Balbuciendo un italiano mal pronunciado - mucho peor que el italiano del polaco Wojtyla o el del alemán Ratzinger - ha rezado por el Papa que renunció. Y no sé qué más, ya no recuerdo, sólo mantengo la impresión de inseguridad, un aire, un tono deslucido en el gesto, un rictus triste y desanimado en el rostro, tan distinto de la encantadora timidez de Juan Pablo I, o de la fuerza gestual del entusiasmante Juan Pablo II, o de la amable humildad de Benedicto XVI.
En un instante, casi tuve la impresión de un dejá vú, de alguna secuencia de alguna peli italiana de serie de tv, por el ambiente, por la iluminación, por los planos que ofrecían en la tele, por la gente que se veía tras el cortinaje abierto, la indumentaria del Papa, como de atrezzo, sólo con la sotana blanca y la faja de moiré mal sujeta.
Tampoco ha pronunciado bién el latín, se le nota que no está acostumbrado. Pidió al fin el palio-estolón, que tenía en las manos uno de los ceremonieros.Tampoco ha cantado la fórmula solemne de bendición urbi et orbi.
La gente que estaba en la piazza, el pueblo romano, no ha exultado.
Supongo que porque, estupefactos, recibieron ese inesperado shock: Fueron a que el nuevo Papa les bendijera y el Papa nuevo les pidió a ellos la bendición. Hasta se inclinó, en un extraño y des-ritualizado gesto, desde el balcón de la loggia, el Papa hizo una extraña venia pidiendo, urbi et orbi, la bendición.
Francisco es su nombre, el que ha elegido. Otra novedad. En un flash de memoria, la blanca figura del balcón me recordó, remotamente, como una sombra, a Pio XII, y también a Pablo VI, por la silueta, quizá, por la vestimenta blanca, probablemente. Pero no, era ilusión; venciéndome, re-asumí la realidad de la imagen que retransmitían en directo, corrigiéndome la impresión engañosa, fantasiosa, imponiéndoseme la realidad, lo consumado. No era Pacelli, ni Roncalli, ni Montini, ni Luciani, ni Wojtyla, ni Ratzinger...Se llamó Bergoglio, antes de ser Franciscus y salir al balcón.
Será que nos lo merecemos.
Oremus, ergo, pro Pontífice nostro Francisco.
...Et pro Ecclesia, oremus magis etiam.
+T.