su Niña al Templo de Dios
y se llena la mansiòn
sagrada de luz divina
que envuelve limpia a Maria
alumbrando su candor.
Y es tanta y tal su pureza
que aromas de flor trasmina
la Niña mientras camina
subiendo la escala en pos
de Aquel que a consagraciòn
su cuerpo y su alma anima
inmaculando a esta hija
que se reviste de sol
sobre peana de luna
y coronada de estrellas
reluce tan pulcra y bella
hoy que es su Presentaciòn.
Ruega, celestial Princesa,
benigna al Señor por nos.
Ex voto
+T.