lunes, 7 de marzo de 2016

Sicut Perpetua et Felicitas

El martirio de las cuatro Misioneras de la Caridad en Yemen ha coincidido casi en la misma fecha de la memoria litúrgica de las Santas Mártires Perpetua y Felicitas, dos insignes testigos de la fe caídas en la persecución de Septimio Severo, el año 202, en Cartago.

La foto cruenta de dos de las Mártires del Yemen me ha forzado a recordar lo terrible de cada martirio, su parte más dolorosa, que es la carne herida, la sangre derramada, la muerte campeando victoriosa cuando la vida terrena ha sido arrancada violentamente...y la vida celestial aun no se manifiesta, y no es visible el alma victoriosa, y no se ve la corona doble, refulgente, de la virginidad y el martirio, y sólo se enseña la desolación del dolor y la muerte.

La primera vista de todo mártir recién martirizado es una prueba para la fe: -'¡No os escandalicéis por el dolor, que nuestra sangre no os haga titubear: Manteneos firmes en el Señor!'. Con palabras como estas animaban los Mártires a sus hermanos en la fe de la Iglesia de Cristo, orando por ellos para que pudieran resistir el trauma escandaloso del martirio cruento. Así se animarán estos días los cristianos perseguidos del Yemen, Arabia, Siria, Iraq y todo el oriente islámico, amenazados por el alfanje de la impía media luna mahometana.


Después, todavía con el eco del dolor, vendrá la memoria de la fe con la gloria, con la iconografía de las neo-Mártires, bellas como lirios de pureza, coronadas con la gloria de las místicas esposas del Cordero. Y los cuerpos martirizados serán preciosas reliquias veneradas, hitos de la resurrección gloriosa ya segura, yemas preciosas en el tronco seco, prontas para abrirse en vara de flor.

¡Que las Santas Vírgenes Mártires de Cristo rueguen ante el Trono de la Misericordia por nosotros!


+T.