lunes, 9 de agosto de 2010

Las juventudes católicas movilizadas en movida


El juanpablismo de masas sigue causando estragos. Estragos que se consienten y son polvos que mañana serán un barrizal, en cuanto caigan dos chaparrones. Opino.

No sé si ustedes serán adictos a las liturgias masivas, multitudinarias, super-entusiasmantes. Yo soy enemigo radical desde la primera vez que estuve en una, en primera fila, y vi cosas, escenas, que nunca olvidaré. Fue en Noviembre de 1982, cuando la 1ª visita de JPII a España. Y desd entonces las cosas - esas cosas - fueron a más y peor.

¿Tiene necesariamente que ser una Misa la forma en que la multitud se encuentre con el Papa? Me parece absurdo que en la época de las mil alternativas celebrativas se limite a la celebración de la Misa la posibilidad de una macro-celebración. Absurdo y escandaloso.

Escandaloso para mí, que creo en lo que se celebra, en la Misa. Por eso no encuentro pretexto, ni siquiera con motivo de la presencia del Papa, para exponer la celebración de la Misa a abusos, irreverencias y hasta sacrilegios. Una macro-celebración garantiza todo eso: Abusos, irreverencias y sacrilegios. Doy fe.

Pero esa es la forma que en tiempos de Juan Pablo II se impuso, con el Papa como primer impulsor. A él le gustaban las cosas así. Y no era desconocedor de lo que pasaba, porque me consta - repito: soy testigo - de los abusos y las irreverencias coram ipsius. Pero por un bien que él sabría cual (yo no lo sé, obviamente) consentía y, por donde iba, la Misa multitudinaria era el acto central. Más de 25 años celebrando Misas multitudinarias, marcan un estilo. Y detrás de esas formas, un concepto (un concepto pastoral, litúrgico, espiritual, eclesial...etc.).

Esas celebraciones masivas de la Misa deberían desaparecer, absolutamente. Opino. Por lo menos en ese formato juanpablista que ha sido su caldo de cultivo. Benedicto XVI, tan diferente (gracias a Dios) a su antecesor, parece estar promoviendo otras formas. Aunque esté tan dependiente, tan hipotecado, a las maneras impuestas por su predecesor. Es una lucha, una reforma verdadera, más dificil de lo que a primera vista parece. Pero se van haciendo cosas.

Por ejemplo, el encuentro de los 50.000 monaguillos en Roma, hace unos días, si hubiera sido en tiempos de Juan Pablo II, lo más probable es que hubiera concluído con Misa (y con falsas chicas-monaguillas asistiendo al altar). Benedicto, sin embargo, ha preferido atender a los niños y jóvenes en la Audiencia del Miércoles, en la Plaza de San Pedro. Se ha tenido que tragar la presencia de "monaguillas", pero por lo menos ha conseguido salvar la dignidad y la reverencia evitando una celebración litúrgica con impostaciones.

Dado el ambiente de los participantes ( vean fotos aquí , aquí, aquí ), gracias al Papa se han evitado escenas impropias de verse en y durante la celebración de una Misa. Una Misa del Papa, además. Pero escenas de ese o parecido tenor se habrán visto en Sidney, hace unos años. Y, es de temer, se verán en Madrid en Agosto del año que viene, D. m.

Salvo excepciones, los jóvenes de ahora no se educan en la formalidad religiosa. Incluso se les sigue deformando con malos conceptos incompatibles con una recta comprensión de la piedad y sus actos externos. Todavía circulan y están en boga slóganes tópicos como "sé tú mismo", "atrévete a expresarte", "no dejes que otros elijan por tí", "¿por qué no?" etc. Como se puede detectar, son restos de la peste del Mayo del '68 que, si se aplican a la religiosidad, conducen fácilmente a su descomposición y vacio. Al rechazar unas estructuras mínimas y necesarias, todo se vulgariza y adquiere las formas más comunes, las corrientes. Así, una audiencia Papal (o una Misa, si se hubiera celebrado) termina siendo tan poco diferenciable de otro tipo de concentraciones juveniles como lo atestiguan las fotos de esos enlaces. Todo se parece a todo, y todo parece lo mismo.


Disfruten, si gustan ustedes, de estas otras instantáneas de obispos-con-jóvenes españoles en Santiago:

Esta, con los obispos más característicos del momento, detrás de la Cruz y del icono de la Virgen, rodeados de chavales y chicas con el "uniforme" de la peregrinación, y los sombreros australianos, y el ambiente tipo Taizé (por describirlo de alguna manera)

Esta, con otro detalle de lo mismo y los mismos

Y esta, con Rouco en look footing-episcopal, y los otros dos obispos con sus sotanas-solideos y revuelo de fajines y esclavinas, y los de detrás, no sé si rezando letanías...o comentando con guasa, por lo bajini y risum teneatis, la estampa que tienen delante (y eso que ellos mismos no se ven, también dentro de la estampa).

Y aquí, todos cantando; menos el de Córdoba, que se hurga con toda gravedad y disimulo la nariz; y tres o cuatro que parece que no se saben la letra de la copla; y otros dos o tres que miran al techo, muy atentos y admirados.

Lo de las etiquetas-tarjetones de acreditación es de risa, como si no se reconocieran entre ellos mismos, o los organizadores no hubieran visto nunca a sus Eminencias, Excelencias, Ilustrísimas y Reverencias y se les tuviera que poner un letrero con el nombre: "Esto es un obispo". ¡Qué de tonterías se hacen y se dejan hacer!

