domingo, 30 de noviembre de 2014

Nuestro Adviento


Nuestro tiempo es el Adviento, el segundo Adviento, el que va desde la Ascensión del Señor hasta su Parusía. Vivimos insertos en mitad de este misterio, creyendo, orando, amando, resistiendo, luchando, esperando, con el aliento del Espíritu, en la Iglesia, cuanto más fieles más anhelantes, más fervientes y vigilantes, deseando con temor santo y amante la venida del Señor.

Pero nuestro Adviento, el segundo Adviento, tiene cosas, elementos, particulares que se parecen, se identifican o se aproximan a escenas, personajes, tipos y hechos del primer Adviento, el Adviento antiguo, ya pasado, de los Patriarcas y los Profetas del viejo Israel, cuyo recuerdo mantenemos en las Sagradas Escrituras que leemos y meditamos, ayudándonos a entender cosas que pasan, escenas que ocurren en nuestro Adviento presente.

¿Recuerdan Uds. aquellos sumarios, breves versículos, que relatan en los libros de los Reyes y las Crónicas los yerros y malandanzas de los Reyes de Judá, los ungidos del Señor, herederos de la Casa de David y sus promesas? Cuando permitían o promovían en Jerusalén cultos paganos, idolatrías e irreverentes altares por congeniar con los extranjeros y favorecer a los gentiles, o por simple fascinación-tentación religiosa. Una parte esencial de la historia del Antiguo Testamento transcurre bajo esta constante, con su correlato en los oráculos proféticos que clamaban contra el gran pecado de los reyes y del pueblo.

No desvariamos cuando vemos hoy escenas, actos, tendencias que sitúan a la Iglesia, al catolicismo, a nuestra Jerarquía y a los fieles en situaciones comparables a las del Antiguo Testamento. Travestidos con nuevos conceptos, surgen equívocos, confusas promiscuidades que relegan lo esencial católico y asumen lo ajeno que la Iglesia siempre rechazó, justamente.

Estos días, cuando he pedido por el viaje del Papa al Oriente he dicho Constantinopla, que es nombre cristiano, no he dicho Estambul, que es nombre infiel y afrentoso para los cristianos.

Ayer sentí el malestar de ver al Papa homenajeando a Ataturk. Hoy lo mismo, viéndole rezar dentro de la mezquita y visitar Santa Sofía, profanada. Cuando luego ha pedido la bendición al metropolitano constantinopolitano, he revivido como en un flash la absurda escena del balcón, cuando recién proclamado se inclinó y pidió la bendición antes de darla, Urbi et Orbi.

En Hb 7,7 se deja claro y sentenciado que el mayor bendice al menor, pero PP Franciscus no parece asumir su gracia, su nivel, su oficio.

Por eso, por estas cosas, me adviene la conciencia del Adviento, de este segundo Adviento, el eclesial, también con sus defectos como el primer Adviento los tuvo, en los hechos y en las personas, siendo, a pesar de los pesares, tiempo sagrado, de gracia y salvación. Aunque no de perfección.

La perfección vendrá, llegará, se nos dará al fin como una gracia.

Tempora bona veniant !!


+T.

sábado, 29 de noviembre de 2014

El Castillo

Como nos debatimos entre fidelidad a lo que creemos, combate contra lo que odiamos y prudencia omnibus rebus, pues al fin somos rien; porque no pretendemos - en suma - herir lo que está tan herido, por todo eso y plus, no comentamos, ni decimos, ni escribimos todo lo que nos llega, sea viento apestoso o tufo hediondo.

Pero el panorama es tremendo: PP Fcus. y Castillo, compañeros (de la Compañía)

Que PP Franciscus escriba, se cartee, se informe por conducto de Castillo, que Castillo (¡ J.Mª Castillo !!!) sea hombre de confianza de PP Franciscus...

¿Qué diremos que no tinte más el horizonte retinto...?

