lunes, 19 de marzo de 2007

Temores por dentro...


En una "carta al director" en el ABC de Sevilla, escribe el P. Loring s.j.; a propósito de un telefilme sobre San Pablo que pusieron el Sábado por la noche en CanalSur, recuerda que la Iglesia y los Cristianos hemos estado perseguidos por los poderes del estado desde nuestros orígenes, y que todos los poderíos estatales han ido cayendo y desapareciendo desde los Césares romanos hasta Hitler y Stalin, pero la Iglesia tiene garantizada su duración hasta el fin de los tiempos.

Aunque reconforte el aliento, me parece triunfalista el tono. La promesa/profecía del Señor garantiza que:

1º El poder del infierno no prevalecerá, ni derrotará a la Iglesia

2º Él estará siempre al lado de sus fieles, todos los días, hasta el fin del mundo.

Pero, sobre las condiciones y los miembros de la Iglesia que susbsista hasta el fin, no se sabe. El mismísimo Señor dejó esta pregunta en el aire: "...cuando vuelva el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?..."(Lc 8,18).

Yo temo, contra la Iglesia, no las fuerzas del exterior que no han podido contra ella, la historia lo demuestra; temo la descomposición, la debilidad que pueda dañarla desde dentro. Cosas, tendencias, doctrinas, personas, modas...Desde la "teología de la liberación", a la "teología inclusiva" de las feministas; desde la crisis moral de la familia, a la "desvalorización" del Occidente Cristiano.

Los pecados, no los temo; a los pecadores, tampoco: Temo el mal, sus engaños, sus insidias puertas adentro.

Claro que "...si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?...quién nos separará del amor de Cristo..." Rm 8,31-38ss.


"Bonum est præstolari cum silentio salutare Dei...", también...y se me olvidaba...
Parce, parce; parce mihi, parce confiténtibus...!!!


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Bagdad


Si me dicen "Bagdad", la primera imagen que me viene a la mente es una estampa de Las mil y una noches, tal y como aparece en las pinturas y los grabados del XIX; en la figura no faltan minaretes, cúpulas rematadas con medias lunas, y palmeras. Ese es el Bagdad que aprendí de niño en cuentos, comics y libros, en esta sucesión.

Más tarde, Bagdad se me enriqueció con las esculturas de Súmer, Akad y Babilonia, la reconstruída y brillante Puerta de Ishtar, el morueco de laspilázuli del tesoro de las tumbas sumerias, el Estandarte de los Buitres, la corona de la Reina Puabi, y millares de tablillas con escritura cuneiforme. También el Bagdad del Califato, del álgebra, de la cábala, los califas decadentes y las historias del siglo de las Cruzadas

Nunca pude figurarme que concería las terribles imágenes de la ciudad reventada y chorreando sangre, que es el rostro cotidiano del actual Bagdad.

Recuerdo hace unos años una sobremesa con mi familia, viendo cómo abatían una colosal estatua de Sadam Husseim, en directo, por la televisión. Sabía que estaba presenciando una instantánea "histórica", pero nunca la trágica forma en que iba a perpetuarse la caída de una ciudad, de un país, durante los años que seguirían. Y así hasta hoy mismo.

La barbarie de Vietnam e Indochina en los 60-70, tiene hoy su correlato en la 2ª Guerra de Irak. No clamar contra este crímen de lesa humanidad, es un grave pecado, pués significa tapar con el silencio el mal de nuestro presente.

Desconozco cuánto tiempo tendrá que estar penando Occidente por los crímenes e injusticias que está cometiendo en Irak, pero aventuro que serán muchos y muy dolorosos los efectos derivados de esta injustificable acción. La Historia tendrá como testigo la voz de JuanPablo II clamando solitario contra la desolación de una aventura sin retorno, si no callan, como tantas veces, la voz de los protagonistas de la Historia que no se han aliado con los criminales de la Historia.

Alcancé a conocer en Spandau la agonía prolongada de Rudolff Hess, y consideraría de justicia que el mundo también viera el fin del Bush II en otro "spandau", o en el mismo presidio, si sigue en pié. Por lo menos uno, entre los culpables y los cómplices, debería ser juzgado y condenado por esta guerra.


Esta justicia que propongo, es como un fantástico cuento de Las Mil y una Noches de Bagdad; pero no es un mal sueño: Las mil y una pesadillas son las que cada noche envuelven a Bagdad.




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