lunes, 15 de abril de 2013

Y los otros, tampoco son tontos


Los otros son los malos, los des-católicos que ya no son (en la mayoría de los casos) ni siquiera cristianos; aunque ellos mismos dudo que sepan definir lo que son. Quizá un degenerado detritus del post-conciliarismo recocido en la retorta del liberal-neo-marxismo post-moderno central-europeo; gente de 'somosiglesia' y bandas terroristas por el estilo.

Aun conociendo (y temiendo) la especie, me han sorprendido por su brutalidad franca, monda y lironda, sin tapujos, las declaraciones del supuesto cabecilla de ese des-catolicismo europeo:


Helmut Schüller, su líder: "Para el Opus Dei (la elección de Francisco) ha sido una derrota"
Asegura que Francisco tiene que enfrentarse a la Obra, a Comunión y Liberación y a los Legionarios



Quieren que rueden cabezas, es decir: Que guillotinen, que exterminen a los que han representado la moderación católica, el moderantismo oficial. Que desaparezcan los que han bregado por mantener los despropósitos post-conciliares dentro de un cauce medio-católico.

Si ocurriera, se trataría, de alguna forma, de una nueva versión del tristemente famoso 'Concilio Cadavérico', aquel conciliábulo romano del Siglo de Hierro que se vengó post-mortem del Papa Formoso, desenterrando su cadáver para exponerlo en una macabra ceremonia de degradación y excomunión (**). Mutatis mutandis, los des-católicos europeos (y ¡ojo! que Europa es la matriz de las convulsiones, el chispazo que prende revoluciones) quieren subir al patíbulo a Juan Pablo II (y sus favoritos) y a Benedicto XVI (y sus apoyos). Tal cual, con todos los matices que quepan, pero es eso.

Me pregunto la credibilidad que le merecerá al Papa Francisco el informe de los tres Cardenales del vatíleaks, habiendo estado presidida esa selecta (y al parecer muy efectiva) comisión por el irreprochable Cardenal Herranz, uno de los mejores de entre todos los cardenales nombrados en estos últimos decenios, conspícuo socio del Opus Dei, una de las cabezas a abatir por el Papa Francisco, según el rabioso plan de la perrera des-católica europea.

¿Qué pasará?

Señores míos, los toros están en los corrales, esperando que los alguacilillos despejen el ruedo y abran la puerta de cuadrillas y la de toriles. El paseíllo va a comenzar, tocarán los clarines y empezará la corrida.

Veremos a ver.

Y temamos, no sea que los toros salten la barrera y corneen al respetable, a esos que miran y/o aplauden y/o pitan y/o se reservan y/o guardan un imponente silencio.

A ver.

(**) Las historias del Siglo de Hierro y las crónicas de Liurprando de Cremona son una amena lectura para estómagos católicos fuertes, capaces de digerir la Historia de la Iglesia sin edulcorantes y censurillas pseudo-pías. Muy buen ejercicio para creer y esperar de verdad, sin melindres.


+T.