miércoles, 13 de enero de 2010

Los optimates piden eutanasia ¡¡YA!!

De entre los fantasmones del sistema bien agarrados a la teta y que no han dejado su nutrición desde que tienen uso de razón (aunque la razón les ha ido cambiando y mudando y transformando y degenerando con el uso, sin solución de continuidad desde que echaron los dientes), de entre esos les tengo profunda antipatía a los gurús de aurea mediocritas que nunca han dejado ni su confortable butacón ni sus maneras sugerentes-dirigentes. Son, a su manera, como el decadente estragado Petronio, arbiter elegantiarum de la corte de Nerón, que dictaba “buen gusto” y “moralidad” entre escenita y escenita de Satiricón.

Pues estos que digo son poco menos lo mismo, pero a su estilo y para el estilo de la post-modernidad. Resulta que, llegados a un grado de cómoda saturación vital, piden la eutanasia graciosa para todos (aunque no sé si ellos tendrían la suficiente determinación fatal para abrirse las venas en una tina tibia, como los romanos (que, por cierto, me parece que se hacían templar el agua de la tina por sus esclavos y hasta tenían esclava que les sirviera el cuchillo corta-venas en salvilla de bronce pulido (seguro que los modernos eutanasistas “ad-do-ran” y añoran el detalle)).

El caso es que uno de estos (ya he dicho que para mí especialmente antipático por viscerales razones), el “oráculo” catalano-hindú (un híbrido tan sospechoso como un sari de seda india con barretina, pantumaca y butifarra), el Salvador Paniker, pide a gritos “¡¡Eutanasia Ya!!".

Viene a decir el “filosofo” indo-catalán que todo esto es cuestión/proceso de madurez que no se quiere reconocer. Y a mí me parece que confunde “madurez” con “putrefacción”, lo mismo que tantos de su jaez que han ido pasando del brote verde en capullo al marrón podrido en estiércol, moralmente, en sentido ético-moral, quiero decir. Y dice también que si no sale adelante es porque Zp “teme” a la Iglesia (risum teneatis). En fin.

Yo no sé por qué los entusiastas eutanasistas no se eutanasian ellos mismos y dejan a los demás con sus muertes personales según Dios se las mande, a cada cual la suya y no otra, sin interventores ajenos ni puntilleros institucionales (aunque pudiera ser una salida para los puntilleros de las cuadrillas toreras, ahora que quieren quitar los toros, y que podrían encontrar lucrativo oficio de “puntilleros-eutanasiadores” y así no aumentar el número de los parados; no hay mal que por bien no venga).

Volviendo al peticionario, téngase en cuenta que estos sujetos van en delantera, un par de cuerpos, como los caballos de carrera en el Derby. Han tenido excelente educación, medios, contactos, relaciones y oportunidades; tuvieron y mantienen todo esto a la par que una buenísima información que les facilita pronosticar sin apenas fallos. Ven más y mejor porque están mejor colocados y en posición más alta. Cuando piden, cuando influyen, saben lo que están haciendo y qué podrán conseguir.

Como han estado en el candelero desde que arribaron y se han mantenido en esa zona neutro-descomprometida-omni-relacionada, han alternado con todos y de todos han sido bienquistos, todos les han recibido y con todos han ido y venido, siendo todos regalados con su “aristocrática” no amistad, pero sí camaradería, muy estimada. De todos los que han podido y pueden, de los que ostentan/detentan el poder en cada momento, me refiero, no sólo políticos, sino entes-pudientes de toda especie y naturaleza (búsquese un apunte biográfico sumario del susodicho y de otros como él y se me entenderá mejor que si lo dijera, porque son cosas mejor para sugerir que para detallar, si me explico).

Del otro Pániker, el hermano que fue cura y que no sé si es cura ni en qué sincretismos anda, no sé noticia reciente. A lo peor también está postulando eutanasias paganizantes con karma y curry allá por el Oriente color azafrán. No sé. Pero cuando el Pániker que vive y mora aquí pide eutanasia, es que la eutanasia viene.


La única impresión buena que saco de la noticia es que las prisas de esta “eutanasia súbito” pudiera ser otro síntoma de que el nefasto Zp que nunca debió aparecer va a desaparecer pronto, tiene los dias contados, y los que esperaban que cumpliera su mortífero programa temen que se vaya antes y no termine su faena exterminadora, dejando la eutanasia sin “marco legal", y por eso respiga la burra y rebuzna muerte por la boca de ese guru brahmán-catalán.

Yo sé que lo que digo son cosas que digo yo. Pero lo digo, con un margen de error relativamente apreciable. Y no es que yo sea adivino chamán de túnica amarilla y mantra, que yo visto de negro nigérrimo integral - conste - y no me tengo por profeta ni tengo que ver con bolas de cristal.

p.s. De la intencionalidad del ABC y el propósito de la noticia, les dejo a ustedes que conjeturen solos, para que practiquen el noble arte de la intuición.


