Muchas veces me gusta considerar cuánto depende la actualidad del pasado; o cómo este insiste en aflorar recurrentemente; y también la de veces que se instala de manera casi habitual en nuestro presente.
El Archivo Secreto Vaticano - entidad dependiente de la Biblioteca Apostólica Vaticana (que permancerá cerrada por obras durante los próximos 3 años...que es es como decir un cuartito de hora tratándose de tan centenaria y sobre-temporal institución) - acaba de presentar una impresionante edición facsímil del célebre pergamino de Chinón, con la absolución de Clemente V a la Orden de los Caballeros del Temple. Se han reproducido sólo 799 ejemplares, que ya se disputan las más afamadas bibliotecas, universidades e instituciones del mundo; el precio de venta de cada uno de esos ejemplares en pergamino será de 5.900 euros (lo que vale en el mercado actual la reproducción en facsímil de un códice; un precio casi simbólico). En graciosa deferencia del Archivo Secreto Vaticano, vea el que quiera aquí el pergamino (gratis) :
Pergamino de Chinón (picar sobre visualizar en la pestaña superior)
El documento facsimilizado (una amplia hoja de pergamino plegado y enfundado en piel) es el acta oficial que cerraba la investigación eclesiástica sobre el Temple, con la absolución de las terribles acusaciones de herejía y brujería que pesaron sobre los templarios por instigación del rey Philippe IV de Francia. El pergamino fue hallado entre los fondos del Archivo Secreto Vaticano hace unos años, cuando se creía perdido o destruído. Las actas tienen la valiosa addenda de comentarios al margen hechos por el propio Clemente V, el papa que desde Avignon extinguiría de manera oficial a la envidiada y temida orden de caballería en 1312, con la bula Vox in Excelso y todo un Concilio, el de Vienne (1311-12), convocado ad casum.
De nada valió ni la absolución papal ni la supresión de la Orden del Temple, porque no era sólo eso lo que se buscaba. El rey Felipe IV le Bel (el hermoso), acuciado por grandes déudas de estado, estaba decidido a hacerse con las riquezas de la Orden y fraguó junto con sus eficientes y poco escrupulosos colaboradores la trama de acusaciones y presiones que acabarían con el Temple y sus caballeros. El capítulo final después del proceso exculpatorio de la Iglesia, lo consumaría el monarca francés en uno de los más inicuos procesos de la historia: sometidos a vejaciones, amenazas, cárceles y torturas, finalmente su gran Maestre Jacques de Molay junto con algunos de sus cofratres reconocieron todos los horrendos crímenes que sus torturadores les obligaron a confesar. El 18 de Marzo de 1314, fué quemado en la hoguera junto con su hermano de orden Godofredo de Charnay ; antes que ellos, varios centenares de templarios habían sucumbido también víctimas de las torturas, el cadalso y las llamas, todos a manos del regio victimario Philippe le Bel y sus agentes.
El cronista Geoffroy de Paris, narra así los últimos momentos y palabras del Gran Maestre Jacques de Molay antes de morir en la hoguera:
« Le maître, qui vit le feu prêt, s'est dépouillé immédiatement, et se mit tout
nu en sa chemise... Il ne trembla à aucun moment, bien qu'on le tire et
bouscule. Ils l'ont pris pour le lier au poteau, et lui, souriant et joyeux, se
laisse faire. Ils lui attachent les mains, mais il leur dit : « Dieu sait qui a
tort et a péché, et le malheur s'abattra bientôt sur ceux qui nous condamnent à
tort. Dieu vengera notre mort. Seigneur sachez que, en vérité, tous ceux qui
nous sont contraires par nous auront à souffrir »
(El maestre, que vió el fuego preparado, se desvistió enseguida, y quedó desnudo, sólo cubierto con la camisa...En ningún momento tembló...lo llevaron a atar al patíbulo, mientras él, sonriente y alegre, se dejaba hacer. Le ataron las manos, mas él les dijo: "Dios conoce quién es el que yerra y ha pecado, y la maldición caerá sobre quienes nos condenan. Dios vengará nuestra muerte. El Señor sabe en verdad que todos los que están contra nostros, por nosotros tendrán que sufrir").
Otra tradición cuenta que maldijo hasta la decimotercera generación a los tramadores de la conspiración y a sus condenadores, con la tremenda casualidad (?) de que aquel mismo año de 1314 morían el Papa Clemente V (20 de Abril) y el rey Philippe IV (29 de Noviembre).
El juicio de la historia baldona la memoria de los responables: La del Papa Clemente V - francés, el primer Papa del lamentable período de Avignon - merece que el gran Ludwig von Pastor le califique "el más servil de todos los pontífices del siglo".
La calificación de Philippe IV le Bel, resulta más equívoca: Todas sus terribles injusticias, vejaciones, abusos y atropellos se le disculpan bajo la consideración de ser el primer monarca que define el futuro concepto de "estado nacional" y "soberanía absoluta", inaugurando una tendencia que ya no cesará hasta la cumbre de las monarquías absolutistas del XVII-XVIII. En el fondo late la animadversión de casi toda al historiografía occidental contra la Iglesia: Ni el atentado contra el octogenario Bonifacio VIII, ni la amenazante presión sobre Clemente V, ni el inicuo y canallesco proceso contra los Templarios significan apenas nada; sólo ponderan la ferocidad de carácter, su versatilidad política, y la férrea voluntad con que este monarca dirigió los asuntos de su reinado.
Sus contempóraneos hicieron, sin embargo, otra lectura de los hechos, desde la fulminante muerte de este Felipe IV el Hermoso, hasta la deshonra y la tragedia de su familia durante el reinado de sus hijos, Luis X el Obstinado (su esposas y su cuñadas Margarita y Blanca de Borgoña, mantuvieron licenciosas relaciones adúlteras con los hermanos Philippe y Gaultier de Aunoy, siendo descubiertos y condenados todos a terroríficas penas), que darían materia para el drama folletinesco del gran Dumas La Tour de Nesle o la Torre de los placeres (si tienen paciencia, léanla...pero sin imaginar demasiado).
Además, todos sus hijos tuvieron efímeros reinados : Luís X 1314.16; Juan I el Póstumo 1316; Felipe V el Largo 1316.22; y Carlos IV el Hermoso 1322-28; y todos ellos murieron sin descendencia directa. Con ellos se extinguió la estirpe de los Capeto, sucediéndoles su primo Felipe VI, primer monarca de la Casa de los Valois.
Y, como terrible coda de la historia, la Guerra de los Cien Años.
Todo esto ha venido por la actualidad de los Templarios, que lleva aparejada la sabia y vieja moraleja sentenciosa: El que la hace, la paga (en esta vida...o en la otra). ¡Que el Señor nos libre!
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