domingo, 2 de diciembre de 2007

Dolores J.Umbridge

Cuando la estrenaron no pude, y hasta ahora no he visto la quinta peli de Harry Potter, "H.P. y la Orden del Fenix". Quizá fuera que en Julio hacía demasiado calor para meterse en un cine viendo el brumoso paisaje de Hogwarts, y ahora el tiempo acompaña más para ambientarse en la peli.
El actor que hace de Harry ha cuajado demasiado duro para el papel, y se pasa toda la peli malencarado; en las dos primeras pelis era un chico apropiado para el personaje, con tics todavía infatiles, mucho más maleable ante la cámara, pero la edad del pavo le ha sentado mal. A los otros jóvenes actores no, y exceptoo un par de malos doblajes, todos están mucho mejor que el protagonista.

La que domina toda la peli, sin embargo, es la fascinate y tremenda Dolores J. Umbridge, todo un papelón. Claro que la actriz es una de las mejores secundarias del espléndido elenco de actores ingleses. La simpatiquísima Imelda Staunton; simpatiquísima cuando hace de la hija de la Srª Jennings en "Sentido y Sensibilidad", o de ama de Lady Viola en "Shakespeare in love"; pero también la equívoca abortadora bienintencionada en la desgraciada "El secreto de Vera Drake". El mismo rostro, la misma excelente actriz, ya cómicamente encantadora, ya sórdidamente trágica.

Esta capacidad tan versatil que la define como excelente actriz, aparece en una pieza de perfil característico, haciendo de Dolores Umbridge una lady ridícula temible y formidable. Genial el vestuario, con trajes tailleur años '60 color rosa chicle frambuesa sin llegar al fucsia con aderezos de terciopelo fileteado y peluquería coiffeur laca dura. El complemento que le da el toque último y definitivo es una taza de té con su platito de porcelana made in Harrod's. Genial. Yo me imagino a una Rafaela Aparicio en semejante tipo, mutatis mutandis, y también hubiera resultado cómicamente horripilante.
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Uno de los decorados-efectos especiales más originales y conseguidos de toda la peli es, precisamente, el saloncito de recibir de Dolores Umbridge, todo rosa, con tapetitos y alfombras, y una colección de platos con gatos y platitos con gatitos que se mueven y miran y maullan. Genial.

El resto, discutible: Hogwarts esplendido, con detalles de mobiliario (puertas, particularmente) buenísimos. La estética gótico-Tudor y neogótico-Pugin en la escenografía, es lo más identificativo de las pelis de Harry Potter, pero en cuanto se sale de esos moldes, la cosa rechina. Como por ejemplo al principio de la peli (underground-graffitero) o en las escenas de Londres-Ministerio de Magia (ficción-futurista); se parecen a otra peli cualquiera de esas oscuras con imágenes confusas y montaje de impacto (cuando faltan ideas, se recurre al fotograma "impacto").

Salen unos bichos nuevos, que no me acuerdo como se llaman, una especie de caballos esqueléticos con alas de pterodáctilo y cabeza de dinosaurio; y se remeda la escena de King-Kong y la bella con un absolutamente prescindible gigante-bobo; también se remeda la escena del duelo de magos de "The Raven" (la de Vincent Price inspirada en E.A.Poe). Tics manierístico-cinematográficos de gusto hollywoodiense, que sobran.

Lo peor es ver cómo algunas escenas (la del archivo con las estanterías de bolas de cristal y el equipo de los feníx contra los mortífagos a golpe de varita y encantamiento, especialmente) están quasi presentadas en formato de juego de consola.

En fin, que a mí las pelis de Harry Potter me gustan, pero el gusto no me obnubila ni la crítica ni el buen gusto.

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