sábado, 25 de agosto de 2012

De otros santos lugares

(Eleazar pinxit)

Me parece que fue la Semana de Pascua de 1983, o quizá la del año 84, cuando sufrí una de las ocurrencias de mi siempre muy confuso y confundente rector de seminario. Como nos dieron, por vez primera, vacaciones pascuales académicas, para aprovecharlas (de)formativamente, nos organizó un periplo de tres días por la Andalucía profunda que entonces devoraba pastoralmente un invento clérigo-marxista conocido como 'Misión Sur'.

El itinerario transcurriría por un triángulo marcado por tres puntos: Arahal, Estepa y Écija, bellos y monumentales pueblos sevillanos, repletos de historia y arte, y, entre ellos, camino de uno a otro, una serie de paradas menores a otros tantos pueblos menos nombrados: Aguadulce, Marinaleda, Matarredonda, el Rubio y Cañada del Rosal. El periplo no era una secuencia ordenada, sino fruto del capricho y la intención de nuestro ocurrente Sr.Rector, para que conociéramos in situ la realidad pastoral de aquellos pagos. Huelga comentar la atracción que nuestro mentor sentía por las experiencias pastorales que por allí se perpetraban, dignas, según su equívoco criterio, de sernos expuestas por sus propios autores.

Pero los autores, curas párrocos de los enclaves a visitar, nos atendieron con división de opiniones: En Arahal nos recibieron discretamente, sin agasajo; el arcipreste de Estepa nos despachó con un almuerzo frugal de bocadillos y agua fresca en una fuente serrana, extramuros; el de Santa Cruz de Écija nos acogió encantado, como un señor párroco del lugar, brindándonos merienda, cena y pernocta. Y en los pueblos/parroquias radicales de la 'mision sur' los curas se quitaron de en medio para no tener que encontrarnos. Pasaban de seminaristas.

Aunque le pesara a nuestro rector, fue lo mejor que nos pudo pasar porque con ello nos libramos de tratar con los elementos más nocivos del clero diocesano de entonces. Comandábalos un famoso, el cura Diamantino, una especie sui generis de Camilo Torres andaluz. Ni vimos al célebre Diamantino García ni a ningún otro de los curas de Misión Sur.

La debilidad y una cierta patológica simpatía de los obispos de Sevilla, Málaga, Cádiz y Jerez, hizo de la región limítrofe de estas diócesis un territorio invadido por las tesis y las iniciativas del más radical des-catolicismo, de corte anarco-comunista-asambleario. Las parroquias de la zona fueron arruinadas pastoralmente, el clero se corrompió y los fieles degeneraron según la perversa trayectoria de sus pastores. Eran los años en que el Sindicato Obreros del Campo S.O.C. se gestó como el brazo político-social de los curas de Mision Sur. Algunos párrocos fueron captados, otros se resignaron y sufrieron hasta la consunción aquella peste, otros abandonaron el ministerio o desaparecieron de la escena. Los obispos escribieron alguna pastoralada, suavecita y moderada, siempre proclives a comprender a los insurrectos y dar palmaditas en la espalda a los que aguantaban pacientes el diluvio pastoral de hoces y martillos. Ninguno de los curas malos fue sancionado canónicamente, al contrario, se les mostraba como ejemplo de compromiso evangélico con el pueblo. Casi fueron fundidos en mito. Fueron los padres del populacho que hoy capitanean Gordillo y Cañamero.

En aquella ocasión del periplo por los pueblos de Mision Sur y el SOC, antes de salir de excursión, me documenté un poco sobre los sitios que íbamos a visitar, y fue entonces cuando por primera vez me topé con el histórico mote de 'Santos Lugares' referido a aquellos sitios, en la obra El Bandolerismo Andaluz, de Constancio Bernaldo De Quiros (leer desde final de la página 176 y ss, anécdota del Jesús Nazareno inclusive) :




Los pueblos de los asaltadores de supermecados y tiendas (acciones reivindicativas y simbólicas, dicen ellos) fueron los enclaves del más recalcitrante bandolerismo, la patria chica de los bandoleros, las guaridas impenetrables de los que atracaban a las diligencias y viajeros de la baja Andalucía, entre Córdoba y Sevilla. Sin solución de continuidad, el tardo-marxismo libertario los reúne ahora bajo la bandera anarco-comunista del SOC, demostrando incluso con eso el atraso atávico, cultural y social, de los célebres Santos Lugares, siempre peligrosa y violentamente a la cola de todo, estrujando la teta de los otros con el achaque del no tener y el descaro del rufián que saca la faca y pide la bolsa. Cazadores y recolectores versión tercer milenio.2

Nadie se los toma en serio. Aunque algunos saben aprovecharlos. No es casualidad que las bandas del SOC de Gordillo y Cañamero alarmen a la población y sean primera plana de noticiarios cuando el pantanal corruptor del psoe andaluz está compareciendo ante comisiones (forzadas) y tribunales. Maniobras de distracción y títeres de cachiporra.

Al fin y al cabo estos neo-bandoleoros son los principales beneficiarios de los pagos y subvenciones del pródigo sistema clientelista andaluz. Sería interesante saber cuánto cobran y cómo viven los 'jornaleros' de los Santos Lugares.

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