jueves, 5 de noviembre de 2009
Remember, remenber...
Hoy me han llamado "santo" y no lo soy. Concretamente, me han dicho esto:
- "Terzio, le tomarán por un radical poco pragmático. Un iluminado vamos."
Yo antes había dicho esto:
- "Cada vez estoy más persuadido de la necesidad de una re-actualización de la teoría/doctrina del tiranicidio aplicada al sistema que nos tiraniza. Guy Fawkes for ever!!!"
Y todo venía por leer y comentar esto:
En Inglaterra nos superan hasta en las mentiras de los políticos.
Y así.
Que le llamen a uno "radical iluminado poco pragmático" es un honor, un honor que aprecio (¡gracias!). Lo que pasa es que como los tiempos que corren son de irse por las ramas, a media luz penumbrosa, y según la practicidad materialista inmanentista del pájaro en mano, definirte de los del "ciento volando" te deja en flagrante exposición al descubierto, a la intemperie, como un santo estilita en su columna excelsa, con toda su grandeza y sus grandísimas incomodidades e inconveniencias. Ita!
Pero bueno, así son los que son como a mí me han definido. Y no digo más.
Insisto, sin embargo, en mi propuesta revisionista del tiranicidio. Me objeto yo mismo: Que la fatal-democracia no es un tirano con una cabeza, sino una hydra pluricapitada con cabezas tantas como políticos ha (y encima, desde un tiempo a esta, con políticas-ellas, que también - aunque no lo parezca - tienen cabeza). Con una monstruosidad así, la re-formulación tiranicidista adquiere una complejidad evidente.
Santa razón tenía el Doctor Angélico cuando en su De Regimine Principum recomendaba al joven rey de Chipre que siempre era preferible la monarquía a la república porque siendo uno el monarca, si se corrompe se corrompe uno sólo; más cuando se trata de una república con muchos mandando, cuando se corrompen son muchos los corruptos. Evidentemente, en un caso como el nuestro, con regímenes republicanos por doquier y monarquías parlamentarias con reyes de firma y calla, y super-parlamentos y macro-gobiernos, uniones y onus, cuando la corrupción aflora tizna y pudre a una multitud de gobernantes, sub-gobernates, clientes de gobierno y dependientes gubernamentales & cia & family & parientes, amigos, vecinos et aliis etc. etc. etc.
No me gustó la peli de V-vendetta que ví hace poco en dvd, en mi retiro doméstico. La chica mona es una petarda repeída y la peli es de esas "desmejorantes-in-crescendo": Arranca bien, progresa regular y se resuelve mal. El mal cine, como las malas novelas y el mal teatro, tampoco domina el equilibrio del elemental y básico planteamiento-nudo-desenlace. Incluso me molestó que un personaje tan interesante y versionable como Guy Fawkes terminara siendo víctima del infra-genéro del cómic y el cine de 2ª clase.
Lo de Guy Fawkes fue una pena que no resultara. Un 5-N en plena Inglaterra post-isabelina hubiera sido un revulsivo digno de considerar, tal y como estaba el panorama europeo. Pero la mecha de Guy que no detonó los barriles del gunpowder plot sería, a la larga, el detonante de revoluciones en sentido contrario al de Fawkes. La primera víctima fue el exquisito y arrogante y fascinante y miope Carlos I Estuardo. Desde el cadalso de White Hall hasta el sótano de Ekaterinburgo, el destino de las monarquías se fue ejecutando cruentamente, casi sin solución de continuidad, como una hebra de sangre en la trama de la historia (¿o la mecha prende antes, en el verdugado de la enagua de Maria Estuardo?).
Fatal destino que el "radical iluminado poco pragmático" intentó modificar con unos barriles de pólvora debajo del Parlamento. Que no explotó. Don Guido Fawkes no supo las consecuencias concretas que su fracaso tendría; si no vió tampoco los efectos futuros de aquel "sistema" contra el que atentaba, se le puede conceder que, grosso modo, algo intuiría. Uno que se juega la vida implicándose en una trama que le lleva a morir desmebrado y destripado en un cadalso no es un tontoloco anecdótico.
Yo sueño - fantasear ensoñaciones es media vida - con un Guy Fawkes que le metiera pólvora y pánico a los salones europeos que multan a los Crucifijos y alientan la violencia anti-católica/anti-cristiana. Yes. Sueño con un petardazo de euro-corruptos explotando en el aire y volatilizándose en cenizas al viento, viento, viento.
