En una "carta al director" en el ABC de Sevilla, escribe el P. Loring s.j.; a propósito de un telefilme sobre San Pablo que pusieron el Sábado por la noche en CanalSur, recuerda que la Iglesia y los Cristianos hemos estado perseguidos por los poderes del estado desde nuestros orígenes, y que todos los poderíos estatales han ido cayendo y desapareciendo desde los Césares romanos hasta Hitler y Stalin, pero la Iglesia tiene garantizada su duración hasta el fin de los tiempos.
Aunque reconforte el aliento, me parece triunfalista el tono. La promesa/profecía del Señor garantiza que:
1º El poder del infierno no prevalecerá, ni derrotará a la Iglesia
2º Él estará siempre al lado de sus fieles, todos los días, hasta el fin del mundo.
Pero, sobre las condiciones y los miembros de la Iglesia que susbsista hasta el fin, no se sabe. El mismísimo Señor dejó esta pregunta en el aire: "...cuando vuelva el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?..."(Lc 8,18).
Yo temo, contra la Iglesia, no las fuerzas del exterior que no han podido contra ella, la historia lo demuestra; temo la descomposición, la debilidad que pueda dañarla desde dentro. Cosas, tendencias, doctrinas, personas, modas...Desde la "teología de la liberación", a la "teología inclusiva" de las feministas; desde la crisis moral de la familia, a la "desvalorización" del Occidente Cristiano.
Los pecados, no los temo; a los pecadores, tampoco: Temo el mal, sus engaños, sus insidias puertas adentro.
Claro que "...si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?...quién nos separará del amor de Cristo..." Rm 8,31-38ss.
"Bonum est præstolari cum silentio salutare Dei...", también...y se me olvidaba...
Parce, parce; parce mihi, parce confiténtibus...!!!
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