martes, 27 de noviembre de 2012

Ravasi irritado e irritante

 
Ravasi es uno de los purpurados más inexplicables e injustificables del actual Colegio Cardenalicio. Sólo lo entiendo si es por italianidad, por cuota debida a la mamma Italia. Aunque, si es por esta razón, me abruman entonces las preguntas sobre su promoción y sus padrinos (el ser milanés ya es un peso en la balanza, no pequeño).

Que le tengo poca, muy poca, simpatía ya se habrá notado, salva reverentia (a la púrpura cardenalicia). Conste, empero, que no le busco obsesivamente defectos, sino que el eminentísimo me excita la atrabilis sin que yo rastree sus intervenciones, porque, sin ser sabueso, me topo sin querer con las barrabasadas de Ravasi. Esta misma tarde, hela aquí:

Que los llamados “tradicionalistas” retornen a estudiar el latín, porque muchas veces ellos quieren que las misas sean en latín pero conocen poco la lengua

Primeramente yo diría que habrá conocido a 'tradicionalistas' de poca monta, quizá de perfil light, si no no lanzaría esa puya acibarada. Segundo, implícitamente, se erige él mismo como latinista mayor de la Santa Madre Iglesia, juez y censor de latinidades insuficientes. En tercer lugar apunta sólo a un sector muy determinado, justamente el más sensibilizado por el latín, y, en vez de alegrarse por ellos y agradecer su interés, les pone en la picota dejando en entredicho sus aptitudes latinas. Qué cruel.

¿No se nota que frunce el ceño y encoge la nariz cuando dice 'tradicionalistas',  como si fuera un soviet pronunciando 'zarista'? Qué mal disimulan el desprecio estos prelados que luego llenan sus sermones, exortaciones y pastoraladas repitiendo redundantes 'caridad pastoral' 'caridad pastoral' 'caridad pastoral'.

Una vez dejado claro que él no es tradicionalista y que desprecia, desde su egregio sitial de Cardenal de la pan-cultura, el latín de los tradicionalistas; haciéndonos cargo, nosotros, los tradicionales, del guantazo de Ravasi, pregunto en nombre de muchos: ¿Dónde, cuándo, cómo?

¿Dónde estudiaremos latín, cuándo, cómo? ¿Tendremos que irnos a Roma  y matricularnos en la Pontificia Academia Latinitatis? Porque en nuestros seminarios o no hay latín, o lo despachan pronto y mal en un curso, un cursillo, donde todos aprueban porque el latín no importa.

Otra cuestión: ¿Hay que ser tradicional, tradicionalista, para pedir más latín? Y otra más: ¿A los que se definan tradicionalistas se les exigirá implacablemente ser latinistas de nivel? ¿Y si no saben más latín que Beatriz Galindo se les niega el latín? ¿Y si no saben más latín que Nebrija se les prohibe la liturgia en latín? ¿Y si no dan el nivel supuesto, reclamado, exigido por Ravasi, se les condena a la vulgaridad de las lenguas vulgares?

A Ravasi el latín le provoca sarpullido, me temo. Y sacude sus malas pulgas, para que todos nos rasquemos.

Bueno, todos no: Sólo los tradicionales. Los demás, pueden ir en paz.

Ite Missa est!

+T.