Llega el punto en que a uno le asalta la duda de si no sería mejor tornar a aquellos días de los Borgia y las cantáridas, que eran veneno físico, pero nada más.


+T.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Nuntio vobis donum magnum !!

Se me han adelantado los Reyes más de un mes, porque un buen amigo (un munífico amigo) me ha hecho, inmerecidamente, un regalo espléndido: La Historia de los Papas de L. von Pastor completa (39 volúmenes; Buenos Aires 1948, edit. G. Gili, 2ª edic.), en un estado de conservación estupendo. Un sueño.

Cuando estuve en Roma, en el Colegio Español, ya utilicé el v. Pastor (y creo que leí casi completa la obra). Mis años romanos fueron más de lectura intensa y extensa que de aplicación académica. El p. Lobato me dijo una vez -"Eres un estudioso idealista, no eres práctico"; tenía razón. Sin embargo, a casi cinco lustros de aquellos tres cursos en la Urbe, con la arrogancia petulante del calavera, en vez del 'Que me quiten lo bailao', yo podría decir 'Que me quiten lo leído'.

Conque he recibido el von Pastor con emoción leyente, como quien recoge un legado que alguna vez deseó sin esperar tenerlo. Deo gratias. Y gracias al generoso y desprendido donante. Hay cosas que uno no sabe cómo agradecer.

En la obra monumental del Barón von Pastor late una tesis que conviene recordar: Los Papas, hombres de su tiempo, enmarcan sus pontificados en su respectiva época, marcados por las circunstancias del momento, también con vicios y deméritos que, cuando aparecen, siendo personales, son imputables al sujeto, nunca a la institución del Papado, cuya esencia permanece, a través de los siglos, incólume en su santidad, integrada en la Santidad de la Iglesia y su misterio salvador, que es del mismo Cristo.

Ludwig von Pastor es un historiógrafo veraz, erudito, imparcial en la exposición, inteligente en la interpretación, ferviente católico siempre y doctor inexorable en su cátedra. Su renombre no es vano.

Hace poco leí por ahí que conocer la Historia de la Iglesia es, a veces, una necesidad, un valioso medio para la fe del fiel católico. Y es verdad.


+T.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Niña María


Iba la Niña María,
preciosa, al Templo de Dios,
era su Presentación
al Señor, que le pedía
ofrecer su corazón
virgen en consagración
con todo su ser y vida.

Lleva el corazón intacto,
va trasminando pureza,
su paso reluce tanto
que cuando al Templo subía
la escalinata brillaba
como con chispas de estrellas.

Con sus manos de doncella
levantadas ante el ara
su sacrificio sencillo
fue dar a Dios su alma intacta,
sellada, impóluta, limpia,
integérrima, sin mácula,
llena de divina gracia.

Desde que fue concebida
fue el altar privilegiado
donde Dios se recreaba
y en la humildad de la Niña
su gloria excelsa irradiaba
luces de nueva alianza.

Bendita Niña María
que tanto agradaste a Dios,
más que ninguna
entre todas sus criaturas,
a nosotros que gemimos
entre culpas y entre penas,
danos, Bella entre las bellas,
el perfume de una rosa,
el destello de una estrella,
la blancura de azucena,
danos algo de tí
que nos pueda hacer subir
la escalinata celeste
con paso firme de amor
y presentarnos a Dios
al fin y entrar en su gloria.

Te lo rogamos, María,
te suplicamos, Bendita,
concédenoslo, Niña
Virgen de Presentación,
dulzura del alma mía.


Ex Voto

+T.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Pena por unos y alarma por otro

 
Lo de Granada es una pena. Como otras veces, la bomba pestilente le estalla al Obispo que se ve inerme para afrontar la arremetida de los predispuestos a arremeter. Lo que menos importa ad extra es el caso real, el trauma en sí con su víctima, ¡ay!; lo que interesan son las salpicaduras corrosivas anejas y consecuentes. Lo peor son las cornadas de propios, no las de extraños. Los de RD (que hacía ya unos cuantos años que lampaban por un pederastazo a la española) se han lucido y se están luciendo, con hambre atrasada de carroña de esta especie.