Pero, por otra parte, eso es lo que les distingue en ese ambiente "distinto", "juvenil", "participativo", "vivencial", "comunicativo", "lúdico y festivo", una "celebración de la fe" etc. etc. etc. Si no llevas colgado del pescuezo un folio plastificado, con fotito, no eres nadie. Un auténtico v.i.p. elesiástico lleva cartoncillo con nombre, oficio y dirección, no sea que se pierda, se despiste confundido entre la multitud. Y haya que devolverlo a casa. Pobrecitos. Un obispo extraviado es un problema, verdaderamente.

¿Están cómodos? Parece que sí, que están en su salsa, diríase. Yo pienso que disimulan, y que, por lo menos la mitad de los que están, piensan que todo eso es un peñazo. Pero hay que estar: Porque están de moda los obispos con baño de juventudes.

Algún cretino, en un blog de comentarios eclesiasticones, se ha dedicado estos días a establecer un hit-parade de obispos clasificándolos según y cuánto sea el número de jóvenes que han aportado sus respectivas diócesis a lo de Santiago. Ridículo si no fuera patético. ¿Esa es la medida? ¿Un obispo/una diócesis vale o no según la capacidad para meter en autocares a grupos de jóvenes y transportarlos allí donde se ha organizado una "movida eclesial"?



Pero vuelvo a lo dicho más arriba: Comparen ustedes las escenas, los tipos, las formas, de una cosa como la de Santiago con otros eventos juveniles, por ejemplo con un des-concierto de petardo-rock o de petardo-pop. Si se fija uno, las diferencias son curiosas, evidentes, claro. Pero se dan tantas concomitancias, se parecen tanto que asusta.

Otro detalle: ¿Por qué un estadio? No caben todas esos jóvenes en la Plaza del Obradoiro y alrededores de la Catedral? Porque nunca entenderé que se prefiera un tablado en un campo de fútbol a una Catedral, para celebrar Misa. Más en un caso como este, en sl que el centro de la celebración debería ser la Catedral con el Altar y la Tumba del Apóstol, precisamente. Pero se prefiere el campo de fútbol. ¿Por? ¿Alguna extraña voluntad/identificación desacralizante? ¿O quizá una asociación de multitud/estadio en versión litúrgico-consumista? ¿Una pastoral nueva para consumo de masas?

Incluso me cuestiono la mayor: ¿Hace falta, es necesario, movilizar a 10.000 jóvenes? ¿Para qué? ¿Con qué objeto? Al final todos sabemos que van los que van, los mismos de siempre para lo mismo de siempre. Y vuelven lo mismo. Hasta la próxima (ya hay "profesionales" de estas movidas, me temo).

Alguno habrá que diga: - Pues yo he encontrado mi vocación en ese encuentro, aquellos días, allí.

Yo le digo al que diga eso, lo digo muy seriamente, que es mentira. Que una vocación no salta como un resorte en un par de días de canciones, guitarras, pancartas y una Misa en un campo de fútbol. Eso no pasa.

Lo que pasa es que hay, verdaderamente, vocaciones en espera de un momento, y a veces el entusiasmo del calor de muchos hace que esa chispa final surja y prenda...sobre lo que ya existía, por motivos más consistentes que una caminata, una acampada o una convivencia de entusiasmados. Si hay vocaciones que brotan en esos sitios, vocaciones verdaderas, es porque ya existían antes. Y hubiera sido mejor, más adecuado, que hubieran alcanzado ese climax en otros sitios, en mejores ambientes, más sólidos y menos frívolos. He dicho frívolos, yes.

Al final, muchos se llevan la impresión para los restos, y se convierten ellos mismos en promotores de más de lo mismo. Sería curioso hacer estadísticas y saber cuántos de los que van ahora a estas cosas estuvieron en su día en las macro-celebraciones juanpablistas. Etc.



Otro espectáculo es el de la propia celebración litúrgica, con los planos clero mitrado/clero engorrado. Me refiero a la esperpéntica división de los con-celebrantes, unos con mitra y todos los arreos dominando en el altar de arriba, y los concelebrantes del clero bajo en plano de tierra, con gorras y gafas de sol (y maquinita de fotos/video al cuello, como una especie de pectoral ad casum). Un esperpento, ya digo.



Y más allá, la masa. En las gradas o en el cesped. La masa movilizada y entusiasmada (o no).

Abominación, señoras y señores. Una abominación. Y el que piense lo contrario, que se examine muy en serio y mire si no le afecta uno de esos virus des-católicos, causantes de estragos de epidemia por doquier.

No hará falta que les diga que me estremezco pensando/imaginado el Agosto del año que viene - Dios mediante - con la JMJ en Madrid, horror de los horrores. En cierto sentido, esto de Santiago ha sido una especie de ensayito, como usteds pueden facilmente comprender.

Cuando me paro y reflexiono cómo están y por dónde van las cosas y las movidas que montamos y los recursos humanos y materiales que empleamos, gastamos y desgastamos en estas cositas...me espanto.

¿No se puede parar este tiovivo?

Si de una cosa estoy convencido es de la necesidad de un parón que nos deje quietos, bien fijos en un sitio/un tiempo para que podamos mirar y orientarnos sólidamente.

¡Que bastantes vueltas hemos dado desde 1965!

Pero a nuestros obispos les gusta la movida. Ya se ve.

p.s. Vean otras fotos, de la "vigilia", con puesta en escena tipo ópera rock, con una bailarina danzando delante de la Custodia...y los obispos encantados y emocionados. ¡Qué desgracia de tiempos, modas y jerarquía de entusiasmados!


+T.

***Addenda a la entrada anterior: Un artículo de La Gaceta-Intereconomía que merece la pena leer (y entender)

El precio de ser insumiso en un Israel fuertemente militarizado


Y, por cierto, los comentarios de los lectores me parecen también muy interesantes. Además, considérese que se trata de La Gaceta de Intereconomía. No digo más.


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