jueves, 31 de marzo de 2011

¿Inquietante?

El Viernes pasado, el dia 25 de Marzo, cuando la Iglesia celebra la fiesta (solemnidad) de la Anunciacion y la Encarnación del Verbo, en ciertos ambientes, reconocidos como muy católicos, la ocasión se despachó con una de esas movidas estilo ppero-hazteoir, con pancartas y manifa: Una fiesta pro-vida.

El pretexto era (remotamente?) por la misma fiesta católica, eso se entiende. Pero yo entiendo también que la movida pro-vida ocupó el lugar de la fiesta sagrada, la ocultó, la sustituyó.

Lo más grave es que todo eso tenga el apoyo y el aliento de ciertas instancias oficiales de la la Iglesia, proclives a re-bautizar ciertas fiestas litúrgicas según las coyunturas. Contingencias, se podría decir: Frente al ser necesario de la fiesta litúrgica original, el ente contingente de la jornada pro-eventualidad de turno.

La paradoja es que hace unos días nuestros católicos oficiales ponían el grito en el cielo porque a los de la Junta Castellano-Manchega se les ocurrió renombrar a las tradicionales vacaciones de Semana Santa y re-titularlas como "vacaciones inter-trimestrales", o algo por el estilo.

La fiesta de la Anunciación-Encarnación marca un punto referencial en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica, el calendario universal que se observa en todo el Orbe Católico. Se celebra el dogma cristiano en su esencia, uno de los mejores 'contrastes' para poder apreciar si una cristología-teología es ortodoxa, según el relieve que su autor conceda a ese Misterio, el primero de la Vitae Christi. Suele ser definitivo: No hay heterodoxia que resista la prueba del Descendit de Coelis...et Incarnatus est...et homo factus est.

Del Misterio, de su revelada verdad salutífera, procede la luz que da consistencia y altura sobrenatural a lo humano; no al revés. Cuando la naturaleza ocupa el plano/nivel del Misterio, sucede una inversión que termina dejando suspendido, sin fundamento, el mundo creado con sus criaturas.

A propósito de todo esto, recordé un articulete que publiqué hace unos años, aquí en el blog:

El Anticristo y su programa

Contaba los ejercicios espirituales que el cardenal Giacomo Biffi predicó aquella Cuaresma al Papa y la Curia Romana, en los que sacó a relucir Los Diálogos del Anticristo del quasi-místico ruso Vladimir Sergei Soloviev. Destacaba el Cardenal que según pronosticaba el gran maestro ruso, el Anticristo del siglo XXI adoptaría la forma de una ideología filantrópica, la que fuese, con tal de sustituir a Cristo en la consideración de los hombres y alejar a las almas de la comunión con su Redentor. Permítanme que me auto-cite:

Soloviev avisaba que el Anticristo tentaría de reducir al Cristianismo a una mera ideología, un programa, un estilo, una ética; con esto impediría la comunión, el encuentro personal de los hombres con Cristo Redentor y su Misterio.


¿No puede ser, no podría llegar a ser, no era eso lo que pasó el 25 de Marzo? Una estupenda iniciativa pro-vida...pero que dejaba en segundo plano al Misterio y su celebración litúrgica.

¿Y si el esfuerzo se hubiera puesto en llevar a las iglesias, a celebrar la Misa de la fiesta, a toda esa gente a las que se movilizó para que fueran a las manifestaciones?

¿A que no?

¿Y por qué no?

Resulta inquietante, muy inquietante, la respuesta según el pronóstico del sabio Soloviev.

Oremus!

+T.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Globos, globos, globos (...y otros detalles)

Hace un par de semanas trajeron a Sevilla una cruz y un icono que circulan en una especie de tournée para ambientar la JMJ. En una tierra de artísticas cruces y admirable imaginería, extrañaron esos dos elementos de culto, tan simples: La cruz era dos tablones lisos barnizados con una plaquita de bronce con una leyenda, y el icono una copia regularcilla de la Salus Populi Romani. Pero como eran 'imágenes oficiales' se les preparó una adecuada recepción y circulación, oficiales también.

En España, desde el curso pasado, el lema pastoral general es JMJ-JMJ-JMJ, y casi nada más. Las Jmjs son un invento juanpablista típico-tópico, que se inspira en concentraciones juveniles no-religiosas (conciertos de pop y rock) para causar un impacto espiritual en las juventudes católicas (sin despreciar la asistencia de otras posibles juventudes concurrentes; 'abiertos', como se dice ahora) con el atractivo principal de la presencia del Papa, el verdadero movilizador.

En alguno de estos articuletes del blog recuerdo haber escrito que la Jmj ha sido una de las herencias juanpablistas endosadas a Benedicto XVI, que ha tenido que apechar con ellas, velis nolis. A mí me parece - tengo esa impresión - que al Papa actual no le van nada este tipo de actos, pero es lo que hay y con esos bueyes hay que arar, como se suele decir. Aunque yo digo (yo sé) que lo que se quiere cambiar se cambia: ¡Cosas mayores se han cambiado!

En sí mismas, las Jmjs son un cambio de estilo notable (muy notable) en la manera de relacionarse el Papa con la juventud. Antes, el Papa se veía con los fieles católicos, sin muchas diferenciaciones. En cuanto los transportes agilizaron y facilitaron los viajes a Roma, ya en tiempos de Pio XII era común que el Papa recibiera a grupos más determinados. Con Juan Pablo II lo excepcional se hizo corriente, y desde el principio de su pontificado se fue imponiendo cierto estilo quasi confraternizador: El Papa se salía del discurso escrito, improvisaba, bromeaba ligeramente, se reía con todos y como todos. Esas y todas las demás escenas que fueron la estampa nuestra de cada día, mucha gente, muchas palabras, muchas fotos, mucho entusiasmo. Y mañana más. Y pasado mañana, también. Y para el mes que viene dos veces más. Y así. A Juanpablo IIº lo quería todo el mundo, con musiquilla ambiental de estadio (¡¡¡oé-oé-oé-oéeee!!!).

A la liturgia, ya bastante y alarmantemente deformada, alterada y degradada por los mil abusos del post-concilio, se le fueron añadiendo, además, ciertos elementos ocasionales, circunstanciales, anecdóticos. Teníase entonces la impresión de que se confundían audiencias pontificias con liturgias papales. Exceptuando (y no del todo) las celebraciones más solemnes en la Basílica de San Pedro, en otros sitios el altar del Papa se convertia en una especie de Sala Nervi, donde quasi tutto se admitía. El entorno litúrgico del Papa empezó a enrarecerse, in crescendo.

Todo ese estilo de las liturgias juanpablistas, pese al cambio notable y la relativa restauración promovida por Benedicto XVI, se ha perpetuado en dos especiales 'marcos': Las celebraciones con ocasión de los viajes apostólicos, y las Jmjs.


La recepción en Sevilla de la cruz y el icono de las Jmjs han significado también un adelanto de las formas que se verán (expresión espiritual y estilo litúrgico) en la JMJ de Madrid. A mí lo que más me ha chocado han sido los globos, esos globos azules que se pasearon por las calles y luego entraron en los solemnes espacios catedralicios del la Metropolitana Hispalense para quedar flotando etéreamente sobre la tarima del altar de plata, flanqueando al Sr. Arzobispo y a los curas sevillanos que se asistieron al acto. Quasi una alegoría de lo que hay y lo que habrá, diría yo. Los globos de gas dominando el escenario.


También danzaron unas melífluas danzarinas en camisón de dormir; y hubo guitarritas y paseo con canciones para la traslación de la cruz y el icono a algunas parroquias y conventos. Lo de los conventos es preocupante porque la ingenuidad de las buenas monjitas puede derivar facilmente en la adopción de las formas que ven (que les llevan). Y como son cosas oficiales. Y como lo manda el arzobispo. Y como es por el Papa. Y como el Papa va estar...

Total, que es de temer (me temo yo) que el dia menos pensado pongan globos de gas en los altares, u organicen un viacrucis con globos, o adornen con globitos el Monumento del Jueves Santo.

Digo globos queriendo decir, por inclusión, todo lo demás.


p.s. De todas formas, hubo algún lapsus en el que las tendencias sevillanas se impusieron y marcaron una nota de mejor gusto, como la tarde del Viernes que tocó hacer el Viacrucis a la Cruz del Campo, que por la molesta lluvia se redujo al tramo entre la Casa de Pilatos (el palacio sevillano de los Duques de Medinaceli) y la vecina parroquia de San Esteban.

Aquí más fotos (muchas fotos).


+T.

domingo, 27 de marzo de 2011

Viendo Dragones


Desde hace más de dos meses, prácticamente desde que pasó Navidad, me han bombardeado con la propaganda de la peli de los Dragones: Nulla dies sine Dragons, como un lema de cierto concepto malentendido de apostolado.

