domingo, 26 de abril de 2015

Católicos-sin-cura ???


Hace tiempo que siento simpatía por los viejos creyentes rusos, los raskólniki que se mantuvieron fieles a las viejas prácticas piadosas de la ortodoxia rusa cuando el patriarca Nikón reformó algunos pormenores litúrgicos y canónicos, a mediados del siglo XVII, bajo los primeros Romanov. Encontrarse hoy con los tipos humanos y las escenas piadosas y litúrgicas de los viejos creyentes, nos transporta al ambiente espiritual de la Rusia de Andrej Rublev y Teófanes el Griego, tal cual una veta del siglo de Iván el Terrible en nuestro tiempo. Su constancia y supervivencia bajo la implacable persecución de los Romanov, son heroicas, casi milagrosas, aunque sean sólo una pieza descosida de la gran Ortodoxia Rusa. Un cisma relativamente inconsistente por la poca profundidad de sus argumentos, de razón de piedad popular cerrada, casi nada más. Lo demás, persecución incluida, fue, como tantas veces, más efecto y consecuencia de pasiones y políticas humanas que de la pura ortodoxia.

Metropolitano Korniliy de Moscú y toda Rusia, cabeza de la Iglesia del Viejo Rito

En un artículo de Wanderer, interesante e inteligente, como todos los del blog, se compara aquella reacción de los viejos creyentes con las actitudes y formas de algunos grupos del catolicismo tradicional post-conciliar. Y se extiende la comparación particularmente con un grupo cismático dentro de los raskólsniki, los Bezpopovtsy, que rechazan el sacerdocio jerárquico-ministerial y subsisten con sólo el bautismo, sin más sacramentos, divididos, además, entre ellos mismos en varias tendencias y sub-confesiones más o menos activas. Los cismáticos sin-curas son un palmario ejemplo de la tendencia históricamente bien documentada de que los cismas degeneran en cismatismos cada vez más alejados de la situación original que movió el cisma primero, reduciéndose finalmente a una aberrante contradicción consigo mismos. Así hasta su paulatina degradación, incluyendo su probable extinción.

El tradicionalismo post-conciliar anti-conciliar se enfrenta a parecidos peligros. Las mismas 'sospechas' contra Roma predicadas, repetidas y aumentadas (sin entrar en discutir razones) concluye reduciendo todo a un sistema fundamentado en la desconfianza que, tendiendo a ser cada vez menos crítica y más pseudo-dogmática, termina afectando a la misma confesión tradicionalista y sus jerarcas, derivando en la aparición de un 'anarco-tradicionalismo' que, antes o después, degenerará en modelos de catolicismo autárquico a-jerárquico semejantes a los de los bezpopovtsy. Creo que en América, de hecho, ya existen, con más o menos nivel de identidad y/o conformación.

Dudo seriamente de que semejantes derivas puedan corresponder a una 'fe madura y responsable', como dice Wanderer con ironía.

Me parece evidente la responsabilidad en tal degeneración que cabe atribuir a grupos reales o virtuales que parecen alentar estos derroteros, pongo por ejemplo a la conocida 'Radio Cristiandad' y sus contumaces reverendos disidentes de la disidencia de los primeros disidentes, tres o cuatro clérigos que se ven abocados a la extinción de su especie o a la comisión de nuevas disidencias degenerantes y a propiciar nuevos y más radicales desengañados que volverán también la espalda a los mismos sacerdotes que hoy todavía admiten. Aun más peligrosa, por gravedad de procedencia, son las dudas que desde grupos tradicionales católicos y en comunión tácita con Roma se enseñan, predican o sugieren sobre la validez del Novus Ordo, con lo que ello implica tocante a la validez de ordenaciones y jerarquía.

Por no extenderme, al hilo de lo dicho, concluyo:

El Señor quiso e hizo a su Iglesia jerárquica, no anárquica.

La comunión con/en la Iglesia no es un particular obviable, sino parte sustancial del Credo y de la profesión de fe necesaria para cada uno de los fieles.

Las heridas de la Iglesia se pueden sanar en la Iglesia, pero nunca desmembrándose de la Iglesia.

Y la Iglesia no es un mini-clan de diez católico-lunáticos reñidos con toda la Communio Sanctorum, que les suscita sospechas omnímodas de heterodoxia.


+T.