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La Monarquía amenazada por propios y extraños.



Un amigo mio, francés, está ensayando con su coro el Requiem de Eustache du Caurroy que interpretarán - D. m. - el próximo 17 de Enero en París, en la Misa funeral del CCXVIIº aniversario de Luis XVI. Con más o menos implicación o afecto, se reconocen monárquicos en esa extraña coyuntura en que sobreviven los monárquicos nostálgicos en las modernas repúblicas europeas.

Una supervivencia doblemente sensible no sólo a la pérdida del trono, sino también al relativo agravio comparativo de ver cómo subsisten las antiguas monarquías tradicionales dentro de las mismas fronteras de la Europa de nuestro siglo. Por ejemplo, la Francia republicana que fue reino de los viejos reyes Capetos mantiene hoy día fronteras con los reinos de España, Reino Unido, Bélgica, Luxemburgo y Mónaco (además de Andorra, el excepcional principado con jefatura de estado "bicéfala" de raiz históricamente monárquica, en la que el el presidente de la república es, paradójicamente, "co-principe").

La monarquía en Europa no es una addenda ocasional, sino que forma parte de la médula histórico-cultural de nuestro continente. Un continente que no es uno más entre los otros, sino que por hechos y razones histórico-culturales ha definido decisivamente el pasado del mundo, su presente y su futuro. Sin olvidar la vinculación de trono y altar, que afecta y une también de manera bastante definitiva a la Iglesia y a las monarquia históricas, aun más ligadas en el caso de la desaparecida institución del Sacro Imperio.

El Sacro Imperio, de no haber desaparecido funestamente víctima de la avalancha revolucionaria, hubiera estado llamado a ocupar un interesantísimo espacio/función moderador que parece que entrevió en su día (en toda su nebulosa lejanía) nuestro Carlos V, tan "europeista" avant la pàge por mor de su herencia y las circunstancias de su momento.

No soy - no me considero - un iluso cuando postulo el valor de la monarquía como institución de alto valor y valorable en el siglo XXI, digna de la más cuidadosa preservación, más allá de las empatías que susciten los ocasionales ocupadores/representates del trono y la corona. Confirma mi jucio el hecho de que las monarquías existen y son, en la mayoría de los casos, instituciones que estructuran muy válidamente los conceptos y valores meta-políticos de sus respectivos estados y naciones.

Hace un rato he dejado este comentario en el blog de un amigo:

Las pasiones ciegan; si son atávicas, más; si están sujetas al ardor de las circunstancias, mucho más.

Coherentemente, por aprecio a la institución, ser (ilusa y virtualmente) "tronovacantista" (especie que no existe "oficialmente" y que no sé si ha sido invento propio o ya existía, no me consta), por aprecio a la monarquía entiendo que hay que librarla de ataques que, más allá de la persona concreta que la encarna, van contra la institución misma.

A JuanCarlos no le quiere nadie; por una razón u otra, y siendo opuestas razones, suma los desafectos de las dos bandas extremas, y ya sin siquera el célebre "Consejo" que le prestigiaba, sin Pemanes ni otros mentores de ese lustre que, por lo menos, le daban genio y figura "aúlicas".

Insisto en que tirar al Borbón es minar el trono que si se va ya no volvería, dejando a España sin su monarquía, con republica-ca, y con dos Borbonerías pretendientes y destronadas (una con más entidad que la otra, tan fantasmal se reconozca o no).

Conque Uds. verán. Pero debieran advertir que si quieren y/o esperan rey, deben salvaguardarle el trono. Porque un trono existente siempre se puede ocupar, y no importan periodos "tronovacantistas" - como nuestra historia reciente demuestra - si existe y se mantiene el trono; ya llegará quien lo ocupe con mayor o menor mérito, dignidad y competencia (o legitimidad).

Pero si el trono se fuera, ya no volvería, ¿o esperan ustedes que de una republicaca sociata-neoliberal salga un trono real? Ya no quedan (ni tendremos) Pavias y MartinezCampos para pronunciarse; ni un Don Francisco que guarde el trono 40 años, tampoco.

De todas maneras, me parece que estas cosillas, en ciertos ambientes, no habría ni que explicarlas porque se suponen sabidas. Pero entiendo que supongo demasiado, ¿no?




Repito aquí el comentario con su mismo sentido. Me parece absurdo, disparatado y peligrosamente lesivo poner al Rey como diana. Si se hace, o falta la razón o se utiliza interesadamente (deliberadamente?) una excusa insuficiente que se tornará en otra cuando la ocasión sea otra, manteniendo al Rey en el punto de mira y sometiendo a la monarquía a una contínua agresión.

Yo insisto que eso es malo, una equivocación más o menos culpable/imputable (eso no lo puedo juzgar).

Cordialiter omnibus, of course.

+T.