domingo, 12 de junio de 2011

Pentecostés


Lengua, fuego, llama, viento,
beso de su boca aliento:
Habla, prende, quema, mueve
mi alma que en pecado muere
si no estás, si no envías, si no vienes.

¡Quién pudiera sin parar
subir en tu aire, volando!
¡Quién pudiera revivir
y recrearse sin fin
ardiendo en tu fuego santo!

Toda la vida en un rapto,
el corazón en volanda,
el alma el Cielo deseando,
y los sentidos en Tí
clavados, fijos, plantados.

¡Dulce Espíritu de Amor!
Dulce esposo, dulce canto
dulce huésped, dulce ardor
que mudas el amargor
venenoso del pecado
en deleitoso sabor
de celestial destilado.

Mira cómo te imploramos,
oye cuánto suplicamos
tu gracia, tu don, tu auxilio,
tu venia, tu ardor, tu luz,
tu salud y beneficio.

Con rocío de marismas
y vuelo de Paloma Blanca
bendice lo que tu hiciste,
Alma de todas las almas.

Inquieta mi alma espera
tu siembra que germen meta,
gracia y virtud apacible,
Señor de Vida dador,
bien de fuerza irresistible.


+T.