martes, 26 de febrero de 2013

Turismo de fumata



Llamo 'turismo de fumata' no a la promoción vía tour-operador del fumeteo de hachís, marihuana y/o cannabis en sus antros, guaridas y/o cavernas del porro y/o la pipa, en el cutre Marruecos del moro o en la sofisticada Amsterdam de los hippies post-modernos. No. Me refiero a las fumatas de la Sixtina, las del Cónclave, el próximo cónclave post-benedictino, que se ofrece como espectáculo turístico en las agencias de ocio viajero:

La Ciudad Eterna acoge peregrinos de todas partes del mundo para despedir a Joseph Ratzinger y dar la bienvenida al nuevo sucesor de Pedro

Parece mentira, pero es verdad. Es verdad que la Roma con tirón turístico no es la Roma de los Césares, ni tampoco la Roma del Bernini, ni la de las fontane y los pini que musicó Respighi: La Roma turística de verdad, la auténtica atracción, es la Roma de los Papas y, sobre todo, el mismísimo Papa vivo, en persona, en carne mortal.

La industria romana (hoteles, ristoranti, trattorie, pizzerie, las tiendas de souvenirs y las de moda) clamaban al cielo cuando el Papa Giovanni Paolo 2º salía de viaje, porque sus negocios lo sentían mucho. Si el Papa no está, Roma languidece.

Pero esta nueva situación de estar con Papa/ sin Papa, con cónclave previsto y sin funeral de Papa córpore presente,  está resultando una auténtica feria lúdica, un parque temático sorprendente en el marco (¡quién lo iba a decir!) del Año de la Fe, casi una Vaticanlandya, el paraíso del turismo católico con ofertas sin igual para el beato crédulo, el neocatólico papólatra, el des-católico impío y el masón conspirador. También hay sitio para los co-hermanos separados de ecumenismo de amplio espectro, e incluso se aceptan gustosamente peregrinos de las religiones todas que por el mundo brujulean, merced al empático compadreo de Asís. Todos caben y son bienvenidos a la fumata. El cosmopolitismo de la Roma Imperial es una aldea gala comparado con el universalismo de toda lengua, raza, nación y religión de esta Roma de sede plena / sede vacante / cónclave con fumata /y habemus Papam. Bueno, realmente, serán dos Papas, el neolecto sede plena y el emérito sede abrenunciata. El primero actuante, el segundo orante. Uno en presente-activo y otro en pasivo-pretérito, si me explico.


Y como a la ocasión la pintan calva, así como quien iba a por atún y a ver al Duque, ahora los interesados se van a Roma, a agradecer y a dejarse ver, con séquito y todo: Peregrinación diocesana a Roma . Reconozco que siento cierta curiosidad, y que me distraería mucho ver quién va (a parte de los que ya se sabe que irán).

Yo sigo pensando que todo es demasiado grave para tomárselo tan lúdicamente. Y no me equivoco. Y no exagero.


Con más motivo que nunca, me re-defino en estos días más-papista-quel-papa que nunca, por imperiosa necesidad y obligada coherencia de principios. Un compadre sabihondo que me conoce, sabiendo que me gustaría porque me daba en la tecla, me mandó el otro día un recorte con la columna de Antonio Burgos, un artículo que publicó la semana pasada, titulado 'Non habemus Papam'. Mi susodicho compadre me subrayó este párrafo:

"... los ultrapapistas te lo decían como lo de la vigilia de la madre de mi recordado Hermano Pascual, Societatis Iesu. Cuando tras el Concilio mi primer profesor de Latín, Antonio Pascual Autero, de Lora del Río, acudió en día de vigilia a comer a casa de su madre, le puso la señora una buena berza de tagarninas, pero sin pringá. Le preguntó mi recordado Hermano Pascual por qué no le había puesto sus buenos avíos del puchero, ya que el Papa había quitado la abstinencia. Y le respondió la castiza loreña:
-- ¿Y quién es el Papa pá quitar la vigilia?
Los mosqueados papistas de esta hora, igual. Son los que te dicen, como la madtre del Hermano Pascual:
--¿Y quién es el Papa pá dimitir de Papa? "




Justamente lo que pienso y mantengo yo, palabra por palabra, lo mismito.

Con toda seriedad, of course. Porque - no obstante la mica salis del buen humor - hay cosas que no son para bromear.

Ni para hacer turismo, tampoco.


+T.