Ahora que la peli ya está en pantalla, me auguro (me temo) otros tres meses de canto triunfal, también apostólicamente entendido, of course. De lo que resulta un comprensible empacho de pre y post propaganda de Dragones.

Desde que ví los primeros trailers, pienso que la peli es una gran impostación, tanto más ilegítima e injustificable cuanto que de San Josemaría hay estupendos testimonios, siendo uno de los pocos Santos que pudieron ser filmados realmente por una cámara.

Hace un par de años compré un dvd con grabaciones de algunas tertulias de Monseñor Escrivá, para regalárselo por Reyes a un amigo del Opus Dei. Antes de enviárselo, lo puse en el reproductor de casa para echarle un vistazo. Y no lo regalé, me quedé con él y al amigo le mande una corbata (que le gustó mucho). Las tertulias de San Josémaría Escrivá son un raro testimonio documental, extraordinario, con la valiosa realidad del directo.

¿Hacía falta una peli de ficción sobre el personaje? ¿A quién (a quiénes) les ha sido necesario encargar esa peli? ¿Por qué y para qué?

La peli - pienso - falsea al personaje en cuanto se trata de un guión elaborado como trama irreal para desenvolver a un personaje real. Además con la sospecha (la mía y la de otros, supongo) de trazar cierto marco de "corrección política" para resituar al personaje con otras referencias más asumibles para cierta sensibilidad contemporánea.

¿Talante, otra vez? Yo diría que sí, que mucho. Hasta me atrevo a decir un nuevo talante. El mismo novedoso estilo que hemos detectado quienes - sin ser del O. D. - somos amigos de muchos miembros (iba a decir 'socios') y conocemos sus circustancias, más o menos en directo.

Incluso he tenido la impresión de que There be Dragons es una más de las series de revisiones de nuestra historia reciente, estilo a la televisiva 'Cuéntame cómo pasó', o a la telenovela 'Amar en tiempos revueltos' o la nueva serie 'La República'; mutatis mutandis, claro, pero con mismo trasfondo intencional: Contar la historia que fue, reversionando el pasado al gusto y con moldes más concordes con la actualidad.

¿Es legítimo? Yo pienso que no, teniendo en cuenta la fidelidad integral (no relativa) que merece un personaje como el que se trata. También pienso que al Fundador no le hubiera hecho ni chispa de gracia saber que le iban a meter a él de 'personaje pretexto' en una peli estilo made in Holywood.

Para remate, la peli se parece como un calco a las pelis que sobre temas de Guerra Civil se han filmado estos últimos años en España: Fotografía, escenarios, montajes, ambientaciones, vestuario. Y actores. Y actrices.


Vuelvo a preguntarme que por qué y para qué. Pregunta que algunos (amigos y no amigos, afectos y desafectos del O.D.) tendrán ya contestada, en buen o mal sentido. Pero yo no: No me explico una peli así, sobre un personaje así, con un tema así.

Me ha recordado a esas novelitas ligeritas-ligth de Louis de Wohl, con un cierto estilo pre-textual que pretende acercarse al personaje central mediante el circunloquio de personajes de ficción y circunstancias inventadas en torno a un eje más o menos real. Las novelitas, a la postre, resultan insatisfactorias, vagamente formativas, desagradablemente deformativas, limitadamente divulgativas y de baja calidad literaria.

Lo que sí tienen las novelitas de Louis de Wohl son unos títulos muy atractivos. Como la peli, que se titula la mar de oportunamente, 'There be Dragons', en castellano con acento aragonés, como el original, para que no quepan dudas.


&.

lunes, 21 de marzo de 2011

Semiclausurado por Ejercicios Espirituales: Oremus!



Esto tenía que haber salido el Lunes pasado, prima luce.

...Pero, como Uds. habrán podido comprobar, el autor de este blog es tan torpe y despistado como no se imaginan.

Sobran pues las palabras, háganse cargo.


p.s. Hace un rato que he vuelto de Ejercicios Espirituales, muy mejorado y muy mejorable.

Oremus et in invicem!


+T.

Iraburu insiste (y van tres)


Tercera es contumacia. Ya no se trata de casualidad temática o de argumentación de respuesta por la primera. Cuando son tres es que se le ha descubierto un plus de interés. Que no es el de los argumentos, tan manidos que son ya quasi eructo de repetición, porque no hay novedades. ¿Qué es entonces lo interesante para tripitir? Pues yo pienso que eso mismo, el interés, el negocio interesado.

Porque es notorio el subidón de comentarios y comentaristas. No suelo visitar la web infocacótica, pero como me han avisado de que Iraburu ha soltado el tercer torito, le he echado un vistazo a la plaza, que ofrece lo de siempre de los de siempre. Pero, desde luego, el foro de Iraburu está la mar de animado.

Ya le dije a unos pocos que eran tontos si encima de sentirse espoleados acudían a la guarida del tigre para recibir más leña peleando contra el Gran Adalid Iraburita, porque es seguirle el juego y prestarle munición para el cañón. Me explico:

En infocacótica están a la cuarta pregunta, buscando dineros y sponsores. El furibundo anti-filolefebvrista anda que se las pelas mandando mails para recoger fondos. Hasta tal punto que remite a los bloggers de la web solicitudes para que suscriban una cuota. Desde que lo supe, me pareció esta una curiosa circunstancia, que además de sotener la web de infocacótica con sus respectivos blogs, los bloggers tuvieran que tributar en el mostrador de impuestos y pasar por caja.

Ese tipo de webs como Infocacótica (o Religión Des-Libertad) son regularcitas tirando para malas; se nutren de pocas noticias entresacadas de las agencias del periodismo profesional; sólo mantienen el relativo interés de los blogs y sus bloggers. Si encima de contribuir a darle perfil y contenido a la web con sus respectivos blogs se les pide a los bloggers que paguen alquiler de página, el abuso interesado raya la indecencia. Sería, modo internetero, reactualizar la anécdota refranera del sastre de Campillo, que cosía de balde y encima ponía el hilo. Pues lo mismo, mutatis mutandis.

Uno de los handicaps que afecta a Iraburru (y es una desgracia que lamento, sinceramente) es el de ser un absoluto ignorado entre los teólogos españoles, que no le hacen ni caso, ni por referencia siquiera. Unos, los malos que le desprecian, porque pasan de él y ni le miran; otros, los buenos que le podrían admirar, porque no se quieren juntar con él ya que les puede pegar la mala nota de integrista que se le colgó como sambenito in illo témpore (y que ahora parece como si le pesara ???). Ya digo que lo siento, porque su obra es meritoria y digna de ser tenida en cuenta. Pero los malos le vuelven la espalda con aborrecimiento y los buenos lo contemplan a dos leguas de distancia.

Eso, empero, no importa, no debería importar porque tales como esas han sido las coordenadas de muchos sabios que en el mundo han sido. Lo patético es que en este furibundo ataque de embestidas Iraburu se desnorta y abre fuego de forma tan absurda y contradictoria consigo mismo; o, por lo menos, con lo que ha venido siendo hasta ahora. Un despropósito, dado el sujeto, el objeto y el predicado con sus circunstanciales arremetidas anti-filolefebvristas.


¿Qué pretende? ¿Algún galardón, alguna prebenda? ¿Algún sponsor pudiente suficiente y sólido para la web?

¿O es que escribe al dictado (o al mandado)? ¿Pudiera ser esto? No sé, porque no me muevo en ciertos ambientes, que detesto. Pero pudiera ser. Por lo pronto, el nivel de los tres articuletes no es el del Iraburu más brillante. No me he detenido en analizar más, pero la impresión es magra, poco sustanciosa. Y repetida, ya sabida. Para remate, el tercer envite es pura tramoya salteada con enlaces a los blogs que le discuten (por cierto que abusa de linkear sin avisar siquiera, vampirizando blogs para darle cuerpo a su articulete).

Total, que como sospecho que le ha pillado el tranquillo al invento, habrá - me temo - una 4ª y 5ª etc. Espero que no aspire a la docena.

Lo más preocupante sería si con esta declarada persecución anti-filolefebvrista Iraburu estuviera avisando que se arrepiente de Iraburu.

No se si me explico. ¿Me entienden Uds.?

p.s. No sé si será impresión mía, quizá me engañe. Pero parece como si estuviera en capullo a punto de flor una secta iraburrita, una especie de variante cutre-juanpablista o algo así. Tremendo. ¿No?


&.

sábado, 19 de marzo de 2011

El Patriarca


En mi casa, la josefinista mayor era abuela Antonia. De ella aprendería mi madre a referirse a San José como 'El Patriarca'. Y así se le llamaba, con el 'bendito' preferentemente detrás, sobre todo cuando se le invocaba con un suspiro de desahogo: - ¡Ay, Patriarca bendito!

