Nunca me ha atraído especialmente Mauriac, tengo que reconocer. Le he leído en español, y algo también en francés, también algunos artículos de periódico, pero no es de mis preferidos. Sin embargo reconozco su buena, muy buena literatura; es de los que merecen leerse en su francés original, excelente. Mauriac es francés-francés, y sus novelas le enmarcan en la Francia del XX, tan herida. Y tan moderna. A Francia, las dos guerras la despiertan de lo que le quedaba de su sueño de grandeur decimonónico. Y es un despertar traumático, que se nota mucho en toda la literatura, passim. En Mauriac también.
Entiendo que el católico Mauriac se comprende en esas coordenadas. Si ahora lo re-interpretan en clave homo-sex, me parece de un oportunismo abusivo. Una de las fijaciones de la pseudo-cultura gay es pretender monopolizar extemporáneamente personajes, vidas, obras e historia. Un absurdo y un falseamiento. No niego circunstancias, que desconozco. Niego absolutos, generalizciones, reducciones de una vida/un personaje a una (decadente) ideología y sus esquemas/prejuicios. En este caso de Mauriac y en otros.
Como autor, Mauriac es reconocidamente católico, uno de esos escritores que expresan la fe en su obra. Una fe nada conformista o corriente. El catolicismo de Mauriac es de su siglo, de su tiempo, existencialista creyente (digo existencialista y entiendo por ello la dramática y/o agónica consciencia del ser personal y la historia, el yo y la vida). La suma de sus circunstancias temporales y personales, propias y ajenas, se exponen con fe, abiertas a la trascendencia sobrenatural. Una fe que no "desproblematiza" sino que ilumina y eleva lo humano y toda la naturaleza. La fe que no quita el dolor, pero sí lo abre a la esperanza y el Misterio. Este sentido es perfectamente reconocible en la obra de Mauriac.
¿Y su supuesta homosexualidad? Cualquiera que se haya dedicado a elaborar una tesis sabe qué fácil es montarla en torno a 1 argumento/1 personaje/1 obra. Désele a un imaginativo ocurrente un mínimo leit motiv, y rastreará una oculta homosexualidad en El Cid Campeador, un latente lesbianismo en Madàme de Pompadour, o un cripto-tráuma homosex en Don Marcelino Menéndez y Pelayo o Don Pío Baroja (que eran solterones (espero no haber dado ideas (una mala idea))). Todo es ponerse y elucubrar.
Lo que el autor de la biografía filo-gay de Mauriac nunca reconocerá es que, aún el supuesto de lo que conjetura, Mauriac vivió su "tensión" en cristiano: Resistiendo, no consintiendo, corrigiendo y viviendo rectamente. Esposo y padre, que no me adivinen según novelorios sus tentaciones (de internis neque Ecclesia) sino que me concluyan según su vida. Precisamente lo más interesante, personalmente hablando.
Literariamente, me parece una proyección del gay-sexismo militante sobre-entender un Mauriac como ellos gusten.
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