Ignoro por qué y de dónde y cual sea la práctica de cada sitio y lugar, pero me asombra que estas cosas se hagan tan incorrectamente y que, encima, se crean que se hacen bien y que los que procuramos hacerlo correctamente nos veamos obligados a explicar que lo que hacemos es lo que se debe hacer como se debe hacer.
Me refiero al detalle de la imposición de la ceniza, que veo por un sitio y por otro que se pone absurdamente en la frente, marcando una cruz de ceniza entre el arranque del pelo y el entrecejo, es decir, en mitad de la frente.
La liturgia ha tenido siempre mucho cuidado de no caer en la irrisión, algo tan posible cuando algunas veces es tan delicado el equilibrio entre lo sublime y lo risible. Y tiznar a una persona en medio de la frente con ceniza es algo que puede facilmente provocar la hilaridad, la risa incontenible.
Recuerdo algunos Miércoles de Ceniza divertidísimos, riéndome, flojito de risa, en el banco de la Iglesia, con mis amigos, viendo y comentando a los "cenicientos-as". Y todo con toda piedad, mis píos amigos y yo.
¿Dónde se pone-impone la ceniza? Escuchen ustedes la voz del súper-liturgo Don Gregorio Martínez de Antoñana, indiscutible autoridad:
"...A los laicos se impone sobre el cabello, cerca de la frente. No es necesario tocar la cabeza con los dedos; basta esparcir sobre ella la ceniza a modo de cruz..."
"...El Celebrante y los ministros sagrados bajan a la entrada del presbiterio, y allí imponen...sobre el cabello cerca de la frente..."
Advierte que a las mujeres se les ponga la ceniza en el pelo, no sobre el velo, en la parte que queda descubierta la cabellera cerca de la frente, procurando no tocar el velo:
"...Moniálibus aliisve muléribus, quarum capilli capitis propter velum mínime appareant, cíneres in modum crucis sparaguntur non in fronte sed circa velum, qui tamen velum tangatur" (Ephem.Lit. 37-1923-95)
Para todo esto que cito cfr. G. Martínez de Antoñana, Manual de Liturgia Sagrada, trat. IV, secc. 2ª cap. II.-Miércoles de ceniza, nº 719 con sus respectivas notas (cito la VIIIª edición Madrid 1950, edit. Coculsa).
Así y todo me temo que tanta gente sea "devota" del tiznón en la frente, que a mí, señoras y señores míos, me provoca, naturalmente, risa incontenible y cenicienta.
Con todos mis des-respetos si son ustedes aficionados a la ceniza como no se debe:
Inmutemur habitu!!! (aplíquense la antífona, please).
+T.