Que era muy frecuente, y raro el día que el suspirado ¡Patriarca Bendito! no se oyera, por la mañana o por la noche. Hasta recuerdo cierto sonido de medalleo peculiar cuando era abuela Antonia la invocante, porque le sonaban las medallas que llevaba, unas de oro ensartadas en su cadena de lo mismo, y otras de plata y de aluminio, bajo el vestido, pinchadas en un imperdible, lo menos diez o doce medallitas, un par de ellas del Patriarca. Como las mujeres de mi familia han sido (y son) todas de generoso pecho, las medallas externas e internas disponían de amplio asiento.

La imagen del Patriarca con el Niño estaba encima de la cómoda alta, delante tenía un mariposero de loza con una o dos mariposas encendidas. Cuando había tres, era por algún apuro gordo o una acción de gracias extraordinaria; pero la mariposilla diaria no le faltaba al Patriarca. Mientras se la encendía, abuela Antonia le echaba al Santo uno de esos rezos de bisbiseos y golpecitos de pecho, tan íntimos y resabidos que nunca me enteré de qué decía, si era una letanía aprendida o una retahíla improvisada. Lo que sí era notable es que rezaba en serio, frente a la imagen de San José, mirándola fijamente, o con los ojos cerrados. Alguna vez la ví sacarse el pañolito de la manga y enjugarse alguna lagrimilla, que seguramente también tenía que ver con el Patriarca, alguna penita o alguna emoción.

Como buena josefinista, llevaba bien la cuenta para cuando tocaba empezar los Siete Domingos, a finales de Enero. Y ya no faltaba el librito de los 7 Domingos encima de la camilla, en el tocador, en la estantería, por todos sitios se encontraba uno con el devocionario josefino, tan releído y rezado que tenía la sobrepasta de cabritilla sobada, gastada y recosida en las puntas. Yo me conocía bien las estampas que llevaba dentro, para marcar las hojas. Una de ellas era el recordatorio de cuando murío la bisabuela Elvira, con un San José troquelado sobre una cartulina negra mate.

Del día del Santo, lo mejor era la mañana, antes de Misa de 11, cuando iba a casa de abuela Antonia, sabiendo que tendría preparado el regalo del Santo y un beso más grande que el de todos los días, uno de esos besos que sonaban tambien a medallas, que no olvido. Ni el olor de su pecho, que olía a azahares, y en verano a nardos.

Para el dia del Patriarca ya estaban abiertas en flor las brujillas y los primeros alhelíes. Mi abuela era experta en criar claveles de señorito y alhelíes dobles. Preparaba un mantillo especial para las macetas, unas macetas grandes, terrosas, pintadas por fuera con unos polvos morados-granates que te dejaban manchadas las manos cuando las rozabas. El mantillo, decía mi abuela, era lo que le daba el olor intenso a los claveles y los alhelíes, un olor dulce que llenaba toda la sala alta, donde estaba el dormitorio de abuela Antonia y abuelo Emilio.


Y hasta tal punto tengo unidas la memoria de mi abuela con San José que se me vienen juntos en el rezo, y algunas veces no distingo si encomiendo la intención al Patriarca o a mi abuela. Me razono que estas devociones de la tierra unen a los Santos en el Cielo, y abuela Antonia seguro que está muy bien colocada entre la clientela del Patriarca.

Que es curioso que sean tantas las devotas que tiene el Glorioso San José. Y no conozco a ninguna que no sea buena por encima de la media corriente, como si gozaran de una dotación de especiales prendas, como si el Patriarca las bendijera con una privilegiada excelencia entre las mujeres.

Que quizá sea - intuyo - porque les extienda a sus devotas un poco de la gracia de su Esposa, la Santísima Virgen, bendita entre las mujeres.


Ex voto.


+T.

viernes, 18 de marzo de 2011

Un cuadro cuaresmal

Sin duda, la noticia artística de la temporada ha sido la aparición del fascinante El Vino del Día de San Martín, del maestro Peter Breughel el Viejo, un verdadero descubrimiento que enriquecerá la colección de El Prado, para satisfacción de todos los que sentimos el arte y admiramos orgullosos nuestras colecciones; las españolas, me refiero.

Pero hoy han vuelto a darme una alegría con la noticia de un estupendo Van Dyck re-descubierto entre los fondos de la Real Academia de San Fernando. El cuadro es una joya, atractivo hasta viéndolo solamente en las fotos que ilustran la noticia.

Aparte el valor de la pintura en sí - un Van Dyck siempre es una exquisitez, ya sea retrato, escena piadosa o fábula mitológica - al lienzo de la Academia se le añade un interés iconográfico, por su rara temática, nada frecuente: Una Madonna con Santos ex-pecadores, que son los SS. David, Mágdalena y...¡el Hijo Pródigo!

Tocante a tan elocuente trío, me extraña la presencia de un personaje de parábola, ficticio, por más que sea evangélico y hechura narrativa del mismísmo Jesucristo. En el personaje (el joven del centro, entre María Magdalena y el Santo Rey David) del supuesto Hijo Pródigo, yo incluso adivino un posible autorretrato del joven Van Dyck, a quien se parece por las facciones y el corte de pelo, pero de quien se diferencia por el color de la cabellera y la piel, que son cetrina y morena en la pintura y fueron rubios en el muy cortesano maestro Van Dyck. Pero, así y todo, yo no descartaría un posible auto-retrato del maestro, como digo.

Por discrepar, por discutir, yo propondría antes al Buen Ladrón Dimas, que al Hijo Pródigo. Claro que está el handicap indumentario: Dimas se representa desnudo, con sudario o perizoma, como fue crucificado, y no semi-vestido con medio ropaje sujeto al hombro y un bordón en la mano. Porque lo que parece que lleva el personaje es una especie de bastón de palo, la cayada de porquero, el oficio que tuvo que desempeñar después de su ruína el hijo menor de la parábola.

Quizá la confirmación del personaje dependa de que se conocía la obra por descripción en alguna fuente documental constatable y fidedigna, o por alguna otra versión del mismo cuadro. Por ejemplo, en la página del ABC donde ví primeramente la noticia, ha estado puesta hasta hace unos minutos una fotografia de otro cuadro, estimo que una copia o una réplica, con las mismas figuras dispuestas de igual manera y con iguales caracterizaciones, salvo detalles.

Volviendo al cuadro, resulta patente la influencia de los maestos venecianos, Tiziano sobre todo. No sólo en la composición de la escena, sino incluso en semejanzas concretas, como la rubia Magdalena, tan tizianesca.

Sobre el asunto iconográfico, en el articulete de El País (como suele pasar, mejor compuesto, informado e ilustrado que el del ABC (hoy peor que ayer pero menos que mañana, ya se sabe)) se dice que los tres personajes serían encarnación de tres pecados típicos: Lujuria, adulterio y prodigalidad. Pero pienso irreflexivo y demasiado fácil tal comentario, entre otras cosas por la proximidad y quasi equivalencia de lujuria-adulterio, tanto más si se refiere a María Magdalena, de cuya mala vida se suponen e imaginan tantos  capítulos en que cabrían múltiples variedades del pecado de la carne.

Aunque bien es cierto que los tres personajes, los dos reales y el parabólico, estarían implicados en pecados de vanidad, sensualidad y lujuria, siendo ese un común denominador a tener en cuanta en la razonable selección de ellos y no otros posibles (que los hay).

Sin embargo, como muy bien destaca el articulista de El País, la pintura pondría en escena a tres arrepentidos, tres grandes arrepentidos, los tres con una historia narrada en la Sagrada Escritura, los tres protagonistas de un sincero dolor de los pecados, contritos y humillados los tres, valiendo como tres grandes ejemplares-tipos de conversión.

Los tres se aproximan al Trono de la Misericordia, la Sede de la Gracia que es la Madre del Redentor, Jesucristo, que en la figura tierna y amable de Niño restituye y recrea con su gracia la inocencia perdida de los pecadores. Los tres - Magdalena, David y el Pródigo - esbozan una sonrisa ingénua, estáticos; no lloran, viven un estadio ulterior al del arrepentimiento y el dolor de la culpa y la penitencia, que ya pasaron. El detalle del bodegón-vánitas con la calavera y el frasco de myron (atributos de la Magdalena) dejados a los pies del Niño-Dios, cabe la Virgen, en el ángulo izquierdo del lienzo, sugiere ese paso ya obrado del estado penitente al estado de gracia y unión, tan aproximado también iconográficamente a la figuración de los misticos desposorios (Stª Catalina de Alejandría, Stª Inés). En este caso con la asistencia del Rey David y el Hijo Pródigo como testigos de la gracia, invitados a las bodas del Cordero.

Así trata el Señor a los que se arrepienten y lloran sus pecados respondiendo a la gracia que les estimula el dolor de sus yerros y les abre el apetito del bien, la virtud y la santidad junto con el temor y el amor de Dios.


