Paseo por los blogs que recomiendan amigos o conocidos. Algunos blogistas me sorprenden siempre por lo que escriben y por cómo lo escriben.
Cada vez que pedanteo, soy consciente del padecimiento; lo utilizo con relativa intencionalidad y con efectos también buscados, ya sean irritantes o displicentes.
No sé con qué consciencia o conciencia lo harán otros; pero les sale muy bien y cotidianamente.
Escribir para enseñar virtud, es virtud; como expansión o desahogo, es un sano ejercicio; cuando es para comer, digna profesión; si es escaparate, muestrario, pasarela...depende de qué y para qué.
Los blogs son para eso y para esto, ¿no?
Paradójica entrada que examina y reclama un autoexamen: Confíteor...
La penitencia me la impongo yo.
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