martes, 18 de marzo de 2008


La fiesta del Patriarca San José queda impedida este año por la Semana Santa, al caer el Miércoles Santo en 19 de Marzo (una de las fechas más extremas del calendario Cuaresmal-Pascual). A efectos litúrgicos, la Misa y el oficio de San José se trasladaron al pasado Sábado de Pasión, pero popularmente la fiesta del Patriarca será mañana, y, a pesar de ser Miércoles Santo, en Valencia arderán las fallas (y a pesar de San José, en Sevilla saldrán - Deo volente - las Cofradías del Miércoles Santo).

Tengo experiencia probada de lo serio que es el Patriarca. Dos o tres veces que le he pedido por cosas importantes que me preocupaban, intercedió con tal efectividad de "pater familias", que el remedio alcanzado fue de radical contundencia, tanto que me pienso muy bien qué le pido.

La iconografía que prefiero, de entrada, es la del calvo canoso con barba arreglada y vara florida. Con Niño, of course; aunque también tengo entre mis preferidas algunas representaciones con el Santo sólo y estante (con vara, of course). Otras representaciones más "juveniles" de San José me gustan según. Por ejemplo, las de Murillo son encantadoras y crearon un tipo en la iconografía josefina, con mil y una versiones dependientes de los SanJosés del pintor sevillano. La Sagrada Familia del Pajarito es uno de esos cuadros que espero encontrar en la Gloria, porque es un neto retrato de la Gloria (de cuando la Gloria se encarnó en Familia y habitó entre nosotros). Ese, quizá sea el San José más San José que se haya pintado jamás (sin desmerecer otros, pero sin parangón de ninguno).

El Patriarca no es corriente, porque no pudo ser corriente. Acostumbrados (mal acostumbrados) en estos último lustros a ese incrédulo minimalismo que reduce al Cristo Hijo de Dios a sólo un Jesús de Nazareth (que si dijeran Jesús Nazareno, ya sería otra cosa), la piedad indiscreta de los mal influenciados han quitado a la Virgen la corona de 12 estrellas, el manto de sol y la luna de escabel. Y para esa plebe que se des-catoliza por momentos, el glorioso Patriarca está hoy olvidado en un rincón, con más serrín encima que cuando serraba en el taller de Nazareth. Y es el que hizo de padre del Hijo del Padre, por elección expresa del Padre, que tanto se complugo en José de Belén (y después, de Nazareth).

Como la gente ya no lee lo que hay que leer, y como se escribe tanto y tanta gente escribe (verbigracia ego ipse et vos ipsi etiam), no se lee (ni se sabrá que existen) las buenas obras de gente tan admirable como fr. Reginald de Garrigou-Lagrange, que tiene un articulito titulado La Prééminence de Saint Joseph sur tout autre saint , la mar de bueno para leer y meditar.

El año pasado me regalaron ese dibujo de San José que he puesto de ilustración. Me gustó tanto cuando lo vi, que pedí una copia, que me consiguieron muy amablemente. El tipo iconográfico es murillesco, tierno, confiado y familiar, a la vez que significativamente religioso. No preciso si el Niño se restrega los ojillos porque está despertando, o porque está llorando, o porque ha llorado.

¿Y por qué ha llorado? ¿Y por qué lloraba? ¿Y cuándo lloraría? El Patriarca, su padre en la Tierra, el esposo de la Virgen - la SiempreVirgen -, su Madre, lo sabe. Y mira al Niño, su Hijo en custodia, y sonríe y contempla y se ensimisma viéndole cómo despierta de su sueño, o como llora sus penitas de Dios hecho Niño - ¡ay Dios mío!- (<--esto es un suspiro, pero no hay tecla para ponerle grafismo).
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Nunca ha habido hombre con más poder en sus manos, en su casa, en su corazón, en sus ojos, en su pensamiento: Veía a Dios, y Dios le llamaba "padre"...y enseñó al Hijo de Dios a ser un hombre. ¡ Y qué bien lo hizo!
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+T.