Justamente dentro de una semana, el Jueves de la IIª Semana de Cuaresma, se reza en la Misa de la feria esta bella oración, tan característicamente cuaresmal y católica:

Señor, Tú que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido, atrae hacia tí nuestros corazones e inflámalos en el fuego de tu espíritu, para que permanezcamos firmes en la fe y eficaces en el bien obrar. Por Ntrº Sr. Jesucristo...Amén.

Pues esta misma oración está pintada en ese cuadro precioso de Van Dyck, el caballero Antón Van Dyck, un artista de cuando la fe y la inspiración caminaban juntas y enseñaban con arte la lex orandi-lex credendi, ya con pinceles, ya con gubias, con óleo, madera, bronce o mármol, todo Ad Maiorem Dei Gloriam.

Aquel mundo que deja en evidencia al nuestro cada vez que, como con este piadoso cuadro, aflora entre las suciedades y horrores de este tiempo descreído y atroz, de falso arte y apostasía impía.

Estamos como el Hijo Pródigo cuando guardaba cerdos, estragado por las orgías, consumido por los excesos y comiendo pienso de cochinos.

¡Dios nos de gracia con lágrimas de arrepetimiento para querer salir de la porquera y poder estar en una escena como la del cuadro!

Ahora que es Cuaresma, que es tiempo de gracia, día de salvación.


+T

martes, 15 de marzo de 2011

De abstinencia


El Arzobispo de Valencia, Mons. Carlos Osoro, ha publicado un decreto dispensando a sus fieles valencianos de la abstinencia cuaresmal de carne el próximo Viernes 18, víspera de San José. Por las Fallas, ese es el motivo de la dispensa.

Un motivo grave, serio y ponderado. Igual que cuando el Arzobispo de Sevilla, fray Amigo Vallejo, dispensó del ayuno y la abstinencia un año que el Miércoles de Ceniza cayó en 28 de Febrero (la fiesta que la piara socialista inventó e instituyó como 'Día de Andalucía').

En España, el sentido penitente de la abstinencia de carne de todos los Viernes del año lo tenemos quasi absolutamente perdido por causa de la famosa Bula de la Santa Cruzada, un santo abuso que lucramos permisiva y privilegiadamente, con más escándalo que provecho, por mucho que se quiera explicar.

Yo he alcanzado a conocer la generación que todavía era experta en interpretar las concesiones de la Bula de la Santa Cruzada y aplicarlas a la dieta doméstica. Mis tías eran unas expertas moralistas caseras circa la Bula. Y mi madre. Así y todo, a pesar de las facilidades de la Bula, en mi casa se observaba la abstienencia de carne y derivados con una escrupulosidad quasi farisáica: Recuerdo a mi padre, muy enfermo, negándose a tomar una taza de caldo de pollo un Viernes Santo, rotundo e inflexible, casi con un pie en la sepultura: ¡Tomar caldo un Viernes Santo! No hubo manera de persuadirle de que estaba dispensado, eso lo sabía él muy bien. Pero faltar a la abstinencia un Viernes Santo, ¡ni muerto!

En Sevilla, uno de los campanazos del post-concilio fue la dispensa habitual del ayuno y la abstinencia del Viernes Santo. El primero que tuvo la impía ocurrencia fue el Cardenal Bueno Monreal; Amigo Vallejo, no problem, siguió decretando cada año la misma dispensa; y el año pasado, Asenjo siguió con la 'costumbre', repitiendo el decreto dispensante.

Desde hace unos años, una muchacha moldava atiende a una anciana feligresa, una vieja parroquiana. Un día me contó que la chica practica dos cuaresmas: Una en Adviento, hasta Navidad (que en su calendario ortodoxo-juliano cae por Reyes), y la Cuaresma pre-pascual. No toman nada de carne, ni derivados, ni huevos tampoco, ni lacticinios. Yo sentí una incómoda sensación, por comparación.

La incomodidad se me repite frecuentemente, más de lo que yo quisiera. Por mis relaciones con las hermandades y cofradías sevillanas, me veo obligado a asistir a esos actos medio cofradieros medio sociales que suelen terminar con un piscolabis. En el mundillo cofradiero se le llama a ese tipo de convites "un pescaíto", porque lo habitual es servir tajadas de merluza frita, pavías de bacalo, gambas en gabardina, croquetas de pescado y demás frituras de pescadería. Eso era lo 'clásico', como digo. Pero de unos años a acá, desde que nuestros arzobispos empezaron a dispensar la abstienencia, la dispensa prendió y corrió como la pólvora vulgarizándose en una pandemia que afecta por doquier a quasi todos los refrigerios cofradieros. El pasado Viernes, sin ir más lejos, me tuve que escapar de un fin de acto cofrade en el que me tentaban con unas estimulantes y aperitivas mesas con ricos platos, entre ellos una estupenda y apetitosa bandeja repleta de rodajas de chorizo ibérico. No me fijé en más detalles, pero intuyo que habrían más viandas servidas. Y el pescado frito como coartada.

Lo peor es que cuando alguna vez me he resistido, no ha faltado quien haya criticado mi resistencia; además con todos los tópicos y dichos acuñados a propósito: Que si son hipocresías, que si es peor el desprecio que se hace, que si con eso se deja en evidencia incómoda a la demás gente, que antes que nada es la convivencia fraternal, que la Iglesia está trasnochada, que mejor abstenerse de cigalas y centollos, que si patatín, que si patatán, que si tal que si cual. Y todo eso.

No crean ustedes que estas razones y dialécticas anti-abstinencia han surgido espontáneas del cacúmen o la vis moralis de nuestra plebe sub-católica. No. Esos razonamientos se han predicado en cursillos de espiritualidad, en catequesis de adultos, en sermones parroquiales y en mil ocasiones por el estilo. Han sido críticas, mofas e ironías hechas por el clero, por los curas, por los religiosos, por los frailes, por los sacerdotes de colegios religiosos, por las monjas de idem. Etc.

Cuando un elemento religioso o moral se devalúa por parte de sus celadores y desciende luego a la baja consideración de la gente corriente, se convierte pronto en un elemento perdido cuya recuperación y/o restauración resulta poco menos que imposible. Si se lograra reasumir, sería sólo a costa de ímprobos esfuerzos, con gran polémica envuelta en ofensivas y vergonzosas vulgaridades y provocando, además, una reacción airada contra los agentes de la pretendida recuperación. (Esto mismo que aquí refiero a la abstinencia y el ayuno cuaresmal, se aplica igual a tantas otras cosas, concomitantes o de parecida especie).


Lo paradójico es que en muchos casos, por razones de tipismo o por arraigadas costumbres locales o familiares, la dieta de Cuaresma se mantiene sin problemas, sin echar de menos la carne abstinencial, y prefiriendo los platos del tiempo, propios y tradicionales de la Cuaresma y la Semana Santa.

Para los católicos conscientes, las dispensas frívolas decretadas ligeramente por los prelados son escandalosas e irreverentes; y para los impíos paganizados son ocasión de pitorreo y menosprecio.

Como consecuencia, decaen y se arruínan las prácticas católicas más genuínas y se adelanta en esa vacía infra-religiosidad pan-confusa y poli-equívoca, con episodios consecuentes de verdadero esperpento. Les podría decir nombre y apellidos de católicos que se burlan de la abstienncia y el ayuno y que luego respetan como un tabú escrupuloso la dieta musulmana si tienen en el comedor escolar a un niño moro o si atienden en la Cáritas parroquial a una familia de musulmanes.

Conste que me importan un pito lo que almuercen o cenen los moros mahometanos, ellos allá con su cazuela infiel. Lo que me afecta y me importa es la desenfrenada decadencia y descomposición de los católicos.

p.s. O quizá debiera decir 'filolefebvristas', como se empecina en llamar el capo infocatólico p. Iraburru a los católicos conscientes.


+T.

domingo, 13 de marzo de 2011

Las Tentaciones

El Evangelio de las Tentaciones en el Desierto es como el toque mayor en el campanario de la Cuaresma. En el prefacio de la Misa (novus ordo) se proclama que el Señor orante y ayunante -"... inauguró la práctica de nuestra penitencia cuaresmal, y al rechazar las tentaciones del enemigo nos enseñó a sofocar la fuerza del pecado. Un enunciado extracto de espiritualidad cuaresmal que dice, implícitamente, mucho más.

Por ejemplo, el giro, el cambio absoluto que se opera en la Historia de la Salvación. Desde el Edén de nuestros Primeros Padres, la del hombre fue una historia de tentaciones y caídas; incluso después de la Alianza y la Ley. El "todos pecaron" paulino (Rm 3, 23) es un clamor acusador que sólo comienza a mudarse patentemente en el Desierto. *** En cierto sentido, podría decirse que la Redención comienza en el momento de las tentaciones del desierto.

