Al pie de la imagen blanca de la Gruta, los cirios encendidos se renuevan sin cesar, y los que pasan y besan la roca se renuevan tambien, como la corriente del Gave. El rio y los trinos de los pajaros son el sonido de Lourdes, que es también silencio con una impregnación sagrada que se percibe y te recoje, suavemente, atrayendo a la oración.
En Lourdes es fácil rezar, y es dulce la oración, serena, limpia, fresca como el agua del manantial de la Virgen.
También desde aquí se puede dejar una plegaria, una intención, un Avemaría...o un beso.
Como un murmullo del Gave que fluye, o el piar de un pájaro que vuela un instante entre la Gruta y el Cielo.
¡Ave María!
+T.