero como gobernante, un desastre. Y César es César, un político y un militar que hace Historia (con mayúscula) a pesar del De Bello Civili y De Bello Gallico, que es lo mínimo que se despacha en latín clásico - ablativos absolutos yendo y viniendo - para latinistas de bachillerato (cuando el bachillerato era bachillerato).

Ayer, en Popular Televisión (aunque ya pasó la Cuaresma me mortifico y flagelo televisivamente con esa cadena; una ascética post-moderna) pusieron una entrevista (bueno, mejor auto-entrevista, porque sólo hablaba, se preguntaba y se contestaba él mismo) de ese que fue portavoz o no sé qué del PP, y que lo echaron por no sé qué, que tiene barba y se llama Miguel Ángel nosécuántosquién. Era porque había escrito un libro. Y se lo han publicado, por supuesto. Y es una "novela histórica", of course.

Mi apreciadísimo Sir Walter Scott nunca hubiera imaginado que su "género" iba a estar tan activo, pujante y publicante dos siglos después de su Ivanhoe. Tampoco imaginaría que su Ivanhoe iba a darle sopas con honda a todos los noveluchos de género historizante de dos siglos después, verbigracia. Es el valor y la fuerza de los originales, de los clásicos, y la decadente afectación de los remedos, las epigonías y los manierismos.

Pero el género, para auto-justificarse, se busca coartadas. Por ejemplo, el Miguel Ángel ese que decía que su novelorio ("La Cruz doblada del emperador"...o algo así) estaba escrita en "tres lenguajes", explicaba: Castellano del siglo XVI, español actual, y código de sms. Tal cual. Sin sonrojo. Bueno, por lo menos en el desvaído verdoso-amarillento típico de Popular Televisión no se le notó rubor.

De parecida especie y también hace poco en un programa de la tele2-andaluza, el hermano de la que fue minis de curtura de Cabra, que fue él mismo politiquillo andalucista, y que lleva publicadas no sé cuántas novelas, todas de historia. A mí me regalaron una una vez (por favor si me regalan libros, que sea dejando el valor metálico a regalar en depósito en la librería, para que después yo vaya y elija, no ustedes, please, que el que leo soy yo, no ustedes, aunque sean ustedes los que regalan. Gracias, muchísimas gracias); me regalaron, iba diciendo, una noveloria de ese cabreante, "La biblia negra" se llamaba el engendro que fue a parar a la basura dos veces, porque cuando mi tía lo vio en la basura lo rescató pensando que se me había caído a la basura y tuve que tirarlo otra vez a la basura, ya sin rescate de mi tia. Era - el novelorio del cabreador - lo peor de lo peor que había leído en mucho tiempo (sólo leí las primeras tres o cuatro páginas del funesto libro, y bastaron).

En el Ayuntamiento de Sevilla, en la tropilla del Menteserrín, también hay uno que escribió hace un par de años un remedo del codiguillo aquel (¿se acuerdan del codigucho de marras?), contando no sé cuántas barbaridades sacras, hasta el punto que estuvieron a punto de incoarle expediente en la Hermandad a la que estaba apuntado, y expulsarlo por blasfemo público, pero la cosa se paró para no armar más jaleo y conseguirle publicidad al mentecato (que pienso fue lo mejor porque el infra-novelucho me parece que no lo leyeron ni en su casa y no vendió ni una par).

¿Qué les pasa que todos quieren escribir y ser noveloristas de historietas? ¿Es una forma de escapismo político? ¿Una aberrante auto-alienación del post-marxismo y los post-modernos post-marxistas y adláteres post-liberales? Algún fenómeno debe ser. Y relativamente contagioso. Háganse muestreos y estadísticas y se verá que el prurito está activo. ¿Et porquoí?

Bien. Dejémoslo en una moda de "clase", de la clase política, en este caso. Pero los políticos-políticos no escribían novelas, escribían memorias. Y esto cuando estaban retirados, no en activo. En activo se suponen que no debieran tener tiempo ni para estornudar, que para eso están y se les paga, para que no paren y esten en lo suyo, que es gobernar o politiquear, dado el caso.

A mí me causan malestar. Por la mala literatura, por la mala política, y por la mala impresión que me dan.

Un político literaturo es un mal político, insatisfecho, que engaña a la política y adultera con la literatura de ínfimo género. Y hasta me parece que caben variaciones con el concepto "prostitución" político-novelera, o algo así.

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lunes, 2 de junio de 2008

Comunicadores


No me gusta ver gente en un banquillo frente a un tribunal y expuestos al populacho (populacho es todo el que especta un juicio; y algunas cosas más). No tengo bien definido en mi fantasioso ideal cómo debiera ser, pero odio a los jueces, a los tribunales, y a quienes los forman.

Por eso me desagrada ver al Federico en el banquillo. Patético el hombrecito sin su-arma-su-micrófono defendiéndose (si eso es posible una vez delante de un tribunal) malamente con excusas. Y más patético ver junto a él al niñato Gallardón, que heredó de papá puesto político y posición in saecula saeculorum y se queja porque le hacen pupa, mamá-mamá...