El desierto fue el yermo que recibió a Adán y Eva después que se les expulsó del Edén. Y el desierto también fue la región por la que deambuló el Pueblo de Dios al salir de Egipto, en el desierto recibieron la Ley y en él vivieron hasta el día de la entrada en la Tierra Prometida. El desierto fue, así mismo, el lugar del pecado: El becerro de oro idolatrado y las defecciones y murmuraciones del pueblo contra Dios. Hasta Moisés mismo fue tentado y cayó en el desierto, siendo como era el elegido de Dios para liberar a Israel. Había como una correspondencia habitual entre desierto, tentación y pecado. Hasta que aparece Cristo.

Después de orar y ayunar cuarenta días con sus noches, Cristo se encuentra frente al Diablo, que le tienta. La primera tentación es corporal; el demonio le insta a que convierta piedras en panes para saciar el hambre del ayuno. La respuesta del Señor, sin embargo, subordina el pan a otro sustento necesario para el hombre: La Palabra de Dios vivificante. Una Palabra que es Él mismo, engendrado ab aeterno y encarnado para nuestra salvación, que un día dejará para alimento sobrenatural de los hombres su Cuerpo y su Sangre bajo la especie del pan eucarístico. ¿Qué entendería el diablo del Pan de Vida? ¿Qué comprendería el demonio de la Palabra que alimenta?

Entendió, sin embargo, que Cristo le resistía con la Escritura, y en la segunda tentación Satanás arguye con una cita, un versículo del Salmo 90 -"...te llevarán en sus palmas para que tu pie no tropiece en la piedra". Le incita a hacer un milagro estupendo, otra vez bajo el condicional "si eres Hijo de Dios", un interrogante que el diablo aun no ha resuelto y quiere saber. Más tarde, en algunas escenas de la Vida Pública, el Señor se mostrará terminante con quienes le piden signos, como el diablo tentador del desierto. En el Calvario volverán a tentarle los injuriantes, gritándole con desafio que hiciera un milagro y se salvara de la Cruz. Para todas estas escenas (y también para nosotros si supeditáramos la fe a la prueba de un signo, de un milagro) la respuesta de Cristo es la misma que le da a Satanás: -"¡No tentarás al Señor tu Dios!".

Sigue la escena. Si el diablo se ha dirigido a Cristo y Él le ha respondido "No tentarás al Señor tu Dios", ¿no está ya resuelta la pregunta del demonio?, ¿no ha respondido Cristo implícitamente?

Parece que, en todo caso, Satanás no comprende la intención ni el alcance de la misión del Señor, porque, paradójicamente (o demencialmente, como si hubiera perdido el tino, el concierto, el juicio) en la tercera tentación le ofrece a Cristo el mundo con sus fastos si se presta a adorarle, a él, el diablo. La contestación del Señor parece confirmar el sentido de la anterior: -" Vete, Satanás, porque está escrito: 'Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo darás culto' ". La traducción se me ocurre que podría decir, explicitando parte de su sentido, "vete y no estorbes", no obstaculices la Redención que se va a consumar y que ni todos los poderes y vanaglorias del mundo podrán tampoco frenar con sus engaños.


Cuando leo y medito este Evangelio, me detengo en su final, en la frase que reza que los Ángeles se le acercaron y le servían. Y me imagino a los Ángeles espectadores de las tentaciones del diablo a Cristo, entendiendo, como sólo los Ángeles pueden, los pormenores y las profundidades de la escena, tan nueva: Un hombre resistiendo y venciendo al Tentador, algo nunca visto. Y un hombre que es Dios, el Hijo de Dios.

Para cerrar la meditación evoco en ese mismo desierto los versos del Cantar de los Cantares:

¿Qué es eso que sube del desierto,
como una columna de humo,
perfumada de mirra y de incienso
y de todos los perfumes?

Es el aroma fragante de Cristo Vencedor, que sube como incienso de sacrificio aromático, como la primicia de otros aromas que por su gracia subirán al Altísmo con suavísimo olor victorioso, cada vez que un cristiano resiste y vence, por la gracia de Cristo, al demonio, al mundo, a la carne.

*** Previamente, con Cristo como centro y motivo, el privilegio de la Inmaculada Concepción supone un adelanto de la gracia definitiva del Nuevo Testamento, pero es un Misterio de internis, que ocurre en el alma santificada de la Virgen y no se manifiesta ad extra.


+T.

jueves, 10 de marzo de 2011

Sobre un articulete del p. Iraburu


Al padre Iraburu le tengo un gran aprecio por su doctrina, por su empeño en publicar y mantener una ortodoxia católica en un medio bastante hostil. Iraburu se ha desgastado bregando por esa necesaria e insustituíble buena teología displicentemente obviada o culpablemente ignorada por casi toda nuestra Jerarquía. Ha sido y es uno de los pocos denunciantes de la pseudo-teología y mala doctrina que nos han invadido durante estos lamentables años post-conciliares y juanpablistas. Iraburu es un ejemplar sacerdote y un recto maestro, digno de mejores aprecios y más altas encomiendas, que el sabe que no le llegarán porque estamos inmersos en una época tristemente desolada, que no pagará el salario merecido a los buenos laboratores de la viña, al contrario. Pero el padre Iraburu no esperará ganancia terrena sino mérito eterno, en la Gloria, donde se paga de verdad a los de verdad. Su fundación Gratis Date me parece ejemplar, una iniciativa admirable como pocas.

Por mi parte, lo cortés no quita lo valiente y he mandado a hacer gárgaras al padre Iraburu tres o cuatro veces, cuando tenía el blog en Infocatólica (¡tonto yo que me fié de la oferta de su turbio director!). Recuerdo unas pocas veces que apareció comentando en tono discrepante alguno de mis articuletes, y lo despedí con cajas destempladas. Comprendo que mis opiniones gusten más o menos, pero si no gustan que no me lean y, por supuesto, que no me comenten. Y si se atreven, que se atengan a las consecuencias: El blog es mi espacio y tengo reservado derecho de admisión y a los incordiantes los mando al cuerno. Como al p. Iraburu cuando se terció. Como me parece que (de hecho) es quien parte el bacalao en Infocatólica, al poco del cañazo a Iraburu me cerraron el blog. Se non é vero (me faltan datos) é ben trovato.

Cuento todo esto, mis filias y mis fobias circa Iraburu, porque voy a hablar de él, de ese artículo sobre los que él llama, bastante peyorativamente, 'filo-lefebvristas'. Léanlo aquí.

Primeramente diré que la simpatía por Mons. Marcel Lefebvre y la FSSPX y sus anejos es, en estos tiempos confusos, prueba patente de buen gusto católico, ese buen gusto desgraciadamente perdido durante el post-concilio inmediato y el juanpablismo que le sucedió. Con los de la FSSPX y Mons. Lefebvre se puede discrepar sobre algunos puntos que son (que han sido) más que nada algunas decisiones in extremis y formas extremas de proceder. Lo que no se les podrá negar nunca es que han sido y son los mantenedores y representantes más sólidos de la catolicidad que se diluyó y desmontó en el post-concilio. Posiblemente habrá cosas que discutir o aclarar. Roma lo está haciendo justamente ahora, durante estos últimos meses, en unas conversaciones que demuestran - entre otras cosas - que cierto buen gusto perdido ha retornado a la Colina Vaticana. Convocar, invitar, reunirse y sentarse a hablar es una declaración bastante implícita y suficientemente explícita de aprecio y constatable consideración. Entiendo yo.

Por eso no entiendo las reticencias envueltas en acusaciones del p. Iraburu. Diré incluso que no las esperaba, que suponía en el padre Iraburu un cierto 'talante' que parece que no tiene, o que ha perdido (quizá nunca lo tuvo). A estas alturas del confusionismo teológico-doctrinal-litúrgico que desfigura a la Iglesia Católica, la re-valorización de la FSSPX y de Monseñor Marcel Lefèbvre no es una casualidad. Como prueba a la inversa, el propio articulete del preocupado (?) Iraburu parece dejarlo demostrado.

El padre Iraburu que quizá pudo haber representado en y para España una resistencia católica que aquí, desgraciadamente, no tuvimos. Y se nota. Y se sufre.

En la España de la movida taranconista, los católicos conscientes se atrincheraron en torno a Don Marcelo y su alcázar toledano. Coincidieron las innovaciones post-conciliares con el declive del régimen y se confudieron política y catolicismo. Los tardo-franquismos y las derechas indefinidas y desarticuladas comulgaban con el catolicismo de Don Marcelo sin darse cuenta de que Don Marcelo era un formidable figurón, tanto que toda la reforma litúrgica de la España post-conciliar se hizo con rúbrica de Don Marcelo, a la sazón presidente de la Comisión de Liturgia de la CEE. Una paradoja, casi como uno de esos trampantojos de nuestros pintores del barroco, que pintaban tan realisticamente que engañaban al espectador figurando una realidad estudiadamente presentada, siendo, de hecho, una realísima irrealidad. Estupendo efecto, pero sólo efecto: Lienzo, pintura, marco y el ojo engañado del espectador merced al buen arte y oficio del maestro pintor.

