viernes, 14 de septiembre de 2007

Teo-confusión participada

Suelo echar un vistazo a las secciones "cultura" y "sociedad" de la prensa; una manera de tomar pulso y temperatura como otra cualquiera, pero prefiero eso que los noticiarios del basurero político y anejos.

Hoy, dos pequeñas alegrías: Cecilia Bártoli va por ahí con una pequeña exposición monográfico-sentimental sobre la apasionante María Malibrán (oh! la Malibrán, la Mariquita García que encandiló a lo más romántico de la Europa romántica con su voz y sus encantos, oh!); la segunda buena noticia es la publicación de un inédito perdido de Alexandre Dumas, "Le Chevalier de Sainte-Hermine", o algo así, que un avispado encontró por casualidad y después de 15 años de solitario disfrute, ahora se ha decidido a publicar con un adenda suya, para completar el novelorio que estaba inconcluso, (vaya por Dios!, no hay dicha completa).

También en las secciones susodichas, una noticia enervante: En Madrid inauguran la exposición "Dios(es).Modo de empleo", un ensayo-montaje de temática religioso-teológica, con varias tesis implícitas: el fanatismo culpable de los monoteismos; la tolerante multiplicidad de los politeísmos; la universal equiparación de contenidos religiosos; la falibilidad de los sistemas teístas; etc. Todo ello aderezado con ilustrativas muestras gráficas, anecdóticas y paradójicas (lúdicas e interactivas, of course).

La "exposición" temática, que apesta a laicismo militante desde lejos, será una nueva inicitiva ambientada en el amplio programa de desgaste que promueve el Zpstoso de la Moncloa, en la capital que alcaldea el Gay-ardón del oso y el madroño-oño!, muy gustoso. Rematando la faena, presentó con elocuentes, peritas, y reflexivas palabras la inauguración de la cosa el ministro Moratinos en carne mortal, por si cabía duda de qué iba el sarao, puesto que su ministerio apadrina la muestra, él sabrá por qué.

Ya ven, ya se imaginan, ya me dirán.

Entiendo que parte de la culpa de esta confusión es nuestra, desde que llevamos una temporada practicando el vicio que antes se llamaba, con todas las letras, "indiferentismo", y ahora se disimula bajo caretas de pseudo-ecumenismo y productos derivados. El otro dia mismo, salían en reportaje fotográfico cogidos del bracete el archi-bisbe de Barcelona (visca!) y el Dalai-light, digo Lama, que está de gira poniendo pañuelos blancos a todo el que se encuentra (el cerdo de Carod incluído; no sé si antes o después de la audiencia recíproca con el archi-bisbe). De esos polvos, estos lodos.

Porque parece que se nos ha olvidado que no somos "una entre las que", sino "la única que". Me refiero, claro, al Cristianismo, la Iglesia, la Religión, la Fe; y hablo en el plural de un católico entre catolicos que se irrita con estos indiferentismos, que es lo que son. Si vienen de a-católicos, molesta, pero se comprende; si nos arremeten anti-católicos, se resiste el golpe y p'alante; si proceden de des-católicos, se sufre y escuece; si es cosa de los mismos católicos-católicos, sulfura y supura y da calentura.

En esa exposición madrileña, hay de todo eso, por desgracia: Un totum religioso intencionadamente revolutum, con todas las "religiones" al alimón, pero con tendenciosa y maligna acusación al monoteísmo que, ya se sabe, es judaísmo, Cristanismo, islamismo, tan culpables; sobre todo el de enmedio.
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De camino, parece postularse que "sin" todo eso, se vislumbraría un futuro mejor: Sed laicistas-laicos-laicizantes, y sereis todo lo felices que no habeis sido con todo esto que os mostramos.
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Que el mensaje de la exposición se lo crea Moratinos, me lo creo: Es el credo de fondo de la militante alianza de civilaciones que promueve el capo di tutti capi.
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Y me alarma, porque esa exposición temática recuerda aquel "Museo del ateismo" que los ideólogos comunistas de la URSS instalaron en una Iglesia de Moscú. Paradójicamente, el comunismo criminal que desde el partido promovía el ateismo de masas, exponía en sendos catafalcos perpétuos los cadáveres momificados de Lénin y Stalín, viéndose la contradicción de un pueblo esclavizado y manipulado obligado a renegar de Dios y la religión, pero que se postraba servil ante dos genocidas embalsamados.
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¿Tanto queda todavía de aquel ominoso sistema en estos gobiernos residuales del post-marxismo que padecemos? Si la exposición madrileña sirve como elemento de análisis, las conclusiones son para echarse a temblar: ¿Estamos ante una versión corregida y aumentada de la tesis marxista de que la religión es el opio de los pueblos? Y el gobierno post-marxista de Zp, ¿tiene prevista, provista, en vistas, una campaña edulcorada de adoctrinamiento ateísta popular?
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Quiera Dios que la peste se quede en Madrid, y no se esté preparando una gira por Provincias.


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