sábado, 24 de enero de 2009

Deo gratias!

Ya es oficial:
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Y me alegro.

Muy sabia, discreta y ponderadamente, el decreto de la Congregación de Obispos no nombra siquiera al difunto Mons. Lefèbvre principal autor del episodio incurso en la excomunión. Sin embargo, al decir expresamente que "...dichiaro privo di effetti giuridici, a partire dall'odierna data, il Decreto a quel tempo emanato", parece que comprende en él al susodicho Arzobispo Lefèbvre, puesto que el mismo estaba entre los penados por aquel decreto de excomunión, aunque ahora no se le cite.

Alguna vez he comentado que veía dificil la reconciliación de los lefebvristas si se acostumbraban (y ha sido un peligro real) a vivir y gestionarse independientes, al margen de la Iglesia Católica, con todas sus consecuencias. No sería la primera disensión intra-eclesial que termina de facto en cisma, con "jerarquía" separada y autónoma de Roma.

Pero también reflexionaba que sería una extraña y del todo incongruente y anómala contradicción: Clamar por la integridad tradicional de Roma y la Catolicidad y separarse/alejarse manifiestamente de ella. Un absurdo insostenible. Con el añadido de la dura y extrema pena de la excomunión pesando sobre los Obispos de la FSSPX, que ellos habrán sentido de forma especialmente aguda, por mor de lo mismo y su consecuente lógica.

Debe entenderse bien que el ecumenismo ad extra obliga a este primordial ecumenismo ad intra, más necesario. Si todo responde a ciertos "pasos" pautados y bien estudiados (el 1º el motu proprio de restauración de la Misa, el 2º este del levantameinto de las excomuniones) lo siguiente sería la incorporación de la FSSPX y sus fieles a la Iglesia, con una "inserción/acomodación" canónica "suficiente" (prelatura nullius?...???). Conque a esperar (sin dejar de rezar).

Ad bonum Ecclesiae!

+T.