domingo, 15 de enero de 2012

Domingo del París-Dakar


El escándalo nuestro de cada día a veces sorprende dónde menos te espera, por quién no te imaginas y por lo más absurdo del mundo:

Suspenden la Misa dominical en la Catedral de Lima por motivo del París-Dakar

Y no sólo eso, sino que el primado, el Cardenal Cipriani, bendice la ocasión y cede al pretexto.

Desconcertante.

El tercer mandamiento de la Ley de Dios puesto en solfa por una carrera de pijos jugando a aventureros. Los vicios de la decadencia de occidente (valga, más que nunca, la redundancia) interrumpiendo el culto dominical en una Catedral Primada, y contando con la aquiescencia complaciente del Arzobispo del lugar.

Con todas las excusas, explicaciones y salvedades que quepan y que haya (que las habrá), personalmente opino que la anécdota es una afrenta.

Si son los malos quienes nos ofenden, provocan o agreden, nos quejamos y ponemos el grito en el cielo. Pero si los que interfieren, se imponen y/o ocupan son de nuestra complacencia, dejamos que el Becerro de Oro se plante encima del Altar y el culto se suplante por el espectáculo.

¿O no se trata, en suma, de eso?

No conozco al Emmº Cipriani, pero, por ser quien es y de donde es, me lo imaginaba de otra calidad. No me explico esta condescendecia. No le encuentro razón.

'Proveer Coro y Altar' : Esta leyenda suele aparecer grabada en piedra o escrita en una tablilla en la puerta de entrada de las salas de cabildo de nuestras catedrales españolas e hispano-americanas. Servía para que los canónigos no olvidaran cual era su primera y principal obligación: Mantener constante el culto, rezando en el Coro y celebrando en el Altar.

Pocas veces se habrán suspendido esas dos sacras funciones por algo tan futil y mundano como esa estúpida carrera del Paris-Dakar con parada en Lima.

Lamentabile.

+T.