En España (como en todos sitios) quasi todo lo católico se disolvió como la sustancia en el puchero, quedando luego del cocimiento la poca materia con la que subsistimos. En tal grado de carencia que - pongo por ejemplo - el juanpablismo nos parece ultra-católico y algunos grupos, movimientos, espiritualidades y neo-fundaciones el no va más de la catolicidad, cuando son sólo el muestrario del catolicismo descarnado y famélico resultado de la crisis post-conciliar.

Alguna vez algunos pensaron (¡soñaron!) con una élite católica resistente, militante, actuante. Por ejemplo - y el ejemplo me lo invento yo - una cuadrilla con el padre Aldama, el padre Mendizábal, el padre Ribera y el padre Iraburu para lidiar en la plaza y armar la tremolina y cortar dos orejas y rabo, y salir a hombros por la puerta grande. Pero no; no pudo ser. O no se quiso que fuera.

Ya se sabe: Que si la obediencia, que si la unidad, que si la caridad...Y todas esas consideraciones prudentes, desarmantes y anuladoras. Todo eso que los grandes renovadores del Catolicismo tuvieron muy claro en su tiempo qué era y qué no era (obediencia, unidad, caridad) ¿O se imaginan ustedes, por ejemplo, a Stª Teresa de Jesús renunciando a la reforma descalza y a sus fundaciones por no romper la obediencia, la unidad o la caridad con los que la malquerían (o no la seguían)? Y como ella, los demás de su tiempo, incluyendo al 'rompedor' Ignacio de Loyola y los otros valientes.

Para ciertos menesteres no basta ser santo de alcoba, hay que lanzarse, empeñarse, organizarse. Los eremitas son santos, pero inciden poco en la Iglesia del momento. La batalla contra los arrianos la pelea y la gana el aguerrido e incansable Atanasio; que no digo yo que no le valieran a distancia las oraciones, intercesiones y penitencias de los eremitas de la Tebaida in communione sanctorum, pero la batalla post-Nicea es una guerra de Athanasius contra mundum. Algunos no lo olvidamos; otros parece que sí.

Minar a los resistentes es una forma de aliarse, se reconozca o no, con el enemigo. O de hacer el juego a los 'semi'. Ya se sabe: los semi-arrianos, los semi-pelagianos...o los semi-católicos; esos que piensan que la media heterodoxia consensuada y/o pactada es la salvación para hoy y el futuro asegurado para mañana.

Yo prefiero admirar a los del castillo, lo confieso. No estaré dentro de las murallas - lo confieso también - pero no les tiro cañonazos, ni les corto suministros, ni les niego el agua y la sal, ni les desgasto, ni les pongo en el disparadero. Tengo claro, muy claro, que no son el enemigo. Todo lo contrario.


Volviendo a Iraburu, yo diría que se mira en un espejo y no encuentra su figura. Pudiendo haber sido algo más, mucho más. Él y los de su generación.

Por eso me parece un tanto patético, caballero de triste figura, lanza en ristre, con tropilla de Sanchopanzas que le ven ir contra los gigantes y caer junto a los molinos - ¡aunque ciertos sean los toros! -.

Pero la batalla contra el turco necesita escuadras que el ya nunca podrá armar.

Cordiáliter, of course.

p.s. Por cierto: Para Quijote-Quijote, el que esto escribe. Aun más que el susodicho, que, por lo menos, tiene acrisolada fama y reconocidos medios.


+T.

miércoles, 9 de marzo de 2011

El Papa contesta


Camarillas las ha habido siempre, unas mejores, otras peores, unas han funcionado, otras han renqueado, unas para bien, otras para mal. Pero la camarilla (si existe) de nuestro Papa Benedicto va a quedar como una de las más penosas, deficientes, torpes y metepatas de la historia reciente. Lo malo es que la camarilla (si la hubiera) no sólo es incapaz de parar los golpes, sino que parece que los prepara. Al final todos los porrazos van a la Cabeza Visible, que es el Papa. El próximo (luego de la serie formidable de patinazos desde lo de Ratisbona a lo de los preservativos etc.) va a ser el espectáculo de el Papa contesta. El Viernes Santo, para más inri.

¿Tiene el Papa que descender a esos espacios de comunicación televisiva? ¿No debe mantenerse la Sede de Pedro en un nivel por encima de los comunes? Porque, sea como sea y lo que sea, será el Papa el que hable y exponga y conteste. ¿Le compete ese nivel?

La vulgarización de personas e instituciones ha sido una de las características de nuestra post-modernidad. Han bajado a la calle (y hasta a las cloacas) los tronos más altos, las coronas reales, las diginidades, las honorabilidades, los jefes de estado y de gobierno. Lo aristocrático se ha corrompido volviéndose pasto de la plebe, sin que la plebe se haya elevado al podio de la sangre azul después de rumiar paja de nobleza. Hay cosas que no se digieren nunca y muros de separación que nunca caen.

Volviendo al Papa, el juanpablismo inauguró cosas e introdujo formas impensables; actos, recibimientos, presencias, comparecencias, celebraciones y apariciones que nunca debieron ser protagonizadas por el Papa. Pero fueron aquellos largos años en que la norma era el Papa quiere y se hace lo que el Papa quiera. Y todavía parece que el aperturismo condescendiente sigue. Y seguirá causando estragos, como siga.

Hay, por ejemplo, una diferencia ofensivamente degradante entre la sedia gestatoria que se despreció y el papamovil que se aplaudió, entre la tiara displicentemente olvidada y los mil sombreros ridículos, indignos, impropios y ofensivos que el Beato Súbito se puso o se probó por todo el mundo; y Benedicto también, alguno, por esa confusa y equívoca idea de empatía, tan mal gestionada por su camarailla (si la tuviera).


No me gusta que el Papa, un Viernes Santo, salga en la televisión contestando preguntas; preguntas, por otra parte, escogidas, preparadas y presentadas ad casum, una quasi-ficción estudiada y ensayada para demostrar no sé qué cercanía con no sé cuales fieles. No me gusta ni lo entiendo.

Tampoco sé qué piensan que ganan o que se va a ganar con escenas como esa, tan 'light', tan insuficientes e insatisfactorias a la postre.

Al final es la figura del Papa la que se resiente, quedando expuesto a reacciones y comentarios desfavorables o indiferentes, siempre erosionantes.

Los católicos de verdad no necesitamos 'cercanías' papales; y los que no son católicos no se volverán papistas por ver al Papa como se ve a cualquiera, medido con el mismo rasero vulgar con que nuestro decadente mundo iguala a todos (con la paradoja perversa de ser luego tan disparatada su desigualdad).

Aprovecho para volver a proclamar lo necesarios que somos los más papistas que el Papa. Una especie católica cada vez más escasa, pero quizá nunca como ahora tan necesaria.

¡Apúntense!


+T.

martes, 8 de marzo de 2011

Nuevas formas de vida consagrada (¿Lerma va camino de esto?)


Con la metamorfosis de las ex-clarisas de Lerma y sus nuevos hábitos y sus nuevas formas, se ha hecho patente en España un fenómeno que en Europa se conoce hace ya varias décadas: Los nuevos institutos religiosos con una 'nueva impronta monacal'.

La impresión que dan es esa misma que dan las de Lerma, un juvenil entusiasmo animado por una espiritualidad neo-católica (postconciliar-juanpablista, es decir) con elementos más o menos reconocibles, unos tomados de la tradición religiosa monacal/conventual católica, y otros más novedosos y modernos. Personalmente - y supongo que más de uno compartirá conmigo esta impresión - distingo ciertos tonos, algunos detalles que parecen inspirados incluso en el cine.
¿Recuerdan ustedes la peli de Franco Zeffirelli Fratello Sole Sorella Luna/Hermano Sol Hermana Luna? Pues miren estas fotos y comparen:

Una neo-conventualidad mixta e idílica

Si quieren saber más sobre el grupo, lean aquí:

La Fraternidad de Tiberíades

Y aquí un enlace a la página web de la susodicha comunidad:

Fraternité de Tibériade

Si echan un vistazo a las galerías de fotos verán una exposición a la par encantadora, ingénua, sorprendente y a veces chocante.

No es la única. En Francia y Bélgica hay otras más por el estilo. Las ex-clarisas de Lerma van por el mismo camino. No sé si se habrán planteado lo de crear la rama para los chicos, pero no sería extraño, ya lo he comentado alguna vez.

