- 1: tras el cuidado de las formas está la hipocresía
- 2: más allá del cuidado de las formas está la autenticidad
Supongo que el susodicho advertirá (le estimo un comentarista inteligente) el absurdo presente en los dos enunciados, pero, de todas formas, respondo:
ad primum: la forma íntegra/perfecta (cuidada, pues) es parte del ser, so pena de que pueda perder su integridad o perfección como tal ser por incurrir en imperfección formal, por lo cual el cuidado de la forma es una necesidad; lo hipócrita sería el disimulo de la imperfección a costa de una deliberada falsedad/engaño o merma/falta en la forma
ad alterum: más allá de lo formal o está el vacío o el engaño (si la forma no se identifica con su sustancia) o la verdad de una esencia congruente con su forma (si la realidad esencial ha sido bien e integramente expuesta/representada en su forma correspondiente)
No me gustan las dialécticas, pero si hay que razonar, soy bastante razonable. Y ya puesto, como relativamente pertinente ilustración, vean estas fotos:
La degradación de las formas afecta a la integridad de las esencias.
p.s. Un apéndice de lo mismo: La hija del arzobispo con una mitra cómica, empatizando con su muy ilustre y digno (?) papá:
(ver aquí)
Como 'ellas' son pseudo-ordenadas 'obispas' en algunas 'iglesias' de la Comunión Anglicana y el nuevo Archbishop de Cantebury parece ser partidario del engendro, su hija podría ser un día su sucesora como 'archiobispesa' y portar (¡por qué no??) esa misma extravagante mitra que luce en la foto. Así están las cosas en la (no)Iglesia Anglicana, con estos (no)obispos tan light (formal y sustancialmente).
Recordando las muchas escenas de sombrero y empatismo popular protagonizadas por el Beato Magno y también (en menor grado y con menos frecuencia) por nuestro Benedicto, debemos rezar para que no caer en la tentación (para que no caigan, es decir).
+T.