miércoles, 21 de enero de 2009

Despropositada "fraternalidad"

Esta mañana me topé con este peregrino articulete. Su autor, por la foto, parece un bienintencionado católico, diría yo. Pero digo también que más liado que una madeja. Por lo que dice.
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No me merece la pena comentarle parrafito a parrafito. Me da pereza. Y cierta indignación, tambiné. ¿Tanto se ha perdido entre los católicos la ciencia y conciencia sobre estas cosas?

Israel - el actual estado de Israel - no es el Pueblo Judío. Lo he dicho unas cuantas veces estos últimos dias, a propósito de la barbarie de Gaza: Israel no es el Pueblo Judío. Item más: Los más ortodoxos de la ortodoxia judía están en contra del estado de Israel y sus circunstancias, desde que se concibió como tal.

El bienintencionado del articulete escribe una sarta de despropósitos, uno tras otro, partiendo de esta inexcusable e imperdonable confusión. Empezando por ese pretérito imperfecto al referirse a Cristo (que vive y reina y es más presente actual que todos los que vivimos sujetos a la mutabilidad caduca de nuestras temporalidades), lo que sigue me suena a herejía de esas que antes se quemaban sin preguntar, porque la primera impresión bastaba.

Para des-argumentar la sarta, yo le recomendaría al bienitencionado que se leyera de un tirón el Evangelio de San Juan, donde el Evangelista Juan hijo de Zebedeo se pasa todo el tiempo diciendo "...los judios...". Tenía claro, muy claro, lo que el bienintencionado tiene confuso: Que los Apóstoles y discípulos de Cristo ya no son "judios". Un tema, una verdad, que San Pablo proclama desde otras perspectivas, pero igual de rotundo, incluso tratando el tema del pueblo judio como un "apéndice" venerable que se resolverá según providencia de Dios, poco más o menos.

El tráuma de la shoah ha sido un tráuma para Occidente, pero no debe serlo para la Iglesia ni puede ser un "supuesto" que modere extrañamente lo que los cristianos (los católicos) pensemos a propósito de Israel.

El Pueblo Judío - mal que le pese al rabino de Venecia de marras y a todos sus colegas en el rabinato internacional - está llamado a la conversión, a creer en nuestro Señor Jesucristo y a confesarle Mesías Salvador, Hijo de Dios encarnado, prometido y anunciado por los Profetas. Y la Iglesia (Católica) reza por esa conversión.

Por su parte, el estado de Israel es una problemática institución, que, si quiere ser dignamente reconocido como estado, debe sujetarse al derecho internacional y dejar de ser el principal y más peligroso problema de Occidente en Oriente, problema que afecta a la seguridad y estabilidad del orden internacional. En este sentido, a Israel no se le debe exculpar ninguna de sus injustificables y bárbaras acciones contra los palestinos de Gaza y el Líbano. El terrorismo de Hamás no es pretexto para desencadenar el horror del híper-agresivo militarismo israelí.

Me extraña que el bienintencionado no lea las noticias sobre lo que dice el Papa, y la diplomacia de la Santa Sede, y la Jerarquía de Tierra Santa.

Y más me extraña que sostenga tan aberrante tesis "fraternalista", como si por ser hermano de alguno, uno tuviera que cerrar los ojos y pasar por alto los crímenes que el hermano de uno cometiera. Con ese argumento se han multiplicado las adhesiones - por ejemplo - al terrorismo canalla de nuestros vascos, con los "hermanos" de los etarras haciendo piña, todos fraternalmente unidos, juntos como hermanos. Como canta la copla.

Y es que hay bienintencionados con cara de bienintencionados que...vaya, vaya, vaya!!!

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