viernes, 12 de julio de 2013

Cuando lo profano desplaza a lo sagrado


Me pidió un comentarista que incluyera un link a Página Católica con imágenes de la velada del pasado 29 de Junio en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires; aquí pueden ver las fotos. La escena es triste, para quienes pre-sentimos la sombra de la profanación usurpando el espacio/tiempo de lo sagrado. Porque se trata de eso.

Al poco de recibir el link del comentarista, me encontré con este artículete en la página contra-católica de Religion Digital: Las discotecas o guateques santos en Brasil

No las conocía, pero no me extraña el fenómeno porque, desgraciadamente, es ya corriente. Me dicen que hasta en Polonia, la patria del Santo Súbito, se hacen cosas como las que reseño más arriba. Es un fenómeno que crece parejo a la nuevangelización. Por meter en la iglesia a la gente joven, convierten los templos y capillas en salones de música y baile. El efecto equívoco es des-evangelizador, porque no forman en la fe y la piedad a los jóvenes, sino que les proporcionan un sucedáneo que no es ni verdaderamente religioso/católico ni auténticamente festivo/lúdico. Los efectos de estas falsificaciones se verán con el tiempo. No intuyo buenos resultados, ni pastorales ni espirituales. Pero es lo que hay, por todos sitios.

Hace unos meses me sorprendió un yutube grabado en una celebración de Comunitá Cenácolo, un nuevo movimiento muy exitoso en Italia: Nuevangelización, tratamiento de toxicomanías, liturgias con cante y baile. En el yutube se puede ver cómo retiran el mantel del altar (la Misa ha concluido) y dos chicos se ponen a un extremo y otro del altar para dirigir a la asamblea, que canta, baila y repite los gestos mímicos de los dos gogó-boys. Vean:




Insisto en que todos hacen los mismo, con variaciones. El Domingo pasado, por ejemplo, vi un poco de la Misa de clausura de la asamblea anual de la Renovación Carismática, en Madrid; no he encontrado la grabación; celebraba la Misa Jose Ignacio Munilla, el obispo de San Sebastián. Munilla celebra como un obispo juanpablista, escenificando, poco recogido, con poca observación de rúbricas, con cierto aire rutinario, dejando ver algunos detalles chocantes. El clero concelebrante, revestidos de alba y estola (casi todos sin cíngulo), carismáticos todos. La mesa de altar improvisada era baja, le llegaba a Munilla poco más arriba de la rodilla. Detrás, una orquesta de baterías, guitarras eléctricas y otros sonajeros, cantaba y medio-bailaba coplas pseudo-litúrgicas de género pop-carismático.

No recuerdo quién, me contó hace poco que existe una 'iglesia' evangelista pop-rock-country, muy concurrida. Se llama Hillsong. Me dijo también mi informante que algunos grupos católicos (nuevangelización etc.) usan en sus reuniones y celebraciones las músicas-coplas de Hillsong, que gustan mucho a los des-católicos de mal gusto musical/espiritual. En este yutube pueden Uds. ver el estilo Hillsong.


¿Acaso no se siente - lo dije al comienzo - cómo la sombra de lo profano invade el espacio/tiempo de los sagrado, de lo sagrado católico, lo más sagrado?

Después de esa invasión/violación/profanación, ¿qué queda?

Creo que sólo la huella de una devastación espiritual que deja en el campo (en la Iglesia, en las almas) un espantapájaros contrahecho, esperpéntico, patético. Sobre él se posan los pájaros que picaron y se comieron la semilla de la Parábola.



Todavía con la impresión del Papa Francisco con la cruz de palo pintada de esmalte azul, celebrando encima de una barca rota, predicando desde un púlpito-ambón hecho con dos tablas y un timón de naufragio, con la estampa del Papa en Lampedusa en mis ojos, me preguntaba ¿por qué?

Esta mañana, en la Misa, mientras recitaba (en secreto y en privado) el salmo del lavabo, me dí cuenta que estaba rezando algo que los sacerdotes (los que celebran según el misal nuevo) ya no rezan:

Domine, dilexi decorem domus tuæ,
et locum habitationis gloriæ tuæ

Señor, amé la belleza de tu casa / y el lugar donde habita tu gloria
(Sal 26, 8)

No se reza ya, quitaron este salmo que acompañaba al lavabo de los dedos del sacerdote; ha dejado de rezarse y con los versículos del salmo se ha perdido también la conciencia sacerdotal de la belleza de lo sagrado, la conciencia sacerdotal de procurar y conservar la gloria y esplendor de la casa del Señor, que es su templo, que son nuestras iglesias y nuestros altares.

Por eso lo de Lampedusa y todo lo demás. Son epifenómenos de una misma dolencia, muy profunda, que estraga y descompone a la Iglesia desde hace 50 años.

Cuando hace seis años el motu proprio de Benedicto parecía el comienzo del remedio, la renuncia del 11 de Febrero fue un parón en seco y la elección de PP Franciscus un bloqueo con acelerón en dirección por el camino que no es.

El Señor tenga piedad y nos bendiga.


+T.