El estilo compagina lo naturalista con una espiritualidad inspirada en el espíritu de las Bienaventuranzas y otros elementos contemporáneos, unas formas con cierto sabor a grupos de scouts, grupos de animación juvenil, grupos de oración y reflexión etc. Yo diría también que es manifiestamente reconocible la impronta de Taizé, así como la influencia de las Comunidades Neocatecumenales y bastants elementos de la Renovación Carismática. En Bélgica surgió la Communauté des Beatitudes - Comunidad de las Bienaventuranzas que ha sido un poco el modelo matriz de estos nuevos grupos.

De hecho suponen una contra-oferta a la vocación monacal tradicional. Estas nuevas formas parecen prender más facilmente en el ánimo quizá poco formado, diluído, de algunos jóvenes con cierta intención vocacional, que se alejan de la vida monacal tradicional, quizá por falta de una oportuna dirección espiritualidad y un adecuado discernimiento.

Pero las vocaciones de nuestro siglo XXI no son las de hace cuarenta o cincuenta años. Sin ser experto en el tema, me parece obvio el tirón/impacto que la presentación de una vida consagrada 'idílica', con esa ambientación juvenil-naturista, puede causar en el ánimo impresionable de un joven 'urbano' de perfil post-moderno.

El 'encanto' y la simpática impresión de estos grupos es parte de su éxito, una amable tarjeta de presentación. Que a veces se acompaña también de un reconocimiento más formal, con más sustancia. Por ejemplo, uno de los autores de espiritualidad católica más leidos y mejor recibidos de estos últimos años, el p. Jacques Philippe, es miembro de las Beatitudes. Destaco a este autor porque sus libros han sido editados y difundidos en distintos medios y ambientes católicos con notorio éxito. Y lo recalco para que se entienda que hay más, algo más sólido que esa primera impresión  poco sustancial, o al menos ingénua.


¿Subsistirán? Sí, si perseveran. El entusiasmo juvenil se irá moderando con el temple de la madurez y la sabiduría de la ancianidad. Si perseveran, como digo.

Si son fieles, un día dejaran atrás el franciscanismo amable y descubrirán y experimentarán el temor y el temblor de la Cruz, con su dolorosa sabiduría. Dejarán las estampas luminosas y bucólicas y se verán inmersos en el contraluz zurbaranesco o el tenebrismo de la celda con flagelo y bodegón con calavera y vánitas, que todo eso es también vida consagrada. Si perseveran irán pasando por todas las estancias del Castillo Interior, algunos se adentrarán más, otros se pararán en alguna alcoba, en algún nivel. Pero no podrán perpetuarse ni madurar en virtudes y vida religiosa practicando un perpetuo juniorado.

Me preocupa especialmente la alteración de la liturgia, la mixtificación de estilos e influencias espirituales con otras más ambientales, superficiales. Echo en falta la búsqueda realista de las raíces que ha sido una de las características más reconocibles y apreciables de los movimientos de renovación intra-católicos, cuando los ha habido. Una sólida inspiración en los orígenes y los hitos de la vida consagrada de ayer para revivirla ahora.

Oremus!

+T.

lunes, 7 de marzo de 2011

Verdades de Carnaval




Aunque parezca mentira, con Felipe estábamos mejón:

Es la Chirigota de las Viudas (¡Óle!), de Cádiz (¡Óle, Óle y Óle!), y era el año 1994, en Febrero, por Carnavales, y habían 3 millones de parados. Pero ahora, diecisiete años después, ya vamos camino de los 5 millones. Con el esperpento de Zp, el mú ¡¡¡******!!!! (<--- aquí póngase/dígase el insulto que más convenga u se prefiera), con la sonrisita de ¡¡¡*****!!! (idem/lo mismo) apestando y corrompiendo a España y el extranjero.

De tres millones de parados a cinco millones: ¡Dos millones de progreso! 

Esos son los adelantos y los progresos del psoe y la piara de los socialistas.

¡¡¡ A ver si revientan tós y los barre un tsunami y los arrastra al País de Irás y no Volverás!!!.

p.s. Y al que no diga tres veces ¡Óle! que se le seque la yerbabuena (¡¡Óle, Óle y Óle!!), of course.


&.

viernes, 4 de marzo de 2011

Apostillas al adelanto del libro de Ratzinger 'Jesús de Nazareth' (2ª parte)



El próximo dia 15 de Marzo, Deo volente, saldrá a la venta en todo el mundo la segunda parte de la obra 'Jesús de Nazareth', bajo el nombre de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI como autor, una autoría, cuanto menos, bastante equívoca. Ayer se anticiparon en algunos medios oficiosos algunas partes del libro, imagino que como publicidad, para ir estimulando el interés del público. Lo que no entiendo es que se excite desde estos prolegómenos de la edición la polémica, dado el contenido de los extractos que se han adelantado.

A propósito del libro 'Jesús de Nazareth' ya he opinado, en este blog y en otros sitios, que ha sido una monumental indiscreción (o incluso imprudencia), en tanto en cuanto propicia la confusión entre el magisterio pontificio (que no es) y las opiniones y/o exposiciones exegético-cristológicas de un afamado teólogo (que es lo que solamente es). Al final hay que reconocer que el profesor Ratzinger ha caído en la comprensible (y perdonable) actitud típica del autor que piensa que el mundo no estaría completo si le faltase su obra. Entiendo el empeño y estima del profesor Ratzinger por su docto trabajo, pero no comprendo el empeño de Su Santidad Benedicto XVI en ver publicados esos trabajos suyos ahora, cuando sus circunstancias personales han cambiado y son otras, de otro nivel.

Unos trabajos nada extraordinarios, por otra parte. Poco (o nada) acostumbrado a la lectura de este tipo de libros, el público católico que gracias a las editoriales que han lanzado el libro como un best-seller han leído la primera parte del 'Jesús de Nazareth', se sienten admirados por la calidad, altura, profundidad e interés de sus capítulos. Pero no advierten que la obra del profesor Ratzinger es una más de entre las muchas que se han publicado sobre esa misma temática en estas últimas décadas. Item más: El profesor Ratzinger, con toda su innegable maestría, se revela como un teólogo de su tiempo, de su momento, perfectamente rastreable en sus fuentes, inspiraciones, influencias, preferencias, dependencias etc. Nada excepcional. Bastante previsible. Absolutamente reconocible dentro de las tendencias y estilos de la teología, la cristologia y la exegética del período pre y post conciliar.

Por eso mismo me atrevo a discutirlo y hasta contradecirlo, si cabe, quizá pecando de cierta temeridad; yo no soy exegeta titulado, yo no soy catedrático de teología, sólo soy un católico que sé lo que creo y que me he formado y mantenido dentro de la fe de mis mayores, fiel a la verdad de una tradición doctrinal que me han transmitido. Solamente.

Dicho esto, voy a mi breve y pobre disertación sobre lo adelantado del libro, con todo respeto para con su autor, of course:

Parece que en la segunda parte de su libro 'Jesús de Nazareth' el profesor Ratzinger interpreta algunos pasajes de la Pasión; la prensa ha resaltado uno, especialmente: La participación y/o responsabilidad del pueblo judío en la condena de Jesucristo, en particular la tremenda cita de Mt 27, 25
"... Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»..."

En su libro el prof. Ratzinger tiende a aligerar el sentido tradicional con el que la Iglesia, desde tiempo inmemorial, ha entendido ese versiculo del Evangelio de San Mateo. Un versículo que - muy a pesar de los esfuerzos en sentido contrario del prof. Ratzinger - sintoniza con la narración de la misma escena en los otros Evangelios, no sólo San Marcos y San Lucas, sino también el de San Juan.


