El Te Deum conmemorativo, con el tiempo, va siendo, más que una acción de gracias por lo que fue, una acción de gracias por lo que sigue siendo. Con temor y temblor; y también con un mea culpa sotto voce, como un bordón de contrición que da profundidad y veracidad al rezo agradecido. Todo, además, lleva implícita una súplica abocetada, simple, con coloratura, quizá, pero, al fin, una variación, una fuga sobre lo mismo.
Y también los recordados, in Communionis Sanctorum gratia.
Deo gratias !
+T.