domingo, 29 de marzo de 2015

Hosanna !!!

 
Venía humilde, sobre una borriquilla, bajando desde el Monte de los Olivos, con la gente coreando vítores y bendiciones, agitando a su alrededor ramos de olivos y palmas, clamando ¡Hosanna! y echando a su paso los mantos sobre el camino.

Su rostro sereno y hermoso irradiaba paz y santidad, sus manos bendecían con majestad nunca vista, derramando salud y consuelo a quienes le miraban. Todos sentían una emoción honda, religiosa, exaltada, jubilosa.

Desde el amanecer, el sol doraba con reflejos esplendentes las murallas, las puertas, el Templo y el Santuario. Cuando Él y su clamoroso cortejo pisaron los umbrales de la Ciudad Santa, el aire se estremeció con una suave brisa de santidad y gracia, como si las antiguas profecías se hubieran vuelto aromas de rico olor, perfumes del Santo de los Santos que trasminaban sacralidad en torno a Jesús Nazareno.

Mientras así subía a la Casa de su Padre, el zureo de las palomas, los silbos de los vencejos, los trinos de las golondrinas parecía que repetían con ecos en vuelo ¡¡¡Hosanna, Hosanna, Hosanna!!!


+T.