Soñar no es malo, no es pecado. Soñar no se controla y es malo controlar los sueños. Lo que no sé si es malo es contar sueños y escucharlos (o escribirlos y leerlos). Conque voy a dejarlo aquí.
Mis respetos y memoria para el temerario Guy Fawkes, en fin. Y no digo nada más.
p.s. A ver si convenzo a mi cura para que le diga a Guy Fawkes una Misa en sufragio, por él y los del complot. Mi cura para estas cosas tiene "sensibilidad", y como estamos en Noviembre, casi seguro que concede (si es que no se me ha adelantado ya).
&.
Una "época Potemkim"
Por supuesto que no me refiero al panfletucho cinematográfico pro-bolchevique de Einsenstein. Gracias a Dios nunca me he contaminado ni de lejos con basura roja de heces y martillos (ni capullos empuñados); el Señor nos libre, y aniquile lo que queda de la plaga.
Yo quería referirme al noble querido de la zarina Catalina II la Grande (o la gorda, con su doble papada y su ubérrimo busto y su todo lo demás): Su Serena Alteza Grigori Aleksándrovich Potiomkin, que además de solazar a su soberana demostró ser un capaz y competente ministro ilustrado de aquellos de aquella época, cuando las coronas ilustradas de la Europa del nefasto Siglo de las Luces practicaban el despotismo ilustrado, que el Señor nos libre también.
Pues fue aquello que Uds. ya sabrán pero yo quiero recordar: Cuando Rusia pretendía extenderse más allá de Crimea y morderle fronteras a la Sublime Puerta de los decadentes sultanes otomanos. Y para ambientar triunfalmente el viaje de su Zarina, Potemkim inventó una Rusia de escenario, de tramoya, de opereta. Y se inventó pueblos que no había y él levantó de la nada con telones y bastidores de papelón y cartón piedra, que de lejos parecían pueblos reales, tan bien figurados que la comitiva de Katharina die Große cruzó triunfal y ufana por en medio de aquellos sitios de arquitectura efímera fallera. Todos contentos, la grosse Katalina realmente encantada (y satisfecha) y Potemkim triunfante.
Pero ni había pueblos, ni había casas, ni palacios, ni iglesias, ni rien de rien. Todo era oropel, todo cortinaje, tela encolada y telón pintado, todo ilusión creada, castillos de arena, torres de algodón, avalorios y encajes de papel picado. Telarañas con escarcha plateada de tarjetón de cumplido.
Pues como Potemkim y su triunfal viaje a Crimea, hay quienes se han mantenido con lo mismo, todo fachada, trampantojo, barroco y falsa cúpula al estilo de los bastidores pintados del padre Pozzo. El barroco inventó toda la macchina de la pompa ficticia, el aparato de la apariencia. Y el desengaño. Y somos barrocos, medularmente berniniani, borrominiani, churriguerescos en España y roldanescos en Sevilla.
Mucho arco triunfal, mucho evento fastuoso, cada més un triunfo coronado, cada año un cúlmen escenificado, cada temporada un castillo de fuegos artificiales, todos los días trono, carroza, palacio y corte...Y así más de cinco lustros, con una corte de ridículos y piccoli "Potemkims" montando escenarios ad casum. Nulla dies sine fascino.
Hay una coplilla de rueda-rueda que glosa en rima popular la insustancialidad de la cosa, también ustedes la sabrán:
Tanto botón de nacar
tanta cadena
y de noche en su casa
no tiene velas.
Tanto vestido blanco,
tanta parola
y el puchero en la lumbre
agua sola.
Tanto coche de lujo,
tanto boato
y en llegando a su casa
no tiene plato.
Tanto reloj de oro
tanta cadena
y después en la mesa
no tiene cena.
Estribillo:
- Alirón, tira del cordón,
cordón de Valencia,
dónde vas tú,
bien mío
sin mi licencia.
Después viene la otra parte, el desengaño. Dan las 12 en el reloj y todo se deshace en niebla, en sueño, en sombra. Y la carroza vuelve a ser calabaza. Y el caballero de Calatrava se deshace en el pudridero junto a un prelado con la mitra agusanada. No somos nadie. Ni más (ni menos).
Pues eso era lo que quería decir.
A Jueves cinco del mes de Noviembre del 2009, cuando se cierra, se va, termina una "época potemkim" que pasó. Con pena y con gloria.
p.s. No pregunten detalles, please. Tampoco es tanto ni merece más.
&.
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