Pero entre todo lo que corre por el arroyo (sucio) de las noticias, lo que más me alarma es el rumor de que Castillo estuvo en Roma y fue recibido.

¿Así está Roma?

Los tiempos con sus circunstancias son tales, que el asombro nos acompaña como una sombra y respiramos perplejidad cada día.

Don Manuel Machado definía a Granada, con tanta sentida hermosura, "...Agua oculta que llora", que es una honda y andaluza manera de decir las cosas que duelen con vena de gracia y de pena.

Lo de Granada es una pena.

...Pero a mí lo que más inquietud me clava es el rumor que corre, el de Castillo.



&.

martes, 18 de noviembre de 2014

Aberraciones de allí y degeneraciones de acá

La consumación de la aberración de las obispesas anglicanas está aun paso de verse cumplida; dicen que las primeras pseudo-ordenaciones de episcopesas podrían ser por Navidad o Añonuevo. Sin entrar en otras consideraciones repugnantes, me pregunto cómo evaluarán los ecumenicistas cerriles de nuestra Roma decadente el estado de sus aproximaciones, dada la demencial huída hacia delante (hacia el abismo) de la 'jerarquía' anglicana. Dado que el ritmo de acercamiento, desde aquel encuentro de Pablo VI y Ramsey, ha sido frenético y sin freno, ¿cuándo se va a parar? Quien esto escribe, que es católico y se reconoce en la tradición católica, desearía - pues las circunstancias son oportunas - un acto magisterial como el de Leon XIII cuando publicó la Apostolicae Curae (1896) declarando las ordenaciones anglicanas 'absolutamente nulas y sin contenido ninguno', algo impensable hoy día, con PP Franciscus al timón.

Pero nuestras preocupaciones católicas no son ya esas que están derruyendo el anglicanismo desde su centro: Lo que nos preocupa a los católicos es lo que la aberración del pseudo-clero femenino pueda afectarnos a nosotros, pues la calentura ya existe, con sarpullidos localizados y hasta ahora sofocados, aunque el empecinamiento de las hembras más perversas no ceja. Una de las nefastas consecuencias del ecumenicismo ha sido que, sin llegar a unir nada, los malos ejemplos de los cismáticos y herejes han infectado a una parte considerable de los fieles católicos.

Bajo estas consideraciones, vean Uds. este reportaje emitido hace poco en TVE:

Las Trinitarias de Suesa. En Femenino y Plural

Se han quitado las tocas y visten tal cual los varones de la orden. En el video, durante los trabajos y actividades conventuales, salen con vestimentas de macho total. Menos la anciana, que ha conservado su dignidad monjil con la toca y el velo, las demás se han travestido en 'frailas'.

El reportaje es un florilegio de los tópicos (conceptos y formas) del estilo neo-conventual que ha sumido en el caos a los conventos y congregaciones religiosas femeninas de los EEUU, un estilo que también ha arruinado a muchos conventos en Europa. En España, la muestra de la degeneración la protagonizan las dos irreverendas catalanas que llevan ya varios años escandalizando e infectando por donde aparecen. La Forcades y la Caram (como si fueran un dueto de barriobajeras, con mote y mala fama) han puesto rostro a la indecencia des-católica. Pero estas dos no son las peligrosas, el peligro real está en ese perfil que representan las monjas del reportaje de TVE.

El programa en el que se emitió el video de las 'frailas' de Suesa es un espacio religioso de emisión semanal llamado 'Pueblo de Dios'.

Un pueblo de Dios tan desnortado como advertía hace poco el buen Cardenal Leo Burke.


p.s. Por un error, este articulete, estando aun en borrador, salió publicado; lo advierto para quienes lo hayan leído y se hubieran extrañado de su redacción.


