viernes, 7 de junio de 2013

En Tí confío

El Verbo se hizo carne. Se hizo hombre, con cuerpo y alma, con sangre y corazón. Su Corazón latió inocente, desde su primer pulso, acompasó su movimiento con el corazón de la Virgen, latió pureza estando en el seno de su Madre y nació entre latidos de inocencia, de un cuerpo intacto.

Fue sacrificado. Agonizó con suspiros, súplicas y lágrimas. Fue prendido, maltratado, escupido, escarnecido, vejado y humillado, fue flagelado, fue burlado y coronado de espinas. Su Corazón latió con pulso de dolor, vertiendo sangre, derramando vida, empapando la tierra con santidad divina, cruentamente.

Fue crucificado. Fue clavado en el madero. Sus manos y sus pies fueron traspasados y fijados a la Cruz, con golpes que le hirieron, que le abrieron cruentas llagas de las que brotó su sangre, al ritmo divino y humano de su Corazón, que le traspasaron, ya muerto. Le hirieron el Corazón con una lanza, le abrieron la quinta llaga en el centro de su Cuerpo, de donde manó sangre y agua.

Cuando resucitó glorioso, no se borró las llagas, que sus discípulos tocaron y besaron ¡Señor mío y Dios mío! Ascendió al Cielo y vive y reina a la diestra del Padre, con el Espíritu Santo. Dentro de Él, su Corazón herido vive y reina, late y pulsa - ¡Amor de los amores! - glorioso por los siglos de los siglos. Amen.

Cuando viene al altar, cuando se inmola y ofrece, cuando toco su Cuerpo sacramentado con mis manos, sé que toco el Corazón que tanto amó, que tanto ama, que amará eternamente. Entonces le pido, le ruego, le imploro, que haga mi corazón semejante al Suyo. Le rezo, le hablo, le digo, con temor y temblor, que encienda mi corazón en el Suyo. Le canto, le rimo y le salmodio que reine en mi corazón el Suyo.

Soy consciente, adorante y reverente, de la propiciación de su Corazón, de que, junto con mi corazón quebrantado y humillado, es su Corazón, manso y humilde, lo que ofrezco en el Sacrificio siempre agradable al Padre.

Es la jaculatoria que más repito: En Vos confío, Corazón; en Ti confío, Corazón, de Cristo, de Jesús, de Enmanuel, del Verbo, del Hijo, de Dios, en Ti confío, en Vos confío.

¿Porque en qué o en quién confiaré, si sólo Tú tienes palabras de vida eterna?

¡Viva su Corazón por siempre!




(Un fragmento de la exquisita y muy desconocida 'Pasión según San Marcos' del maestro Don Lorenzo Perossi, sacerdote)


Ex Voto

+T.

Aprensiones jerárquicas

Me comentaban esta tarde la estampa aggiornata del recién nombrado nuevo obispo de Lieja (Bélgica), un adepto de la Comunidad de San Egidio: 

Jean Pierre Delville, de la Comunidad de Sant'Egidio, nuevo obispo de Lieja

En la foto del noticiero de los egidianos sale con un discreto clergyman gris, el mínimum del look cura-católico. Pero en la entrada que le dedica el blog Catapulta de D.Augusto Padilla, la galería de imágenes aporta otro perfil del electo: Pequeño apunte del día - El nuevo obispo de Lieja

La distancia entre la fina perspicacia del artillero Padilla y la corrección política de los egidianos define el amplio espectro de mundo real y realidad virtual en el que nos movemos, tan desequilibrado en sus extremos como en sus correspondientes y respectivas lecturas y conclusiones. Es decir, que no nos engañamos cuando terminamos con la impresión de que el nuevo obispo belga es así, tal cual, como él mismo y su 'yo' con sus circunstancias orteguianas.

De todas formas, entre ese nuevo obispo y estos del YouTube, también hay distancias y matices espectrales (dentro del amplio espectro del episcopado católico, quiero decir); comparen y vean:



Si han visto y comparado con sensibilidad católica ¿qué concluyen Uds.? Probablemente, ustedes convendrán conmigo en el bajo perfil católico, tanto del obispo belga como de estos obispos nicaragüenses. Si del egidiano hay que temer las muy características tendencias ecumenicistas y pan-religiosas de la Comunitá Sant'Egidio, de los prelados nicaragüenses habrá que temer ese populismo fácil, tan cercano al ritmo de las comunidades de base de los años 80 reciclado con un toque carismático, muy marchoso, al son de un des-catolicismo bailable, en escenario juanpablista de macro-celebración. De cuánta teología de la liberación pueda subyacer disimulada bajo todo esto, no sabría decir. Pero esa huella es ineludible en la América del mito revolucionario bolivariano. La América post-chavista también deja su impronta en la Iglesia, no hay más que verlo (si se quiere).

De esa parte de la Iglesia Católica procede el cardenal moderador del grupo de cardenales nombrados por el Papa Francisco para aun no se sabe bien qué función. Aunque hasta ahora no han destacado, ayer se comentaba en los mentideros vaticanistas que el Cardenal Maradiaga y sus cardenales francisquistas estaban movilizándose para finiquitar pronto a Bertone, aunque no se les vea moverse. Noticia, por otra parte, poco novedosa, nihil novum sub sole. Pero (me) resulta inquietante saber que el cardenal intrigante de ahora es un prelado tan próximo a esos que bailan ritmo pachanguero en el escenario, esos obispos gogo-boys del yutube.

Maradiaga es de allí, y se parece a los obispos de allí. Es del estilo de la jerarquía actual centroamericana, del estilo de este otro obispo, por ejemplo:




No me digan racista, ni anti-indigenista. No me invento nada, relata refero. Ellos son como son, sus iglesias son tal como son. Yo sólo pongo imágenes, muy reales, que nos aproximan a los conceptos eclesiales que estos prelados expresan y promueven. La iglesia del futuro está en sus manos.

Por todo ello, es forzoso hacerse la siguiente pregunta: Si después de los 8 años esperanzadores de Benedicto, el renunciante, nos ha quedado esta jerarquía, basculando entre el europeo de Lieja, en un extremo, y los nicaragüenses de neo-Palacagüina por la otra punta, cuando termine sus días papales el PP Franciscus ¿qué jerarquía nos legará?

Oremus!

+T.