Nunca me trataría con un tipo como el Federico. Ni de lejos. Me desagrada profundamente y me revuelve las tripas sólo escucharle el eco. Él y los que son como él. Pero el Federico es una necesidad. También detesto a los médicos, que son una detestable necesidad.

Un político, si es político, debe de tener vocación de ser tiroteado, ser bombardeado, ser secuestrado, arrastrado por la plebe en un tumulto y linchado. La vocación política debería garantizar todo esto, en una proporción que no atino a definir, pero más o menos según equivalencia con los índices generales de siniestralidad laboral. Por supuesto, serán gajes asumidos por el político que se precie el aguantar carros y carretas de la prensa y los medios, que para eso están.

Además de para corromper y dejarse corromper, los medios deben estar para no dejar vivir tranquilos a los políticos. Lo de la oposición y demás basureros son comparsas y escenografías preparadas por los políticos para parecer que alguien se les opone etc.. Pero es un duelo amañado con pistolas de fogueo, donde nadie cae por muchos tiros que se peguen.

La prensa y la crítica de los medios es distinto, porque les hiere y les duele. Son una de las pruebas de que la cosa funciona. Mis detestados USA, son mis admirados EEUU, ejemplo ejemplarísimo tanto de las aberraciones del sistema como del buen funcionamiento de los medios cuando tiran a matar al político.

Pero aquí, con tanto marxismo pertinaz entre ceja y ceja, y con papás y abuelitos de antes y de durante el Movimiento, los politiquillos de polichinela se quejan cuando el Federico de la cachiporra les arrea y corretea a mamporrazo limpio.

El Federico es una higiénica necesidad, decíamos. Pero es aberrante que el Federico necesario sea mantenido por la Iglesia y subsista en la radio de la Iglesia. Es una contradicción, porque en la Iglesia Católica y Apostólica no debiera caber un semejante como el Federico.

Nuestro Episcopologio es de lo más mediocre que se pueda encontrar. Cierto que en otros sitios están peor, o que en casi todos sitios están igual. Es verdad. Pero nuestro elenco episcopal es tan manifiestamente mejorable como las fincas que calificaban los del IRIDA. Ese excelso Colegio Episcopal Hispano se equivocó metiendo en la Cope al Federico; se equivocó dejándolo estar; se equivocó no llamándole al orden; y se está equivocando no habiéndole echado ya de la Cope.

A Ramiro el Monje, su antiguo Abad le aconsejó sin palabras lo que tenía que hacer descabezando delante del emisario espigas sobresalientes. Quizá lo de la Campana de Huesca fue luego un extremo tétricamente violento y sanguinario, pero fue efectivo. En este alegórico parangón, cabeza para la campana ya hay, pero ¿quién será el Ramiro?

De paso, con el Federico deberían catapultar de la Cope al charlatán protestante, repugnante fantoche de ambón de secta biblista que no sé yo quién colocaría en la Cope, que ese es otro misterio. Pero misterios los del Rosario, que con los nuevos ya son 20, y sirven para rezar. De otra clase, no debiera haber.

A la Jerarquía le reconozco ser Jerarquía. Y en esto no admito bromas. Puedo discutir la calidad de las personas, pero no admito ni una duda sobre la entidad de lo que son (aunque ellos no se lo tomen tan en serio y en sagrado como yo y como debieran). Pero un coro de obispos politiqueando es de lo más bochornoso para un católico que se precie. En España, por desgracia, desde San Leandro y aquellos Concilios de Toledo, parece que se les pegó a la mitra el virus maligno del politicismo.

Con lo que tienen por hacer, restaurar, curar, y prevenir dentro, resulta desalentador verles gastar fuerzas en ese ridículo y amañado ring de los políticos, con los asaltos pactados, y el árbitro comprado, y el público también. Un penoso espectáculo del que deberían retirarse y desconectar y apenas mirar de lejos y de soslayo con escrupulosa circunspección. Amén.

Pero el Federico es necesario. Tan necesario como esa cacareada "libertad de prensa" que en estos días está expuesta en un banquillo con el Federico, casi en inseparable y óntica sustancia.

A mí me importa la Iglesia, y el daño que le puedan hacer las imprudencias de los de dentro y la mala voluntad de los de fuera. A mí me da igual el "sistema", que me importa un pito. Pero si a ellos les importa, que se carguen y liquiden la única coartada todavía creíble de eso que ellos dicen que es democracia, es preocupante, muy preocupante. Porque la alternativa es que no haya quien les diga canallas a los canallas, corruptos a los corruptos, asesinos a los asesinos, re-putadas a las reputadas, y babiecas a los babiecas. Y todos sigan siendo lo que son aparentando lo que no son y sin nadie que les diga y les recuerde lo que son. Para que ellos no se olviden y la gente se entere.

Una necesidad. Ya lo he dicho, ¿no?.

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