+T.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Los talentos


Me inquietan las Parábolas que obligan a examinarse, son incómodas, nunca sé si me las aplico bien, si me juzgo con dureza o si peco por auto-indulgente. Tampoco entiendo algunos de sus pormenores.

Sobre la de los talentos me pregunto por qué no sale un cuarto personaje que hubiera perdido el talento entregado, una posibilidad que sucede continuamente en el mundo real, con hombres que lo perdieron todo y arruinaron su vida. ¿Es que esos talentos de la Parábola no se pueden perder, no los pierde ni el más incompetente, ni el más irresponsable, ni el más indolente?

¿Qué son los talentos? ¿Bienes, cualidades, oportunidades, medios, circunstancias...?

¿Cuál es el bien que no se pierde y que merece multiplicarse, crecer, para ser al fin devuelto incrementado, sin excusas?

Creo que ese talento sólo puede ser el amor de Dios: Se nos da y hay que devolverlo con creces, no es admisible que se devuelva lo mismo que se recibió.

También, en semejante sentido, la gracia y todos los dones que proceden de Dios: Sacramentos, virtudes, auxilios, perdón, vocación. No son cosas que se pierden como se malogran los bienes del mundo, aunque pueden quedar sin uso, sin aprovechamiento por nuestra parte.

Por eso es indigno excusarse por temor y acusar de implacable a Quien nos entrega su amor, el talento de su amor.

Que nadie olvide que el Amor merece amor y sólo se paga con amor.


+T.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Sobre Sodoma y Gomorra


Los que argumentan a favor de la aberración gay-lesbi insisten en que en los Santos Evangelios el Señor no condena, ni juzga, ni menciona siquiera ese pecado.

Olvidan (o eluden) el texto del Evangelio que se ha rezado en la Misa de hoy (N.O. Misal Pablo VI, Viernes XXXII, Leccionario Ferial ciclo año par):

"...Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste." Lc 17, 28-30

En mitad de un sermón escatológico (Lc 17, 20-35), el Señor cita la historia de Sodoma y Gomorra, dándola por muy sabida, muy conocida, y asumiendo la condena del pecado y los pecadores sodomitas y gomorritas, tal y como se narra en Gn 18.

Si el Señor hace esa referencia explícita, asume implícitamente la condena de los vicios de Sodoma y Gomorra, vicios que causaron el castigo terrible de las ciudades pecadoras y de sus ciudadanos.

Sólo escapó Lot, con su familia. Ni siquiera se le consintió a la mujer de Lot volver la cabeza para ver (fuera nostalgia, fuera curiosidad). E insiste el Señor: 'Acordaos de la mujer de Lot.' Lc 17,32

Yo lo veo muy claro, entiendo claramente el texto, las palabras del Señor, que al poner como ejemplo, como advertencia, el castigo tremendo de Sodoma y Gomorra alude también a aquello que se estaba condenando y castigando, el pecado nefando de los sodomitas y los gomorritas.

Por supuesto, esta breve exégesis que hago cree en el Evangelio, en que esas fueron las palabras del Señor, recogidas y transmitidas en ese texto del Santo Evangelio de San Lucas, un texto inspirado, con valor de revelación. Es decir, creo todo eso que siempre ha creído la Iglesia, todo eso que la exégesis modernistizante niega y explica contra la doctrina de los Santos Doctores y del Magisterio.

Sobre el caso de la moral des-católica que pretende exculpar y valorar las prácticas homosexuales, me pregunto: ¿Qué fue primero, la pérdida de fe en el Evangelio y la Doctrina o la perversión moral que justifica la aberración? ¿La increencia llevó a la inmoralidad, o la inmoralidad condujo a la increencia?

p.s.  Por si no lo leyeron, sobre lo mismo: Sed contra


+T.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Chismorreando, que es tiempo apropiado


La cuádruple noticia de Gloria TV que pongo seguidamente, es, simplemente, un píccolo muestrario de lo que el mundo cuenta del PP Franciscus, el mismo que repite en Stª Marta - día sí, día no - que detesta los chismorreos, siendo, paradójicamente, el propio Papa quien más chismorreos propicia, passim:

Noticia en Gloria-TV: Impresiones, venganzas, esperanzas, conspiraciones

Todo ello bajo el espectro de una imparable mitogénesis que ya hasta adelanta una especie de crónica de un martirio anunciado: - 'Que me maten es lo mejor...'

