viernes, 4 de abril de 2008

La maldad bellamente actualizada

Me habían comentado el éxito de una serie de tele sobre los Tudor, en no sé qué cadena, que yo no veo porque no la capta mi tele ni la tengo contratada. Pero soy tudorófilo empedernido y, por mi santo, me han regalado los dvdeses de la primera parte de la serie: Tres disquetes pornográficos.
Yes: Pornográficos porque enseñan teta de casi toda la que sale; y de los machotes, el culo si se puede. De cada dos escenas, una enseña carne. Con decir que hasta sale en pelotas el Cardenal Wolsey, ya se puede uno imaginar.

Es trampa, claro. Porque una serie con Tudores y cortesanos tudoreños con la cara aproximada que tuvieron, hoy no la soportaría sino dos o tres como yo. Yo que ví una serie, inglesa, sobre Enrique VIII y sus 6 wifes allá por 1977-78, que ya tendía a lo que en esta ha degenerado, pero que se comedía y le ponía caras aproximadas a los personajes.

Nada más facil que hacer pornografía a costa de gente tan re-putada como Enrique VIII y parte de su family & friends. Pero ponerle al Henry 8º de turno la cara porcina del Enrique Octavo real-regio que pintó master Holbein, no cuela. Así que se escoge a un pimpollo de gimnasio con ojos verde-verdelimón y morritos, y ya es más visible el producto. ¡Que digo visible! La peli es explosiva, sexy, crea adición y suscita clubs de fans, loquitas (y loquitos!) por Henry 8º Tudor. Es, mutatis mutandis, una especie de cirugía estética, que le pone carita de galán post-moderno al carnoso careto que tuvo el Enrique real-regio, y le cambia los ojillos porcinos y malvados por tentadores ojazos verde-verdelimón. Y resulta.

La reina Catalina, muy digna...y tan guapa morena que se parece a la rubísima hija de Dª Ysabel y Dº Fernando rien de rien. Wolsey, que tenía un barrigón de perfil que ocupaba dos tercios del cuadro que le pintaron, es un sesentón atractivo. Y los cortesanos más íntimos del rey, unos boys de pelis de acción. Las damas, delgadas (eso sí era así) y sensuales made in hollywood (eso nunca fue así), todas muy monas y nada parecidas a las descoloridas hembras de la época Tudor. Ni la mismísima Ana Bolena serviría hoy para actriz de relleno, porque era feíta (pero comparada con Jane Seymur, que era bizca, o con Ana de Cleves, que tenía pecas y picaduras en los dientes, fascinó al rey sobresaliendo entre otras re-putadas damas). La Ana Bolena de la serie es una muchachuela provocativa, más de jeans y piercing que de verdugado y corpiño, con pinta de quinceañera descarada.
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¿Más concesiones? Muchas. Por ejemplo, al maestro Thomas Tallis lo sacan mariconeando con uno de los cortesanos, en una turbadora historia con final trágico-reconvertible y una mandolina hecha trizas.
De la desvalorización del matrimonio y la familia, ¿qué diré? De la exaltación de la a-moralidad sin escrúpulos, ¿qué cuento?

Ejem! Sí: Me he visto los dvdeses. Ya he dicho que soy adicto a ciertos momentos de la Historia, y este es uno de ellos: La Inglaterra desde la Guerra de las Dos Rosas hasta la decapitación de Carlos I Estuardo, que me pirra. Pero no hago promoción de la serie. ¿Censuro su visión? Por supuesto: Ad usum Delphini, sellaba yo, si pudiera, muchas cosas. ¿Y por qué comento? Para criticar, para poner peros, para desacreditar, para señalar, para denunciar: Que no fueron así, que no fue así, que no se debe contar así.
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¿Más comentarios? El color y la fotografía, brillantes/espléndidos. El vestuario y el atrezzo-decoración-ambientación: Escandalosamente cateto made in Hollywood, capaz de revolver las tripas al que tenga un poco de idea, con mamarrachadas, abusos, incongruencias y anacronismos rabiosos...pero muy bien disimulados por una fastuosa puesta en escena. Yo sé que es dificil, pero tremendidades como ponerles librea con las armas de los Reyes Católicos a los servidores de Enrique Tudor, o vestir a Wolsey y a los personajes eclesiásticos (el Papa incluído) con los más disparatados atalajes, o sacar coches de punto acharolados como carrozas del siglo XV-XVI, y otras salvajadas por el estilo, da cuenta de la poca "clase" de la producción/dirección. Se nota demasiado que han alquilado el vestuario de tres o cuatro o cinco pelis historicas de estos últimos diez, quince o veinte años. Y se nota tela: No, no han contado con un Ang Lee, y se nota (por el que pueda notarlo).
Claro que la serie se destina al gran público adicto a seriales, no para el informado (que lo verá sintiendo la atracción por el tema y la repulsión por lo tratado).

¿Algo bueno? Sí: La secuencia de los acontecimientos está bien expuesta. Un chico espabilado puede sacar un concepto bastante aproximado a los hechos. No es un manual de historia, pero vale como aperitivo.

¿Y malo? Of course: La tendenciosa presentación/interpretación de la verdadera historia, poniendo de fascinante al malo, y de perversos en diverso grado de perversión, a los buenos. Particularmente la Iglesia sale tan mal parada como se puede temer en un trabajo así. Preparado para el golpe, lo resistí hasta las escenas en que presentan a Thomas More como un intransigente perseguidor-inquisidor-ejecutor de herejes (dulces y bondadosos luteranos, of course). Vomitiva muy en particular la escena en que queman a uno con tres obispos vestidos como en el pase de moda clerical de Roma de Fellini, y con More mirando complacido la quema (un detalle: Tomás Moro es uno de los pocos personajes con aproximación en la caracterización al tipo real; lo intrepreta Jeremy Northam, bastante discretamente).

Sí: Yo quemaría con gusto a una buena piara; pero yo no soy Sir Thomas More. Ultrajar/falsear la memoria de los grandes, es criminal. Peor que edulcorar con ojos verdes al aberrante Enrique VIII.

Por cierto - y para volver a la actualidad - hoy me he enterado que el Obama negrón guapetón ha llamado "castigo" a los hijos concebidos y no queridos, dejando muy claro que él, el negrazo atractivo de las elecciones made in USA, es abortista desde siempre y para siempre. Otro guapo encanallado.

Y volviendo a la serie, yo diría que es pornográfica, como decía. Como lo fue una época en la que los Santos perdían la cabeza por las re-puta-ciones de un reyezuelo con cara porcina (hoy reciclado en boy de gimnasio con morritos y ojos verde-verdelimón).

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