Celeste y gracioso don
es tu pureza, María,
preciosa Niña de Dios
mientras la escala subías
cuando tu Presentación.
El Templo Santo se vió
en tu candor todo envuelto
y tu aroma de azucena
al de incienso se juntó
en preciosa ofrenda limpia
que en columna de perfumes
hasta el Empíreo subió.
Míranos con compasión
y con tus manos graciosas
por nos implora al Señor.
Ex Voto.
+T