miércoles, 17 de septiembre de 2008

Bellarmino, de controversiis


Es de esos Santos católicos netos. Su perfil es tan católico, tan romano, tan tridentino, que la causa se le atascó (eventualidades del tiempo, las circunstancias, los hombres, las políticas, las oportunidades) y no salió Beato hasta tres siglos después, bajo Pio XI. Después el acelerón fue notable y en 1930, Santo. Y en el 31, Doctor de la Iglesia.

Que es lo que había sido desde que sus superiores de la Compañía le descubrieron sus valiosos y brillantes talentos: Un doctor de, en y para la Iglesia. Cuando empiezan a publicarse sus Controversias, los protestantes llegaron a pensar que detrás había todo un equipo de eruditos, porque se resistían a aceptar que semejante caudal de "respuesta" se debiera a un sólo hombre. Pero todo era del Bellarmino.

De Controversiis era la cátedra que le encargaron en el Collegium Romanum. Tan bien enseñaba, tanto sabía, que al poco estuvo metido en casi todo lo que perfila aquella época apasionante, desde la célebre comisión de Auxiliis, a la revisión-reedición de la Vulgata (malograda por la "ligereza" de Sixto V, y que finalmente se publicaría bajo Clemente VIII, con prefacio compuesto por el mismo Bellarmino). Intervino en el proceso de Giordano Bruno, y también en el de Galileo; con todas las inevitables consecuencias para el primero y aconsejando prudentemente al cabezota Galilei (que poco caso le hizo).

En política, le tuvieron manía tirios y troyanos. Enseñaba que la potestad jurídica del Papa sobre los reyes y príncipes era sólo indirecta (y Sixto V rabiaba); y también enseñó que la monarquía no era una institución de derecho divino, y temblaban de cólera las coronas y quemaban públicamente sus libros en las capitales de la Europa pro-absolutista. Controversias con ingleses, con franceses, con españoles, con venecianos...Siempre controvertido Bellarmino.
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De las mejores ocurrencias de su anecdotario, la explicación que dio cuando mando descolgar y retirar los tapices de las salas que ocupaba: - "Las paredes no tiene frio", dijo. Porque siempre tuvo buen humor, y el genio simpático, y el bolsillo desprendido y siempre abierto. Y la dieta mediterránea; o mejor dicho, espartana, con mucho pan y ajo. Y catequista, y diplomático (a pesar del ajo) y director espiritual. De casi todo, y todo haciéndolo bien. Un caso.

En el summum de lo extraordinario, murió cardenal y sin dinero. Con lo que quedaba después de sus limosneos, apenas pudieron pagarle los gastos del entierro, que fue de noche para que fuera más discreto. Y así y todo, Roma entera estuvo en su entierro. Está en Sant'Ignazio, pegando a la espalda del Collegium Romanum donde enseñaba magistral.

La oración colecta de la Misa, le hace honor y le cuadra estupendamente:

Señor, tú que dotaste a San Roberto Belarmino de santidad y sabiduría admirable para defender a tu Iglesia, concede a tu pueblo, por su intercesión, la gracia de vivir con la alegría de profesar plenamente la fe verdadera. P. Ntrº Sñºr. Xtº...Amén.

Destaco, recalco, remarco: profesar___ plenamente___la fe verdadera.

Ahí quedo! Y con alegría (con artículo determinado: la alegría). Es - por si no lo han notado - una de las más patentes y rotundas oraciones católicas de entre todas las del Misal, el Eucologio y el Santoral. Como le conviene al Santo Roberto Bellarmino. Como conviene que no olvidemos los que profesamos plenamente la fe verdadera (con su correspondiente alegría).

+T.