lunes, 31 de octubre de 2016
viernes, 28 de octubre de 2016
Balduinizar o no balduinizar...that's the question
Un ocurrente compadre, ya quasi venerable reverendo, descubrióme el otro día un concepto nuevo que yo entendí muy socorrido para los tiempos que corren. A ver si lo expongo y me explico bien:
Su origen remoto se halla en aquellos tres días en que el rey Don Balduino de Bélgica se procuró un paréntesis, un suspenso temporal en sus funciones regias, para no verse obligado a sancionar una ley abortista presentada y aprobada en el parlamento belga; era rey, dejó de serlo y volvió a ser rey, todo ello entre el 3 y el 5 de Abril de 1990, protagonizando una peregrina y muy paradójica solución de continuidad sin solución de continuidad.
Conque dice mi reverendo compadre que lo que hizo Don Balduino por su real voluntad, con aplauso del mundo católico, lo mismo lo realiza su real gana (la de mi compadre) para no verse comprometido (porque no transige su católica conciencia) con el ecumeneo y el luteraneo de PP Franciscus próximamente en Suecia.
Considerando lo cual y todo lo dicho atque expuesto, mi reverendo y venerable contertulio se declara 'balduinizante' eventual y avisa que 'balduinizará' respecto a PP Franciscus, sus intenciones, palabras y actos durante los días que dure su luteraneo en Suecia. Item plus, auto-declarará para sí mismo (ipsi) la finalización del 'balduinizaje' una vez PP Franciscus retorne a Roma, reservándose, por si volviera a ser pertinente, repetir la 'balduinización' cuantas veces haya motivo para ello, si se diera otro o más casos, Dios nos libre.
Yo, de todos modos, le he aconsejado que lo consulte en dirección espiritual, dada la gravedad de la decisión. Él me ha respondido que confía plenamente en el oído duro de su nonagenario pater spiritalis, un docto clérigo de probada virtud, insigne perito en casuísticas de conciencia, que cuando le pregunto cómo está del reúma me responde con blanda sonrisota que sí, que le gustaron mucho las bizcotelas merengadas, y a su hermana también. Conque, respecto al dire spiritalis, no problem.
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Y ahora que nadie me oye, yo les confieso a Uds. que me he quedado con la duda de si 'balduinizar', como mi amigo, no será, puestos a pensar, dadas las circunstancias, más una necesidad que una extravagancia.
+T.
viernes, 21 de octubre de 2016
El bigote
He recordado estos días una historieta - creo que la referían como verdadera - que alguna vez leí y ahora no recuerdo dónde, si entre las narraciones del padre Carlos Heredia, o en algún cuento del padre Coloma, o en algún autor por el estilo. Y era sobre un bizarro oficial de los Tercios tocado por la gracia de Dios y convertido, dispuesto a mudar de vida y estado, que pidió entrar jesuita. Cuando acabó de hacer los Ejercicios Espirituales, ya a punto para comenzar la primera probación, su director espiritual le indicó que debería afeitarse el gran mostacho, un formidable bigotón con puntas, pues parecía (entonces) un aditamento que no se avenía con el tipo exterior, figura y presencia, que debía tener un aspirante a jesuita. El valiente y decidido militar, tan convencido de su vocación, quedose, empero, muy contrariado con la petición de su confesor, y, con todo sentimiento, pero entero en su decisión, le contestó finalmente al padre que no, que a su mostacho no renunciaba. Conque, igualmente sentido, el maestro jesuita le despidió, pues que así se truncó aquella vocación en ciernes. Pero sucedió que aquella noche, luego de cenar y leer un rato, el capitán se durmió, con el codo sobre la mesa y la cabeza sobre la mano, tan cerca del velón que le alumbraba que, dando una cabezada, la llama del candil le prendió fuego a la punta del mostacho y se despertó sobresaltado con medio bigote ardiendo. Se lo apagó a manotazos, y luego se miró al espejo y vio la ridícula imagen de aquel bigote que era su orgullo, la mitad chamuscado y la otra mitad aun con su punta lucida, y se echó a reír con buen humor, comprendiendo de un golpe toda su vanidad y a la vez el valor precioso de la vocación santa que estuvo a punto de perder por la vanagloria de un bigote. Aquella misma noche se afeitó lo chamuscado y la otra mitad también, y en cuanto amaneció corrió en busca del director espiritual para contarle el caso y retomar su propósito sobrenatural, con nueva determinación, sin la querencia de aquel bigote que fue su estorbo frente a la llamada de Dios. Así, más o menos, es la historia que leí, no recuerdo dónde.
De hacer más reflexiones y corolarios, me excuso. Mencionaré, no obstante, la vulgaridad formal del cada vez más abigarrado mosaico francisquista.
Él es el Papa, y así son sus hombres.
+T.
miércoles, 12 de octubre de 2016
Alma y España
Aprendí que era el alma
de mi ser lo más hondo
espejo del Creador,
inmortal vida y centro
de celestial valor.
Hoy sé que atesora
también la sal y el tiempo,
lágrimas, gozos, vientos,
la lluvia, el color, un ciento
de cuentos y leyendas,
de amores y promesas,
mil olvidos, recuerdos,
desengaños y sueños,
los posos de mi alma,
pasión, sabor, dolor.
También creció la patria
profunda en el espíritu,
raíces, cimas, fondo,
senderos de la historia,
sangre, victoria, honor.
Y cuando digo ¡España!
con todo lo que amo,
es un eco de mi alma,
pulso que sube a Dios.
+T.
miércoles, 5 de octubre de 2016
Te Deum
Sincero, desde lo hondo, íntimo, dulcemente incoado, con ecos de voces ausentes y trémolos suspirados, como una simple letanía breve en palabras y extensa en intenciones, por tanto don, por tanta gracia, por tanta misericordia. Quoniam in aeternum misericordia Eius !
O Bone Iesu, fac ut sim sacerdos secundum Cor Tuum !
+T.
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