Dejando de lado otras afirmaciones discutibles y asimismo desconcertantes, viniendo de quien vienen, a propósito de ese versículo concreto, yo diría que:

- que es indiscutible la participación protagonista del Sanedrín y la Jerarquía Sacerdotal judía en la condena del Señor, con Caifás y Anás, Sumos Sacerdotes, al frente

- que según la tradición judía ellos representan al pueblo, de manera muy especial en cuanto tal nación santa, con una identidad social, política, estamental y religiosa especialmente definida y reconocida

- que en la Sagrada Escritura, desde el Antiguo al Nuevo Testamento, aparece con un significado de primerísimo valor la figura de la personalidad corporativa o capitalidad representativa, según la cual algunos indivíduos, grupos familiares o instituciones religiosas y/o políticas tienen un valor representativo-corporativo, redundando sus acciones en beneficio o perjuicio de todo el pueblo, a quien representan de forma real y efectiva, no solamente simbólica; así, en el principio, el pecado de Adán y Eva afectará a toda su descendencia; y el pacto del Patriarca Abrahám bendecirá y comprometerá a toda su descendencia; y, más adelante, el pecado de los reyes gravitará sobre su pueblo; y, muy especialmente, el oficio sacerdotal de Aarón y sus hijos y descendientes en el sagrado ministerio cúltico representa al pueblo entero, por quien ofrecen holocaustos y sacrificios; y de manera aún más particularmente circunscrita a la persona concreta del Sumo Sacerdote, su oficio es definido como una función sacra y representativa de y para todo el pueblo, de manera muy especial en el momento de su ministerio litúrgico-sacerdotal el dia de la Fiesta de la Expiación, cuando penetra solemnemente y de forma exepcional (sólo ese día del año) en el Sancta Sanctorum del Templo, para ofrecer el sacrificio de expiación por los pecados y culpas de todo el pueblo (cfr. Lev 4, 3ss y Lev 16, 2ss.***

- que las facultades y dones recibidos en razón de tal dignidad-oficio sacerdotal permancen aun en medio de las circunstancias de aquellos momentos cúlmenes del Misterio de la Redención, como recalca explícitamente San Juan en su Evangelio (cfr. Jn 11, 47-52, un texto que fija una de las claves más importantes para la compresión del sentido y el valor de la Pasión del Señor)

- que resultaría escandalosa una exposición que diera preferencia a unos textos sobre otros, como si unos pasajes de los Santos Evangelios merecieran más crédito que otros, o como si hubiera que descartar el valor de algunos pasajes por el interés de otros, siendo como son textos revelados íntegramente con un valor propio e inmutable en su sentido

- que resultaría desconcertante una actitud exegética que se definiera en contra de la tradición de la Iglesia, que ha comentado esos textos con un sentido bien determinado y constante, ya en los mismos Libros del Nuevo Testamento y después en las obras de los Santos Padres y los comentarios de los Doctores de la Iglesia, antiguos y modernos

- que ha sido constante en la tradición exegética de la Iglesia Católica el esfuerzo por concordar los textos evangélicos si aparentemente parecen discordar en algunos detalles y/o expresiones, siendo extraña a esta tradición de la Iglesia el exponer dichos textos como si estuvieran en flagrante contradicción entre ellos, algo imposible dado el carácter revelado y sagrado de los mismos

Si todo esto estuviera motivado por una apología en favor de la inculpabilidad del pueblo judío en la muerte del Señor, la excusa sobra en tanto parece redundante tratar sobre algo que en los mismos Evangelios queda expuesto; e igualmente en otros Textos Sagrados. Podría valer como excursus del autor, como nota sobre el texto en cuestión, pero siempre cuando no descargue a esas citas de su valor, aunque estremezca lo que el texto dice, su signficado, y su alcance.

Tocante al pueblo judío y su valoración pre y post cristiana, los textos del Nuevo Testamento son suficientes y válidos, y no se deben ni minimizar ni magnificar en ningún sentido, ni con un plus de inculpación ni obviando o exculpando las imputaciones. En este sentido, los textos paulinos sobre este tema particular deben entenderse como definitivos.

Un odio alimentado por un "deicidio" siempre recordado iría en contra de las mismas palabras sacrosantas de Cristo en la Cruz -"...Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" Lc 23,34; pero un descargo de las culpas en el sentido que proclaman tan terriblemente las palabras de Mt 27, 25 resumiendo en ellas uno de los particulares constatables de la Pasión, supondría una ocultación del texto del Evangelio por un prejuicio positivo tan errado como los que cargan las tintas vindicantes movidos por un prejucio negativo. Lo escrito escrito está, podría decirse, usando palabras de los Santos Evangelios.

En otro articulete que comentaba alguna cuestión sobre la actitud y las enseñanzas sobre el pueblo judío que han caracterizado a estos dos últimos pontificados, el de Juan Pablo IIº y el actual de Benedicto XVI, recuerdo haberme preguntado hasta qué punto la propia historia personal y los acontecimentos vividos y conocidos por Karol Wojtyla y Joseph Ratzinger en Polonia y Alemania durante su juventud, en los ominosos años del régimen criminal de Adolf Hitler, han influído después en las consideraciones que sobre Isarel y los judíos aparecen passim en los documentos de ambos pontificados. Entiendo que no es una cuestión casual, y que un día quizá merezca la atención de algun estudio monográfico sobre ello.


En contraposición hemos experimentado la profunda contradicción que se levanta como un muro real, más allá de las buenas intenciones, entre Iglesia y Sinagoga; por ejemplo en la polémica suscitada a propósito de la oración pro iudaeis de los Santos Oficios del Viernes Santo, un venerable texto litúrgico que nunca debería haberse alterado ni sustituído, ni antes ni ahora, opino.

En estas cuestiones tan cargadas de historia, la historia de los hechos y su desenvolvimiento da razón a la misma historia con esos propios hechos; es cuestión de tiempo, de más tiempo, de más historia. Justo lo que parece olvidarse en este tiempo nuestro, tan amigo de las aceleraciones, los movimientos y las mudanzas apresuradas, tan nocivas para poder llegar a una serena y sabia comprensión de las cosas. O diríase mejor: Una santa comprensión y asunción del Misterio, más allá de las imperfecciones de nustros juicios e impresiones. Para estos casos, la tradición no es un recurso posible sino una necesidad fundamental e insustituíble.

*** Incluso esta figura de la personalidad corporativa está latente en el mismísimo dogma de la Redención, en cuanto Cristo se entrega Él mismo y merece por nosotros; una verdad que luego se explaya como consecuencia en la doctrina paulina del Cuerpo Místico en la Iª Cor: Cristo es la cabeza y los cristianos somos miembros suyos formando parte de la Iglesia, que es su Cuerpo.


+T.

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martes, 1 de marzo de 2011

El Discurso del Rey


Me alegro cuando las buenas películas obtienen galardones merecidos. Si el aprecio es general, mejor. Y si ganan un oscar, mejor para los óscares, esa degenerada y archi-prostituída institución. En este caso, la peli dignifica al premio.

La he visto en un cd pirata, y la he visto ya tres veces. Es un recurso casero, hasta que salga el dvd. Las pelis que me gustan, como los libros, las veo y las re-veo sin cansarme, al contrario. Terminan siendo una parte de mi pequeño mundo, imágenes, personajes, escenas, sonido y palabras. Esta, por ejemplo, ya la tengo archivada e intuyo hasta cuando me apetecerá re-verla.

El actor, Colin Firth, sólo tiene un remoto parecido con el personaje, el discreto Jorge VI; caracteriza muy bien, pero el valor de su interpretación es el mismo personaje de la película, con la propia historia base del guión. Sin embargo me ha llamado la atención la admirable caracterización que hace Elena Boham-Carter de la reina Elizabeth: Mediante una serie estudiadísima de movimientos y detalles de expresión (tics, miradas, giros de cabeza, postura de pies y manos) consigue recrear mucho más allá del guión, vestuario y maquillaje al personaje interpretado. Si a C. Firth le han dado el oscar, a la Boham-Carter se lo deben.

El doctor, bien. Los demás, también. Destacaría a Michael Gambon haciendo de Jorge V.

Pero me gustaria subrayar esto, particularmente: A la hora de valorar la peli, su contenido, se reseñan los valores que se ponen de manifiesto, superación personal, lucha contra las circunstancias y los complejos, la sinceridad de las relaciones, la cordialidad, la confianza, la amistad.

Pero junto a todo eso la peli es un intenso drama histórico-doméstico, con dos planos, o dos esferas: Un hombre y una familia que recomponen su vida personal; y la vida de una nación, de un estado/un reino puesto al borde de la quiebra de su identidad institucional por la vanidad de otro hombre que no quiere asumir su responsabilidad personal, moral, familiar, institucional y nacional, a no ser que las condiciones sean las que él propone, las suyas propias por encima de todos y de todo. Son dos conceptos, una crucial coyuntura con dos desenlaces en paralelo paradójico: La frustración de una brillante personalidad, atractiva, fascinante, pero renuente en el momento decisivo; y la afirmación de un carácter latente, doliente, consciente y responsable más allá de sus auto-reconocidas limitaciones.

Y junto al héroe, la heroina, que es la eposa, la queen Elizabeth de la Boham-Carter, tan imprescindible, tan realista, tan circunspecta, tan pragmática, tan flexible en su firmeza. No juzgo a los personajes de la historia real, sino que leo en la excelente representación que hace el film de unos tipos figurados sobre unos originales evocados: Una historia sobre un momento de la Historia en que una nación gravitaba sobre una familia y su pequeña historia: Unos abandonando con frívola vanidad, dejando un rastro de decepciones y desalientos; otros asumiendo lo que les toca con voluntad sufrida, sembrando esperanzas y alentado ánimos.

Me gusta mucho el cine inglés. Y los actores. El estilo inconfundible de sus películas, de las series de televisión, que se podrán imitar, pero no superar. Sin falsear la historia, exponen - dentro de los límites del medio cinematográfico - con veracidad, respeto y dignidad.





+T.