En todo caso lo encomiendo a la Misericordia, para que le perdonen sus pecados, que han sido (políticamente) muchos y muy graves. Y como lo político (que es general) tiene repercusiones concretas, deduzco que la culpa personal es también grande. ¿Se habrá arrepentido? No sé. Tocante a los finales soy optimista, no porque crea en la bondad de los hombres, sino porque confío y creo firmemente en la Gracia de Dios.
Pero, así y todo, tampoco olvido la sentencia, tan ajustada a la realidad, que reza 'Sicut vita mortis ita'; es decir, que se muere como se vive, como se ha vivido. Y este profesional de la política y el status superior, este socialista profesional, ha vivido odiando a la Iglesia, procurando su daño y excitando los ánimos en contra de la Iglesia Católica. Primeramente fue un taimado disimulador, apareciendo, allá en los años de la transición y la constitucionalización, como un sujeto moderado, incluso con el perfil de ese imposible ontológico del 'cristiano socialista'. Se mantuvo en ese falso perfil durante los años pan-corruptores del felipismo, abanderando moderaciones que eran, al final, traiciones.
El órgano oficioso de la piara sociata re-publica su última entrevista (2008), con juicios ponderados (las correcciones post eventum, agua pasada), pero incorregible en su odio contra la Iglesia y todo lo católico:
"...P. ¿Cuál sería su máxima preocupación sobre lo que debe hacer un gobierno de su ideología?
R. Tiene que seguir la política social e impulsar la laicidad. Tenemos que renegociar con la Iglesia católica. No hay que olvidar que esta Iglesia no está regulada por la legislación española, sino por un tratado internacional. La ley de la Libertad Religiosa no afecta a la Iglesia católica y esto es un poco fuerte. Cuanto mejor te portes con ellos, más crecen y más creen que pueden dictar lo que son las obligaciones del Estado como si fueran señaladas sólo por ellos y por sus planteamientos.
P. Le indignó la concentración del día 30 de diciembre.
R. No me indignó, porque no me sorprendió. Eso responde a que esta gente no acepta la modernidad, defienden lo que dejaron escrito en un documento de 1988, en el que afirmaban que ellos eran portadores de valores que estaban por encima de las coyunturales mayorías y de la soberanía popular. Yo me considero cristiano, pero no creo en esta Iglesia institucional. Valoro otras muchas realidades cristianas. Pero esta Iglesia se opone a cualquier ley que defienda la modernidad, no acepta la autonomía de la razón humana. Sigue defendiendo la idea de los justos y los pecadores.
P. Tampoco aceptan la Ley de Memoria Histórica.
R. Es que tienen una inocencia curiosa. No son responsables de nada. Y además tienen una malísima memoria. Incluso ha llegado a tener la poca decencia intelectual Rouco Varela de decir que la Iglesia es la defensora máxima y la autora de los derechos humanos. Olvidan.
P. ¿Le ha enfadado la Iglesia?
R. La institución, sí, pero intento templar."
La piara sociata hispánica mantiene la mala leche volteriana de la teta de perra marxista cruzada con zorra ilustrada, con esa ponzoña se nutrieron y mueren rabeando como los reptiles, agitando convulsos la consigna que llevan en los tuétanos: 'Écrasez l'infâme'
Es una mala jaculatoria in artículo mortis, como todos sus devotos practicantes habrán podido comprobar. El Señor nos libre.
Paz a los muertos, of course. Y requiescant in pace, por supuesto. Pero que le quiten lo bailao (y lo politiqueado).
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