Habiéndose mostrado las izquierdas fabulosamente mitopoiéticas (y las izquierdas hispanoamericanas muy especialmente, en plena efervescencia y actualidad), el mito PP Franciscus se va tramando, tejiéndose con nuevas florecillas francisquistas, quotidie.

Quien esto escribe confiesa que nunca ha sentido entusiasmos por nadie hasta el extremo de tramarle mito. No me va ese estilo. Ni siquiera en los Santos, cuyas vidas antiguas legendarias me creo más que las bobas exaltaciones modernas, de los Santos modernos, quiero decir.

Total, que este breve apunte era, más que nada, para no parar el blog, que lo tengo un petit peu ralentizado (¡ay la pereza indolente!).

También podría haber escrito del bueno de Burke, malamente preterido, como si el infectado fuera él.

O del Ureña, que en los noventa era el non plus ultra y ha rematado en danza de gigantes y cabezudos.

O de las pocas ganas que tengo de hacer la colecta del 'Dia de la Iglesia Diocesana', para que los dineros de los sufridos fieles y pacientes párrocos terminen pagando cuchufletas radio-televisivas indecentes, por capricho de nuestros muy-mejorables prelados.

O del Mes de Ánimas, que es un tema más digno y más serio que los otros que he dicho.


+T.

sábado, 1 de noviembre de 2014

El Día del Dogma

 
En mi casa, en mi familia, en el pueblo de mi familia, el día 1 de Noviembre, además del Día de Todos los Santos, es también el Día del Dogma, porque celebramos el aniversario de la proclamación del Dogma de la Asunción de la Virgen por Pio XII el 1º de Noviembre de 1950. Todos los años, nuestra Hermandad Asuncionista celebra un Triduo conmemorativo los días 29, 30 y 31 de Octubre, culminando la celebración el 1 de Noviembre con Rosario público, Misa-Función Solemne y Besamanos de la Imagen de Ntrª Srª de la Asunción.

Encontré en yutube este documento histórico de los actos de la Proclamación Dogmática, con imágenes de Pio XII pontificando solemne, reverente y santamente, como un Papa consciente de su ministerio ante Dios y en la Iglesia. Merece verse y comparar con el abandono de formas esenciales (recalco: formas esenciales) que hoy sufre la Iglesia, que todos sufrimos. Vean Uds. y juzquen:



Aunque no lo parezca, es la misma Iglesia que hoy se nos muestra - dice un cardenal - quasi sin timón, desnortada, cincuenta años después del concilio que desbarató tantas cosas y abrió la puerta a tantos males; el concilio que idolatran los jerarcas que descuidan la Barca de Pedro. El concilio al que siguió este post-concilio interminable, como una penosa y crónica enfermedad que debilita y degenera todo el cuerpo eclesial.

Aquel día, el 1 de Noviembre de 1950, el Día del Dogma, el Papa Pio XII rezó ante la imagen de la Salus Populi Romani esta piadosísima, bella e inspirada oración:


Oración a la gloriosa Asunción de la Sma. Virgen María en cuerpo y alma a los Cielos, compuesta y pronunciada por SS. Pío XII el día de la proclamación dogmática, 1 de Noviembre del Año Santo Jubilar de MCML

¡Oh, Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre de los hombres!, nosotros creemos, con todo el fervor de nuestra fe, en tu triunfal asunción en cuerpo y alma a los cielos, donde eres aclamada Reina por todos los coros de los ángeles y todo el ejército de los santos, y nosotros nos unimos a ellos para alabar y bendecir al Señor, que te ha exaltado sobre todas las demás criaturas, y para ofrecerte el obsequio de nuestra devoción y de nuestro amor.

