Es una música poderosa, conmocionante. La primera vez que oí esta suite de Prokofiev, la sensación de temor-turbación-atracción se me adjuntó a la melodía, y siempre que la escucho, siempre revivo aquella impresión.
El ballet acompaña a la música, indudablemte más representativa-imaginativa-sugestiva que la coreografía