miércoles, 20 de diciembre de 2006
El alma encerebrada
Soy, desde hace años, un regular seguidor del programa "Redes", de Eduardo Punset. Entre otras cosas, porque es de lo poco interesante, digno y culto que se puede ver en TV.
Me pregunto qué interés anima al ex-ministro para convertirse en divulgador televisivo de la vanguardia científica en un medio tan degradado como la televisión. Le admiro, en este sentido, su tesón y dedicación para mantener, con un nivel de calidad poco corriente, un programa así en una televisión así.
Me he preguntado muchas veces a qué logia pertenecería el singular Punset; pero tantas otras me he respondido que sería ridículo que anduviera jugando a los mandiles un hombre con la seriedad y rectitud de criterio que le reconozco a Don Eduard.
Como todo agnóstico que se precie, no pregona su agnosticismo; pero, claro está, la inquieta cuestión/duda aflora de vez en cuando, más o menos sutil, en los interesantes coloquios y entrevistas de "Redes". La galería de científicos que nos presenta desde la pantalla el inquisitivo y muy inteligente ex-ministro, es una selecta lista de las mentes más lúcidas y creativas del mundo científico contemporáneo. Tiene la sabia delicadeza de alternar profesores, científicos, investigadores españoles con los otros del extranjero (ingleses y americanos en notable proporción). Nunca me defráuda su programa; siempre me deja inteligentemente inquieto, con mil cuestiones anotadas, y con ganas de más.
Más de una vez ha salido el tema de la percepción, la inteligencia, la articulación de mundo exterior-sentidos-pensamiento etc. Punset y sus invitados se revelan como los herederos al día del viejo empirismo racionalista inglés, tan equilibrado, ponderado, bien supuesto y argumentado. Y eso es una tranquilidad: Reconocer la continuidad del pensamiento y su discurso racional, rastreando en la ciencia del siglo XXI la huella de los Eleáticos, la sabiduría de Arístóteles o el sabor todavía fresco de Bacon, Newton o Hume, reconforta. (Esa, entre otras, es una asignatura muy dificil que tiene por encajar la ilusa "alianza de civilizaciones", que obvia la distancia real entre una sura y un teorema).
Ahora, también en televisión, anuncian un libro de Punset: "El alma está en el cerebro", se titula. Confieso cierta decepción por el libro, el título y el anuncio. Comprendo que hay que comer, y que el sueldo de un ex-ministro necesitará sus complementos, y que don Eduard pagará con el libro sus pequeños vicios o los regalos de Pascuas para su parentela. Comprendo...pero desencantado.
Por lo demás, el tema es de lo más clásico e ilustrado con los más altos argumentos de autoridades precedentes. Si Monsieur René Descartes hipo-teorizaba en el Grand Siécle que la conexión entre cuerpo y alma residía en la minúscula y escondidísima glándula pineal, que Don Eduardo meta el alma en el cerebro, es comprensible y hasta muy tradicional y no descabellada hipótesis.
Además, muy sutilmente acude en su auxilio la versatilidad de nuestra lengua, y titula "está" y no dice "es". Porque hay una diferencia entre decir - si lo dijera - que "el alma es el cerebro" a titular - que es lo que anuncian - que "el alma está en el cerebro".
A mí, si me salva la entidad espiritual no material ni corporal/orgánica del alma, me parece muy bien que la meta en mi calavera y dentro de mi esponjoso, delicado y complicado cerebro. No problem. Pero me temo algo más (?), alguna intención (?) que pase de querer divulgar la vanguardia de la ciencia, a querer instruir sobre cosas que le exceden. Me inquieta suponer que suponga Don Eduard que, a estas alturas, la "ciencia" pueda dilucidar temas del espíritu...y sentar cátedra sobre eso.
El siglo XXI no es el XVII de Descartes o el XVIII de Hume; por supuesto que tampoco se recordará como el siglo de Punset. Sin embargo sí que puede ser el siglo en el que se pierda tanta alma de tantas almas. Me choca que el peri-filósofo-científico Punset colabore con la pérdida...si esto fuera una "colaboración".
El libro, claro, ni lo compraré, ni lo regalaré por Reyes, ni lo leeré. (Nadie se atreverá a regalármelo por temor a sufrir un escape de alma por brecha o contusión craneal, que es un accidente previsible, dado el caso).
Si alguien me lee y lo lee, podríamos discutir. Yo, con los capítulos de "Redes" que llevo vistos, hasta me atrevería a aventurar una sinopsis del libro sin leerlo; y atinaría bastante. Pero no quiero ser eco, faltaría más, de Punset y sus divulgaciones.
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