Sabemos que tu mirada, que maternalmente acarició a la humanidad doliente y humilde de Jesús en la tierra, se sacia ahora en el cielo con la vista de la gloriosa humanidad de la Sabiduría increada, y que la alegría de tu alma, al contemplar cara a cara la adorable Trinidad, hace exultar tu corazón de inefable ternura, y nosotros, pobres pecadores, a quienes el peso del cuerpo hace pesado el vuelo del alma, te suplicamos que purifiques nuestros sentidos, para que aprendamos desde la tierra a gozar de Dios, sólo de Dios, en el encanto de las criaturas.

Confiamos en que tus ojos misericordiosos se inclinen sobre nuestras angustias, sobre nuestras luchas y sobre nuestras flaquezas; que tus labios sonrían a nuestras alegrías y nuestras victorias; que oigas la voz de Jesús que te dice de cada uno de nosotros, como de su discípulo amado: “Aquí está tu hijo”, y nosotros, que te llamamos Madre nuestra, te escogemos, como Juan, por guía, fuerza y consuelo de nuestra vida mortal.

Tenemos la vivificante certeza de que tus ojos, que han llorado sobre la tierra regada con la sangre de Jesús, se volverán hacia este mundo, atormentado por la guerra, por las persecuciones y por la opresión de los justos y de los débiles, y entre las tinieblas de este valle de lágrimas, esperamos de tu celestial luz y de tu dulce piedad, alivio para las penas de nuestros corazones y para las pruebas de la Iglesia y de la Patria.

Creemos, finalmente, que, en la gloria donde reinas, vestida de sol y coronada de estrellas, eres, después de Jesús, el gozo y la alegría de todos los santos y de todos los ángeles, y nosotros, desde esta tierra donde somos peregrinos, confortados con la fe en la futura resurrección, volvemos los ojos hacia Ti, vida, dulzura y esperanza nuestra.
Atráenos con la suavidad de tu voz, para mostrarnos un día, después de nuestro destierro, a Jesús, fruto bendito de tu vientre, ¡oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María

Cuánta diferencia con aquellas otras oraciones duras, frías, de JP2º; qué distancia con las expresiones coloquiales, chocantes, de PP Fcº. Como si una época creyente y reverente que el Vat.2º cerró con reluctancia impidiera a nuestro tiempo el fluir piadoso de la emoción espiritual, ferviente, que enardece el alma porque brota (brotaba!!) de un corazón encendido en el celo católico, en la tradición de sus Doctores, en la plegaria inspirada del Papa que se reconocía y fortificaba en el tesoro inmenso de la Iglesia y la Comunión de los Santos.



Hoy he llevado todo el día encima una de las medallas conmemorativas del Dogma Asuncionista. Las mandaron a nuestra Hermandad desde Roma, como un raro privilegio, unas de bronce, otras de plata. Los hombres las usaban con un cordón amarillo y blanco, el color papal; las mujeres las llevaban pendientes de un lazo con los mismos colores pontificios. Mi madre, mis abuelas, mis tías, se ponían la medalla del Dogma, expresamente, cuando iban a comulgar, como un pequeño ritual, como una señal preciosa de identidad católica, asuncionista, de comunión con el Papa y la Iglesia.



Todo eso lo he renovado hoy, mañana, tarde y noche, en cada Misa, en cada rezo. Con gozo por el pasado que fue, que hemos conocido. Con un desconsolado resquemor por este presente inquietante, decadente, degenerante, pobre en signos de esperanza y regeneración.

Un ruego: Recen Uds. por la beatificación de Pio XII, cuyo olvido es una señal más de esta languideciente Roma Católica

Pro beatificación del Papa Pio XII



+T.