vuelan treinta Querubines
con setenta Serafines
que suman Ángeles cien.
Por el cielo de Belén
cantan Virtudes, sesenta,
con Potestades, cuarenta,
que suman Ángeles cien.
Entre nubes, en Belén,
guardan tres Dominaciones;
con doscientos anteriores
son, Ángeles, doscientostres.
Y como sigue la cuenta
al Patriarca le cuesta
sumar cifras tan aladas,
y arrebujado en su capa
se ha dormido San José.
a adorar al Biennacido.
Suben y bajan: Belén
es como un nuevo Betel,
una escala que han tendido
desde el Celeste infinito
al pesebre de Enmanuel.
Si quieres venir, ven:
No hace falta ser Arcángel,
ni Trono, ni Potestad,
ni Angel de los Nueve Coros,
para a Jesús adorar.
Porque el Niño de María
y de Dios es el Mesías
que por los hombres nació
como en la tiniebla el Sol.
Y te espera.
Los Ángeles sólo son
los mensajeros que avisan
que en Belén nació el Señor.
¡Mira cuántos corean
Gloria a Dios en las alturas!
y otros tantos vitorean
la paz de la Navidad
en la Tierra a los hombres
de la buena voluntad.
del ejército del Santo
hacedle un hueco a mi canto,
que se oiga, un minuto tanto,
como un eco, por Belén.
A María, coronadla
con doce limpios luceros.
A José, ponedle nimbo
con resplandores de cielo.
Y al Niño una coronita
hacedle con mil perlitas
de oración de suave olor.
Es mi holocausto, Señor.
Feliz, Próspero y Santo
Annus Domini MMXII
+T.