sábado, 20 de octubre de 2012

Cardenal made in USA

No hace mucho, aquí en Ex Orbe, escribí algo sobre el americanismo que latía en la novela de H. Morton Robinson 'The Cardinal', más famosa quizá por su versión cinematográfica, la estupenda película de Otto Preminger. También la peli traza un perfil clerical poco edificante, en cuanto parece entenderse el sacerdocio como un curriculum triunfal, jalonado de heroicidades, brillantes actuaciones, valiosas relaciones sociales, importantes conexiones políticas,  Aunque el asunto de la novela y la película presentan al protagonista, Stephen Fermoyle, como un sincero e íntegro sacerdote, la trayectoria y las circunstancias que conforman el guión de la novela y el film, se convierten en una peligrosa ficción si se supone que ese es el perfil ideal y así se fragua un Cardenal.

Pero cuando surge un Cardenal con el estilo arrollador del cada día más famoso Timothy Dolan, Arzobispo de Nueva York, parece como si el personaje fuera un recorte de la portada de una novela o hubiera sido sacado de los fotogramas de una película. Le sobra - entiendo yo - 'imagen' y necesita (opino) gravedad, otra forma más entonada de significar su alto ministerio y dignidad eclesial, más allá o por encima de patrones de trailer de cine o portada de revista.

Aun así, el Emmº Dolan cuenta con admiradores, incluso con entusiastas. Hoy mismo me ha sorprendido ver en algunas webs (aquí, por ejemplo) una foto 'retocada' del Cardenal Dolan, me refiero a esta en que aparece a carcajada limpia con Obama:



La instantánea se tomó en una cena tipicamente 'americanista' en la que el Cardenal Arzobispo de New York era el anfitrión y compartíó la mesa presidencial con el Presidente Obama a su derecha y el candidato republicano a la presidencia Romney a su izquierda:


Confieso que no le profeso simpatía a Obama, icono de no sé bien definir qué tipo de  'progresismo'. E igualmente digo que no me cae en gracia el tal Romney, mormón, hijo de mormones. Tan chocante me resulta Dolan con Obama, como Dolan con Romney, como Dolan entre Obama y Romney. También me choca que haya gente (católicos) que se escandalicen más de Dolan con Obama que de Dolan con Romney. Puedo apreciar matices, pero no comprendo, en este caso, preferencias, mucho menos si son absolutas, en un sentido o en el otro.

También diré que siento un poco de auto-bochorno al verme escribiendo (y opinando) sobre yanquis y sus cosas. No me gusta reconocer cuánto nos afectan las cosas de ese país.

La estampa del orondo Dolan alternando con los mascarones de proa de la política de los USA se complementa con la escena del jovial Dolan en Roma, en el Vaticano, en el Sínodo, interviniendo con soltura, captando benevolencias. Parece un tipo desproblematizador, de esos que entran en un salón e irradian un optimismo contagioso,  positivo. Algunos lo postulan papable, sería - dicen - un Papa estupendo, con carisma, capaz de insuflar un aliento renovador, dinámico, ilusionante, un refresco para el rancio estilo romano-vaticano, una vigorizante recarga con recursos nuevos de imagen y comunicación, algo imprescindible, necesario urgentememte para la exigente tarea de la nuevangelización.

Sería  terrible- pienso por mi parte - que nos tocara padecer un 'juanpablismo' modelo yanqui, repitiendo fórmulas populistas tan vacías como las llamativas carcajadas de Dolan. Un Dolan que parece sentirse más cómodo con gorra de beisbol que con birreta cardenalicia.


Por otra parte, no encuentro muy diferente al controvertido, nocivo y confundente 'espíritu de Asís'   de esa otra dinámica que trama confraternizaciones made in USA, capaz de hacer compartir mesa, risa y micrófono sin solución de continuidad a un Obama no cristiano, a un político mormón (que tampoco es cristiano) y a un Emmº y Revmº Sr. Cardenal de la Santa Romana Iglesia, en fraternal compaña, en una sala con unos comensales tan variopintos y multi-religiosos como el trío estelar.

Así y todo, parece que la estrella de Dolan crece y brilla, twinkle twinkle little star.


+T.