jueves, 28 de julio de 2011

Un escenario efímero


Desde los 15-16 años sigo cada verano (en cuanto puedo) las retransmisiones por radio del Festival de Bayreuth. No recuerdo (no sé) qué año empezaron a realizarse los montajes y escenografías aberrantes, pero rara es la temporada que no ocupa un primer plano de atención el tal o el cual mamarracho al que se le ha consentido (encargado y pagado) plasmar su corrompida comprensión del fascinante mundo wagneriano. Una heterodoxia escenográfica afecta y descompone la obra que concibió el maestro Wagner con todo detalle, incluyendo el montaje. Comparando, es como poner a Las Meninas sobre una plataforma móvil con un marco de neón azul; o iluminar un Greco con focos de discoteca y efectos tridimensionales. Muy ocurrente (muy gay, generalmente) pero muy falso tocante al referente principal (sea Wagner, Las Meninas o el Greco), su presentación y su resultado. No sé por qué los abusos que jamás se consentirían perpetrar contra un Velázquez sí se consienten (por encargo y bien pagado) contra una ópera de Wagner.

Mutatis mutandis, pienso eso de esto:



Esto es el escenario principal de la JMJ, en Cuatrovientos. Lo están montando y es horrible. Cuando esté montado será horrible.

Cuentan que será una especie de paisaje blanco con un árbol dorado. Pienso en los escenarios de las pelis de Marisol, las pelis musicales de los '60 que metían un chirriante decorado surrealista en mitad de una peli de flamencas, guitarras y España cañí.

Pero de los sesenta al 2011 las ciencias han adelantado una barbaridad - Don Hilarión dixit - y el escenario de Cuatrovientos dispondrá de microclima gracias a unos artilugios micro-pulverizadores de agua, para templar unos pocos grados el tórrido Agosto mesetario.

Si todo fuera para un des-concierto de pop-rock y una noche de drogas-sexo-alcohol, me importaría un pito, total un horror para otro horror. Pero ese escenario será donde se celebre la Misa, la Misa del Papa. Austeros y vanguardistas, así dicen que serán los espacios, los decorados y los estrados.

Y debajo la turba. Debajo del escenario (y fuera de su alcance) una masa contenida, relativamente móvil, con la emoción teledirigida y el entusiasmo hiper-motivado, con una semana de cansancio encima, más una noche católico-fiestera de pre-ambientación en directo. Juanpablismo puro y duro en acción.

En la justificación razonable del mega-escenario, el arquitecto autor (o el comentarista publicador) saca a relucir el concepto 'arquitectura efímera', muy a propósito. Pero muy significativo (consciente o inconscientemente) también.

Arquitecturas efímeras eran también los arcos triunfales que se erigían para los recibimientos de pompa y circunstancia, y también eran construcciones efímeras los catafalcos y túmulos monumentales que se instalaban para las pompas fúnebres de reyes y príncipes. Si el fenómeno de
las fantasías de telón y cartón es universal, ciertamente nuestra época ha ideado una nueva expresión de la tectónica efímera con los montajes de escenarios litúrgicos papales, algo poco visto antes de la época de los viajes apostolicos y sus masivas celebraciones.

¿Podría decirse que corresponden a una imagen, una auto-imagen de la Iglesia? ¿Una arquitectura efímera para una 'iglesia efímera'? No me refiero a la Iglesia Una Santa, no: Me refiero a esa iglesia que convoca y celebra en esos escenarios y que se desmonta también con el escenario, ¿me explico?

La iglesia juvenil de juventudes, entusiasta, exultante, híper-animada, súper-motivada...¿dónde queda, a dónde va, dónde se encuentra después del escenario? Yo imagino que se desmonta con el escenario, se enrolla con los telones y los cables, se empaqueta con los tubos y los cartones, y se almacena en una oscura y fría nave. Hasta el próximo escenario.

Es una alegoría, tan irónica como el soneto de Cervantes al túmulo sevillano de Felipe II.

Después, recogido el escenario, desmontado el castillo de arena, la torre efímera, volvemos perezosamente a la Iglesia sin escenario inventado, la Iglesia de la profunda crisis post-conciliar, la actualidad problemática, los nombres que dan miedo, Irlanda, Maciel, Somalia, Europa.

Yo no digo que si somos como niños no necesitemos un rato de tiovivo, de noria, de feria, parque de atracciones y chucherías. Yo no digo eso, todo eso me parece bien.

Lo que digo es que no se puede mantener una iglesia de jmjs, terminando una y empezando otra.

El juanpablismo fue una perpetua fiesta de puertas adentro y un desierto puertas afuera. Perpetuar una iglesia-disney es un error que se pagará caro. Como se están pagando ahora las cosas que la arquitectura efímera juanpablista no dejaba ver.

Espero que no se les ocurra poner en el escenario blanco del árbol dorado con agua pulverizada un letrero que diga "...et super hanc petra edificabo Ecclesiam meam".

Resultaría patético.


+T.