sábado, 20 de octubre de 2007

Iconodulía II


El culto de las imágenes sagradas conlleva otro culto distinto pero incorporado al estrictamente litúrgico, pudiéndose distinguir y definir como otra forma de iconodulía.

Me refiero al culto, exaltación, honra, etc. que el iconógrafo o artista en general tributa personalmente a Dios con su obra. Entiendo que es una extensión del "Caeli enarrant gloriam Dei, et opera manuum eius annuntiat firmamentum..."/"Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento la obra de sus manos.." Sal. 19,2. participado por el hombre, que proclama a Dios con su obra y anuncia sus maravillas.


El concepto "biblia de los pobres" se acuñó para referirse a la iconografía medieval y su facultad para explayar en imágenes comprensibles y elocuentes el contenido de los Libros Sagrados, junto con la doctrina y la piedad. El rico y precioso repertorio de esculturas, pinturas, vidrieras y miniaturas armonizó religiosamente el Medievo europeo con la belleza de las formas plásticas inspiradas en las Fuentes de la Revelación cristiana, la teología y el martirologio.

Junto a la intención icónica de representación de lo sagrado para ser objeto del culto litúrgico, el artista expresa a su vez su particular visión de lo sacro, que vertirá en determinadas formas desde la inspiración nutrida/iluminada por su fe personal. Con ello tributa un específico culto a Dios, objeto último de su obra.

El iconógrafo a la vez que opera para facilitar la participación cúltica de los otros, protagoniza él mismo de forma muy singular y personal la realización del icono-imagen, quedando reservada a su capacidad parte del efecto religioso-emocional que se consiga porteriormente al dedicar la imagen /su obra al culto de los fieles.


Toda obra de arte que represente el Misterio de Cristo llevará implícita la intención religiosa-iconódula de su artista. Más aun: En ciertas circustancias será casi un imperativo de la fe del artista expansionar su emoción plásticamente, a la manera del músico que compone o el poeta que escribe.

Es también la consecución de la exortación de Cristo:

"... no se enciende una lámpara para meterla debajo de un celemín, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz ante los ojos de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo." Mt 5, 15-16

Con un especial valor expresado en esos conceptos (obras/brillar/ver/ojos) que adquieren particular significación si los referimos a la obra de arte como vehículo del mensaje y motivación para el artista cristiano.

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